La OTAN ratifica los plazos de EEUU para concluir la guerra de Afganistán
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
RICARDO
MIR DE FRANCIA
El fin de la intervención extranjera en la guerra de Afganistán está un poco más cerca, después de que los aliados de la OTAN ratificaran ayer formalmente los plazos para transferir todo el peso de la seguridad al Ejército y la policía afgana. La declaración final de la cumbre define el proceso de transición como «irreversible» y afirma que se han tomado «pasos importantes» para asegurar la estabilidad de Afganistán y «evitar que vuelva a convertirse en un refugio de terroristas». Ese parece ser a estas alturas el objetivo de la misión, después de que la realidad se haya encargado de engullir otros designios más ambiciosos.
La cumbre de Chicago se cierra con muchas incógnitas sobre el futuro de Afganistán. Nada ha trascendido sobre los planes para negociar con los talibanes y el resto de facciones de la insurgencia, un requisito fundamental para que la guerra pueda acabarse tras la salida del grueso de las tropas internacionales en diciembre del 2014. Tampoco se han anunciado medidas para erradicar la corrupción rampante en el Gobierno prooccidental de Hamid Karzai que, el domingo, agradeció «a los contribuyentes estadounidenses» los miles de millones que están brindando a su país, dependiente en un 90% de la ayuda exterior.
El foco de la cumbre se ha centrado en cómo salir con dignidad del pantano afgano y en asegurarse que los 50 países que forman parte de la coalición seguirán financiando a las Fuerzas de Seguridad afganas (FSA) después del 2014. «Nuestras naciones y el mundo tienen un interés vital en el éxito de esta misión», dijo el presidente de EEUU, Barack Obama. «Confío en que podremos alcanzar ese objetivo hoy y cerrar esta guerra de forma responsable», añadió.
En verano del 2013, todas las provincias afganas quedarán ya bajo responsabilidad de las FSA y el trabajo de los militares de la coalición pasará a ser exclusivamente de formación y asesoramiento de los cerca de 350.000 miembros de las FSA, un número que se reducirá a 228.000 en 2015. Esta no era una cumbre para recaudar fondos, como recordó ayer el secretario general de la OTAN, Anders Foghs Rasmussen, pero Washington ha presionado hasta última hora para asegurarse que sus aliados cumplirán con la parte que les toca en la financiación de las FSA.
No es ningún detalle menor porque ellas solas tendrán que hacerse cargo muy pronto de los talibanes, la red Haqqani o Hezb-I-Islami, los principales grupos de la insurgencia, a los que medio mundo ha sido incapaz de derrotar en 11 años. Pese al drama social y presupuestario que vive Europa, varios países se han comprometido a pagar parte de la factura. Gran Bretaña ha prometido 100 millones de dólares anuales; Italia, 120; Turquía, 20.
La aspiración de EEUU es que sus aliados cubran unos 1.300 millones de los 4.100 que considera necesarios al año. Kabul debería también contribuir con unos 500. «No puedo decir que nos hayamos quedado cortos en términos de financiación», respondió Rasmussen a una pregunta que sugería lo contrario. «Creo que estamos en el camino adecuado para llegar a los 4.000 anuales».
DECEPCIONES/ La cumbre deja algunas decepciones notorias como el fracaso respecto a un acuerdo con Pakistán para que reabra las rutas de suministro entre Karachi y la frontera afgana. La ruta que utiliza la OTAN desde noviembre, cuando Islamabad cerró sus fronteras en protesta por la muerte de algunos de sus militares, obliga a hacer un recorrido larguísimo a a través de varios países de Asia Central. Una ruta que casi triplica los costes, según elWall Street Journal. «Sería un reto logístico bastante importante si al final tenemos que retirar a nuestras tropas sin las rutas paquistanís», dijo Rasmussen.
Como protesta por la reticencias paquistanís a cerrar el acuerdo, Obama no se ha reunido con el presidente, Asif Ali Zardari, a quien solo ha recibido la secretaria de Estado, Hillary Clinton. En cuanto del futuro de la Alianza no ha habido esta vez reprimendas de los generales de EEUU al menguante gasto militar de Europa en Defensa. Un gasto que no es tan pequeño como tiende a vender el Pentágono, ya que según el Atlantic Council, equivale al presupuesto militar de EEUU antes del 11-S. Tampoco se ha cerrado todavía la adhesión a la OTAN de Madedonia, Bosnia, Georgia y Montenegro.
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