"Echo de menos un debate político desapasionado, sin posiciones sectarias"

Cada uno cree en lo que quiere creer. Esta es la conclusión que yo he sacado desde que empezó esta desgraciada pandemia que está asolando nuestro país, y el mundo entero.

He tenido oportunidad de debatir con diferentes personas, incluidos lectores de este mismo diario, sobre la gestión que ha hecho este gobierno de la pandemia por covid-19.

Los que tienen ideas conservadoras achacan todo el mal a este Gobierno, y los que tienen ideas más de izquierdas o progresistas, defienden la gestión del gobierno de coalición con uñas y dientes.

Lo que me preocupa es que encuentro muy pocas opiniones intermedias, desapasionadas, que sepan ver las cosas en su justa medida. El sectarismo que mencionaba muy justamente el señor Jordi Querol en su última carta en esta sección.

Y cada sector polarizado me da datos que concuerdan con sus ideas, ya sean filósofos, intelectuales, médicos o epidemiólogos, para corroborar sus propias ideas y así darse la razón a sí mismos.

El debate queda cada vez más empobrecido, y como decía el señor Querol, llega un momento en el que ya no dejan hablar a uno, si no piensas igual. La libertad de expresión, pero sobre todo de pensamiento, es fundamental. Yo personalmente opino que este Gobierno no gestionó del todo bien la pandemia, que lo del 8-M no fue lo más sensato, a pesar de que algunos me dan reseñas de epidemiólogos que dicen que aquello fue residual. Yo también he leído a otros epidemiólogos o catedráticos decir que lo del 8-M fue una locura.

O echan la culpa de la gestión a la Comunidad de Madrid, que es del PP. Cada comunidad tendrá que rendir cuentas de su gestión, pero en mi opinión, también ha evidenciado las carencias de lo que es el Estado de las autonomías, y a lo mejor habrá que revisarlo.

En fin, yo no criminalizo a este Gobierno, pero sí que utilizo mi libertad de expresión y de pensamiento para criticar lo que creo que ha hecho mal. Pero eso algunos no lo entienden, cerrados en su sectarismo.