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Creo que no puedo más

La ciudad de Barcelona bajo nubes de tormenta

La ciudad de Barcelona bajo nubes de tormenta / Jordi Cotrina

Hoy es el tercer día que no sale el sol. Veo por la ventana las nubes como se mueven. Algunas corren más que otras y detrás hay muchas más que las siguen, bien apretadas. Creo que no puedo más. No sé si es por esta manta gris que no se acaba nunca o por los días que llevo encerrada en casa. A un lado de mi piso da el sol por la tarde, y justo abajo está el pequeño jardín de mis vecinos. A veces hablo un poco con ellos desde el balcón, Ramón, Ingrid y Joaquina. "¿Qué, cómo va? Bueno, tirando, qué le vamos a hacer...." Decimos las cosas que se dicen cuando no sabemos qué decir pero queremos decir mucho, o las cosas que se dicen cuando queremos decir tantas cosas que sabemos que, si empezamos no tendríamos suficiente con solo un rato, se nos echaría la tarde encima y nos quedaría la comida para hacer o la ropa para tender.

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Justo ahora miro el tiempo que hará mañana, el móvil con sus métodos para saberlo todo anuncia que mañana habrá nubosidad variable, con algo de lluvia. Nada de balcón, nada de sol y nada de saludar a los vecinos. Tengo un poco de ganas de llorar. Pensar en lo que vendrá no ayuda. Las noticias continuarán hablando sobre la tasa de desempleo que se espera cuando se levante el estado de alarma, el número de muertes y el malestar de los autónomos.

Hay un principio matemático infalible de lo que resulta una verdad absoluta: Confinamiento + 4 días de espesor en el cielo + dosis intermitentes de móvil = desesperanza integral. Solo me queda pensar que no soy la única y que quizás somos unos cuantos mirando por la ventana las nubes como se mueven.

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