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"Dejen de culpar a los jóvenes de su propia precariedad"

Imagen de archivo del salón inmobiliario de Barcelona

Imagen de archivo del salón inmobiliario de Barcelona / Joan Cortadella (El Periódico)

Cuando se oye hablar a alguien de 'cultura del esfuerzo' en un discurso vacío y señalando de manera inquisitoria a los jóvenes, no puedo sino cabrearme. Es cierto que nuestros abuelos, y nuestros padres, nuestros mayores en definitiva y en el sentido amplio de la familia (no los de todos, que quede claro) contribuyeron en la constitución de un estado democrático como el de hoy, y a que tengamos las libertades de las que disfrutamos (con derechos y deberes) en el presente. Eso no quiere decir que nosotros, los más jóvenes y no tan jóvenes, los que estábamos en el instituto y en el colegio cuando la crisis de 2008, no estemos trabajando y luchando por mejorar las cosas: derechos de las mujeres, derechos LGTBI+, conciencia medioambiental y animal… proseguimos con nuestras vindicaciones muchas veces en condiciones más precarias y con menos independencia de la que tuvieron nuestros padres cuando tenían 20 o 30 años.

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Hoy, pagar un alquiler cuesta proporcionalmente más. Hoy, pagarse una hipoteca y cumplir las condiciones se hace mucho más cuesta arriba. Hoy, las posibilidades de comprar a plazos una vivienda nueva, sea protegida o no, es más complicado, porque hay mucha menos oferta y los suelos fueron explotados en las décadas de los 80 y 90 y la primera década de los 2000, sin mirar los límites de los recursos. El porcentaje que se puede ahorrar de nuestros ingresos es menor, porque proporcionalmente nuestros sueldos son también menores.

Señoras y 'señoros' de 40 (no todos), dejen de mirarse el ombligo, de agrandar la crisis intergeneracional y de culpar a los jóvenes de su propia precariedad. Nosotros no teníamos edad de votar cuando se decidieron las políticas que están mermando nuestra calidad de vida y que mermarán la de vuestros hijos (a lo mejor cuando sus descendientes salgan al mercado laboral se darán cuenta y se unirán a las reivindicaciones de los pensionistas, de nuestros padres y de los que llevamos poco en el mercado laboral).

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