"Las medidas de eficiencia energética nos traen nuevos tiempos de oscuridad"

La aplicación de las medidas de eficiencia energética comportará que el alumbrado de los escaparates deba mantenerse apagado a partir de las 22 horas. Ello incidirá en el reclamo lumínico incentivador de la venta de artículos en plena temporada turística. En los restaurantes, cafeterías y hoteles deberá establecerse una refrigeración no inferior a 27º C, lo que, en zonas tórridas, resultará incómodo, molesto y puede que hasta insoportable para los comensales y clientes, amén de que no se contempla aquilatar las exigencias reglamentarias a la afectación del grado de humedad.

Las irreflexivas alegrías de algunos, el derroche durante estas ansiadas vacaciones, pueden pasarles hiriente factura en un otoño que se vaticina con muchas limitaciones y estrecheces ante la falta de previsión de ahorro y con temibles recortes que, una vez más, sufrirá la clase media. Agárrense que vienen curvas. Estamos en un momento de una elevadísima incertidumbre, en el que no es descartable entrar en recesión ecónomica. Un IPC galopante, aumento de préstamos personales por no llegar a fin de mes, inusual incremento del desempleo en julio, exponente del retraimiento en la contratación, caída estrepitosa en el sector de automoción, descenso en la comercialización inmobiliaria, etcétera.

En el inmediato horizonte sombrío se divisan nubarrones, y no parece que anuncien las esperadas lluvias que palíen la severa sequía, más bien restricciones del consumo de agua. Se otean tiempos de oscuridad: calles y monumentos carentes de alumbrado, con sensación de inseguridad ciudadana. Tiempos de tristeza, de melancolía y hasta de pobreza. Deberemos concienciarnos de que viene una etapa muy difícil con profundos cambios sociales. Por el retrovisor veremos cómo se aleja de nuestra nostálgica mirada el Estado de bienestar que conocimos en tiempos de bonanza.