Alimentación

Alimentaria 2024 | La factura mundial de comer mal: 9,2 billones de euros al año

Las políticas alimentarias actuales tienen costes 'ocultos' sobre la salud y el medio ambiente, alertan los expertos

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Degustación de los nuevos salmorejos de la marca García Millán en su estand en el salón Alimentaria 2024.

Degustación de los nuevos salmorejos de la marca García Millán en su estand en el salón Alimentaria 2024. / JORDI COTRINA

María Jesús Ibáñez

María Jesús Ibáñez

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Producir los alimentos que come diariamente la población mundial genera unos costes 'ocultos' para la salud y para el medio ambiente que los expertos cifran en más de 10 billones de dólares (en torno a 9,2 billones de euros) al año, un gasto que se produce "porque se aplican políticas alimentarias ineficientes y fragmentadas", aseguran los economistas y científicos participantes en un estudio elaborado por la Food System Economics Comission. Esta organización independiente estudia desde hace unos años cómo transformar nuestra forma de comer para que en 2050 se puedan alimentar los 9.800 millones de personas que habrá para entonces en el planeta.

Con esos especialistas trabaja el profesor Walter Willet, investigador en la facultad de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, que este miércoles ha intervenido en el Congreso Internacional sobre la Dieta Mediterránea, celebrado en el marco de la feria Alimentaria de Barcelona. Aunque el enfoque de su charla ha sido sobre todo sanitario -ha hablado mucho de los efectos de la dieta sobre la diabetes, el colesterol y el riesgo de sufrir un infarto-, Willet ha sido tajante a la hora de poner datos al impacto económico que tiene llevar una alimentación adecuada, con una cantidad equilibrada de carne roja y una dosis diaria de lácteos, además de verduras, frutas, legumbres, pescado y frutos secos.

"Una dieta correcta permite, por ejemplo, reducir en un 29% la emisión de gases de efecto invernadero y ayuda a ahorrar un 13% en agua de riego, porque se evita el despilfarro de recursos desde el principio de la cadena alimentaria", ha subrayado. La disminución en el uso de fertilizantes es del 21% y en el uso de la tierra, del 51%, ha añadido. El caso es que el sistema alimentario actual, que incluye la producción y la distribución de alimentos a una población en crecimiento, tiene unos costes 'ocultos', incluidos los causados por la malnutrición y la desnutrición, la pérdida de productividad y el daño ambiental, que se estiman en el equivalente al 10% del PIB mundial anual, una cifra que superior a la del propio sistema.

Willet fue uno de los impulsores de la dieta EAT-Lancet o dieta de salud planetaria, una iniciativa surgida alrededor de la revista científica 'The Lancet', que instó a expertos en economía del cambio climático, salud, nutrición, agricultura y recursos naturales a elaborar una pauta alimenticia base a partir de la cual se podrían adaptar las cocinas de distintas culturas y tradiciones, no solo la mediterránea. Esta pauta, basada en una dieta estándar de 2.500 calorías diarias para los adultos, se publicó en 2019, pero ahora va a ser revisada, ha explicado el profesor de Harvard, "para corregir algunas cuestiones como las derivadas de la pandemia de covid-19, que puso sobre la mesa el riesgo de que surjan nuevas enfermedades infecciosas". "También se intentará insistir en la urgencia de una gran transformación alimentaria mundial, visto que las injusticias y las desigualdades del sistema alimentario han aumentado", ha agregado.

Degustación de caldo en el estand de la marca Aneto en el salón Alimentaria 2024.

Degustación de caldo en el estand de la marca Aneto en el salón Alimentaria 2024. / JORDI COTRINA

Cómo comer

El propósito de esta dieta flexible es proporcionar criterios o guías sobre diferentes grupos de alimentos que en conjunto constituyen una dieta óptima para la salud humana y la sostenibilidad ambiental. "Es una dieta basada en plantas en la que los cereales integrales, las frutas, las verduras, las nueces y las legumbres constituyen una mayor proporción de los alimentos consumidos", ha subrayado Willet, que ha recordado, sin embargo, que "la carne y los lácteos son partes importantes de la dieta, pero en proporciones significativamente menores a los otros alimentos y sobre todo, en cantidades inferiores a las que se consumen actualmente en los países occidentales".

Para llegar a la pauta recomendada de 2.500 calorías que un adulto necesita al día (una cantidad que varía según la edad, el sexo, los niveles de actividad y los perfiles de salud de cada individuo), se tendría que duplicar el consumo actual de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales y reducir en más del 50% el de azúcares añadidos y carne roja (principalmente en los países más ricos). "El consumo excesivo es un desperdicio de alimentos con costes tanto para la salud como para el medio ambiente", ha sentenciado el profesor.

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