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"La vicepresidenta Yolanda Díaz y 'El manifiesto comunista'"

La vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz

La vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz / David Castro

Es valiente, honesto y también extraordinariamente utópico declararse abiertamente comunista como ha hecho la vicepresidenta Yolanda Díaz al prologar una edición reciente de 'El manifiesto comunista', que ha tratado de releer relativizando lo radical de sus planteamientos diciendo que es una proclama política para enardecer y no una doctrina.

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Lo de la dictadura del proletariado, aunque no esté en el escrito, es una realidad refrendada por los hechos. El materialismo histórico y el dialéctico lo han refrendado donde han gobernado los aspirantes a “tomar el paraíso por asalto”, la contribución de Lenin a la utopía marxista. A partir de aquí se le llamó 'marxismo leninismo', o sea, el comunismo real.

También la tesis se redondea con la necesidad de que para llegar al estadio final del comunismo, donde “de cada quién según su capacidad y a cada cuál según su necesidad”, lo que se llamó el “hombre nuevo”, no era posible si no se triunfaba a nivel mundial, porque era necesario que no existieran contradicciones en las políticas aplicadas en la práctica del reparto de los frutos de la economía, ni la propensión a la corrupción, desmintiendo el axioma de “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". O sea, que no puede cohabitar con el capitalismo, porque contamina el ambiente con su consumismo impidiendo que prevalezca la moral socialista del igualitarismo.

Un auténtico paraíso en la Tierra, poblada de hombres nuevos, más justos que los santos del panteón católico. Aquellos cuya motivación son solo los estímulos morales; los materiales, al estar satisfechos por el Estado, no ocasionarían conflictos de egoísmos. Si esta es todavía la creencia de Yolanda Díaz, con sus buenas formas, que se agradecen y la ponderan como política moderada, no se puede esperar que mantenga consensos a largo plazo con las políticas del PSOE, que ya eliminó oportunamente el marxismo de sus estatutos y de sus políticas económicas de un Estado hipertrofiado.

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