"Aprender a escuchar a quien huye de su tierra es clave para combatir el odio y el racismo"

El sueño de un país que pueda ofrecer oportunidades para una vida mejor es lo que llena de coraje a los que toman la decisión de abandonar su propia tierra natal para ir en busca de una serenidad que se desea desde hace mucho tiempo.

¿Cuánto coraje se esconde detrás del día en que se decide dejarlo todo? La tierra que hasta ese momento ha sido refugio, envoltura de amor, familia, que lamentablemente no es compatible con los sueños.

Qué pena que en la maleta no quepa todo lo bonito que llena el alma: solo algunos objetos para sobrevivir. La maleta de la vida, que se intenta organizar y que en cualquier momento lo desconocido puede deshacer. Qué razones tan fuertes hay que tener para arriesgarlo todo y emprender un viaje con destino incierto: será este un encuentro con la muerte o con la tan deseada llegada al país de las oportunidades.

El día de la salida ha llegado: en ese momento es cuando se tiene la plena conciencia de lo que se va a dejar atrás. ¡Cuánto coraje hay que tener para esperar que una nueva tierra pueda regalar más perspectivas que la tierra natal!

Cada kilómetro de distancia hace que la nostalgia por haber dejado a los seres queridos vaya aumentando. Son los mismos kilómetros que los acercan a lo ignoto, a la conciencia de que hay que adaptarse a lo diferente: tampoco tiene que ser fácil, pero a quien ya conoce el infierno, nada lo puede detener.

El comienzo de una vida nueva es un desafío que requiere tener razones muy fuertes para sumergirse en el mar de la improvisación, hecho de cultura, estilo de vida, manera de pensar diferentes. Son viajeros que en la maleta llevan sus historias, y en aprender a escucharlos se encuentra la clave para combatir el odio y el racismo.