De Rosalía al BCE, arte y ciencia con sello español

Torre Cube I es un rascacielos en Guadalajara (México), que mide 70 metros de altura y está en una zona de elevada intensidad sísmica. Construido entre 2002 y 2005, incluye tres bloques verticales de hormigón armado capaces de soportar los terremotos y de actuar como sostén en caso de crisis. Para Carme Pinós, arquitecta catalana autora de la torre, el edificio también fue el pilar al que se acogió tras el divorcio del que era su marido y hasta ese momento socio de estudio, Enric Miralles. Él quería que continuaran trabajando juntos, pero ella prefirió en solitario, convirtiéndose en 1991 en una de las pocas arquitectas españolas en contar con un estudio propio. 

«Deseaba independizarme desde el momento en que nos separamos. Yo quería trabajar a mi ritmo. Me costó porque en ese momento éramos muy pocas arquitectas. Pero no me gusta la victimización. Salí adelante, sobre todo al principio por el apoyo internacional», recuerda Pinós (Barcelona, 1954), que siente devoción por Cube I, cuya maqueta forma parte de la colección permanente del MoMa de Nueva York «Fue un punto de inflexión en mi carrera. El cliente me otorgó su confianza y a raíz de ahí ya pude desarrollar mis obras en otros lugares», añade la Premio Nacional de Arquitectura 2021. 

Pinós, también autora del centro histórico de Barcelona que comprende la Plaza de la Gardunya, la Escuela de Arte Massana y la fachada posterior del Mercado de la Boquería, ha conseguido hacerse un sitio en la arquitectura. Esta última es para ella él ámbito en el que los ciudadanos «desarrollamos nuestra sociabilidad, que nos ayuda a relacionarnos. Por ello debe ser a escala humana».

La arquitecta es una de las 25 profesionales españolas a las que EL PERIÓDICO ha identificado por ser referentes en sus ámbitos y contribuir al progreso de las personas sin dañar el planeta. Muchas de ellas pasan inadvertidas y están infrarrepresentadas en el debate público del país. Abogadas, arquitectas, ingenieras, economistas, investigadoras, editoras, financieras y directivas y empresarias familiares de todas las edades y procedencias. Con su trabajo, contribuyen al avance del arte, la ciencia y la economía en España. Ellas han creado, participado o impulsado proyectos y personas vinculados al arte, la ciencia y la economía, como Rosalía (Sony Music, Blanca Salcedo), el telescopio James Webb (Begoña Vila), Jon Fosse (Núria Cabuti, Penguin Random House), el Super Computing Center (Marta Melé), la Sagrada Família (Aina Juliol), Calvin Klein (Eva Serrano) o la Facultad de Medicina Icahn (Mount Sinai, Ana Fernández-Sesma), entre otros.

Mercado laboral

Como Pinós, Pilar Menor también ha crecido en solitario. Ella, nacida en Madrid en 1972, es la socia senior en España y la codirectora mundial de laboral del despacho internacional DLA Piper. «De joven entré en un despacho y monté el departamento de derecho laboral. Lo hice sin ser socia y sin otro laboralista en el bufete. Conseguí que la unidad fuera rentable y representé una historia de éxito», indica Menor, que de ahí ya iniciaría un ascenso imparable, compatible con una maternidad de riesgo (tuvo mellizos después de los 40). Con todo, de lo que está orgullosa es de ser parte del derecho del trabajo. «La pandemia convirtió a los abogados laboralistas en trascendentales, con los expedientes de empleo temporales y con el Boletín Oficial del Estado echando humo. Ahora, además, se nos pone en valor por la carrera hacia la sostenibilidad de muchas compañías, que defienden un capitalismo responsable, y por la importancia del diálogo social, que es clave en un momento como el actual». 

Menor es una de las pocas mujeres que ocupan puestos de primer nivel en el mundo jurídico en España, igual que Cristina Camarero, socia directora del despacho internacional Ontier en España. «Hoy el ascenso al liderazgo no es una cuestión de género sino de mérito y de interés. Por eso, le he de reconocer que me produce cierto desánimo comprobar que el debate no se encuentra zanjado a estas alturas. Soy una convencida de que las mujeres tenemos mucho que aportar. Si la sociedad en general tuviera claro lo anterior, se le dedicaría más tiempo a dar visibilidad a muchas mujeres que desempeñan papeles relevantes y que, en muchos casos, pasan desapercibidas», añade Camarero (Málaga, 1978). En su opinión, «podemos y debemos dar más visibilidad a todas las mujeres que tienen cosas que aportar, que son numerosísimas.Quizá ellas no le dedican demasiado tiempo a dar visibilidad a lo que hacen porque están extraordinariamente ocupadas», afirma la responsable de Ontier, que antes de desempeñar su puesto actual fue socia de litigación y arbitraje del bufete, cargo al que llegó embarazada de siete meses, de su tercer hijo. 

Robótica

El emprendimiento es una actividad tan exigente como la abogacía e igual de esperanzadora en los avances que logra, sobre todo en el área tecnológica. Rita Almela lo sabe bien. Fundadora de la empresa de robótica Redwoods Dynamics, preside la Asociación Española de Directivos en Catalunya y es miembro de la junta directiva del Cercle d’Economía, además de consejera de CaixaBank Payments & Consumer. «Toda la automatización que podamos añadir a las empresas genera más valor y más eficiencia. Y vamos a ver mucha más en el futuro. Quitará puestos de trabajo a corto plazo, sí, pero también a muy corto y medio plazo permitirá a las personas centrarse en otras aportaciones  vinculadas a la estrategia o la creatividad, por ejemplo», añade Almela (Barcelona, 1983).

Nuria Chinchilla, profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones del IESE, resume el valor de las profesionales identificadas por EL PERIÓDICO. «Son líderes que con su trabajo están construyendo la sociedad y cambiando el mundo».

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