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Llevo varios días leyendo las muchas opiniones que se desencadenaron por la carta que envió Raquel Aguilar en la que admitía que era una persona impuntual. Siendo sincera no soporto la gente que llega tarde, es algo que me pone muy nerviosa, si que es cierto, que en algun momento yo también he podido llegar tarde, pero por lo general soy muy puntual y siempre soy la que espera en el grupo.
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Después de leer las críticas que ha recibido Raquel, quiero creer que si llega tarde es con sus amigos,con su grupo de confianza, pero que si por lo contrario tiene una entrevista de trabajo o directamente tiene que ir a trabajar, dudo mucho de que llegue tarde, porque una cosa es sentirse libre cuando no tienes ciertas responsabilidades y la otra es ser una irresponsable o maleducada, como la califican muchos.
Al igual que ella, soy joven y no por ello debo ser una maleducada. En mi día a día, me he cruzado en demasiadas ocasiones en las que los jóvenes parecen tener más educación que los mayores, que tanto nos critican. Sin ir más lejos, cada mañana cuando cojo el metro suelo encontrarme a una mujer embarazada y sin estar en los asientos reservados le cedo siempre mi asiento, por muy cansada que yo pueda estar. Después de muchos días sigo esperando a que algún adulto ceda su asiento, pero lo peor es que como este caso podria nombrar muchos más.
Así que, a pesar de no soportar la impuntualidad creo que no debemos calificar de maleducada a alguien que ni conocemos y no sabemos nada de ella, porque comentarios descalificativos como los que ha recibido dicen mucho más de quien los hace que de Raquel y su impuntualidad.