La belleza de los patios

Los patios cordobeses con sus macetas de flores, de mil colores, que los vecinos cuidan y engalanan con mil amores, son el disfrute para la vista de visitantes españoles y extranjeros, donde la palabra mimo significa cuidado exquisito. Antaño otros patios del Madrid castizo, eran el desahogo para el cotilleo de las vecinas apoyadas en el resquicio de sus ventanas, que tomaban un descanso, para dar paso al dicho “donde mueren las palabras nace la música”. En este caso, el cante de la vecina con voz de nácar, que reemplazaba el cotilleo por el silencio de sus vecinas, prestas a escucharla con deleite, ya que en aquel entonces no existían la multitud de ingenios de audio que hoy existen.

Una voz que bordaba las letras de “ya se metió la luna, luna, lunera, ya abierto su ventana la piconera, mare, y el piconero va a la sierra cantando con el romero" y le seguían otros como “era Antonio Vargas Heredia el gitano, el más arrogante y el mejor plantao, de tos los contornos de Sierra Morena, no lo hubo más güeno, más guapo ni  honrao". A la cantaora le encantaba cantar, auto escucharse, y era consciente de la admiración y el deleite de sus convecinas. Tal vez hoy, en algún sitio, siga existiendo ese tipo de confraternidad entre vecinos y familias, que nunca debiera perderse. La música y el cante han sido y son motivos para la amistad entre jóvenes.

Verde que te quiero verde, verde viento verdes ramas, el barco sobre la mar, el caballo en la montaña, unas balas asesinas, quebraron tu voz de nácar, tus sentimientos maestro, siempre estarán en las almas, de aquellos que deleitaste, con tus versos de cantares y guitarras.