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Del erte del covid al erte climático

Obreros y agricultores, héroes en la ola de calor

Obreros y agricultores, héroes en la ola de calor / EFE / Miguel Ángel Molina

Gemma Martínez

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El otoño parece estar en vías de extinción. Así lo apuntan las altas temperaturas registradas en septiembre y las que se avecinan en este octubre recién nacido. Ese nuevo dios llamado Aemet ve factible que se bata el récord de temperatura máxima jamás medida en España en esta época del año y pronostica que realizará avisos por calor por primera vez desde que, en 2016, estrenó el plan nacional de predicción y vigilancia de fenómenos adversos. El calentamiento global que no descansa, como tampoco lo hace de momento la sequía persistente que sufre parte del país. 

Esta situación climática, cada vez menos excepcional, corre el riesgo de convertirse en estructural y afecta ya no solo a la salud, sino a todos los ámbitos de nuestro día a día, desde el trabajo al ocio. Los episodios de temperaturas extremas cada vez más intensos y frecuentes obligan a repensar las condiciones del mercado laboral, sobre todo en el ámbito de la prevención, como muy bien explica Gabriel Ubieto en nuestro último informe Con P de Planeta.

El reto es mayúsculo tanto para empresas como para trabajadores y administraciones públicas, que tienen que adaptarse a un riesgo creciente. Es momento de nuevos protocolos para los nuevos récords de calor. Limitar la jornada de trabajo de las personas que trabajan en la calle o en el exterior, reorganizar horarios, aplicar ertes climáticos –como ya hubo covid– para olas de calor o tormentas imprevistas y dar incentivos desde lo público son solo algunos ejemplos que ya están permitidos en la legislación y que pueden perfeccionarse. 

La cuestión no es baladí. La Organización Internacional del Trabajo calcula que el estrés térmico asociado al aumento de las temperaturas reducirá las horas de trabajo hábiles y en 2030 se podría producir una pérdida de productividad equivalente a 80 millones de empleos. Es urgente evitarlo y antes de que muera el otoño.

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