Juicio en curso

Los Rubiralta auguran un "desastre" en Celsa si sus acreedores toman el control y estos ya buscan nueva cúpula para la siderúrgica

Viaje al corazón de acero de Celsa | MULTIMEDIA

Estalla la guerra entre Celsa y los fondos acreedores

Imagen de la acería Celsa en Castellbisbal.

Imagen de la acería Celsa en Castellbisbal. / Ferran Nadeu

Gabriel Ubieto

Gabriel Ubieto

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El juicio para decidir quien controlará el gigante siderúrgico Celsa ha empezado este lunes en el juzgado de lo mercantil número 2 de Barcelona. La familia Rubiralta, fundadores de la compañía hace 56 años y que actualmente mantiene unos 10.000 empleos directos en toda España, se mide contra sus acreedores, como Sculptor, CVC, SVP, Golden Tree, Cross Ocean y JP Morgan. Estos han invocado la ley concursal para apartar a la actual dirección y hacerse con la propiedad de la compañía. 

El futuro de un auténtico gigante empresarial está en juego. Cada mes, en pagos, mueve entre 500 y 600 millones de euros solo en pago a proveedores. En 2022 facturó un total de 6.084 millones de euros y alcanzó un resultado de explotación de 867 millones de euros.

El problema es que ese entramado acumula unos elevados niveles de deuda: 2.700 millones de euros, de los que 2.200 millones están en manos de fondos de inversión internacionales. Si este grupo empresarial continuará siendo familiar y con su centro de decisiones en Catalunya se decide estos días en la Ciutat de la Justícia. 

Las deliberaciones judiciales han empezado este lunes y se alargarán durante toda la semana, hasta que el próximo martes el magistrado responsable, Álvaro Lobato, recopile las conclusiones y dicte el “visto para sentencia”. La primera jornada ha discurrido entre la defensa de los Rubiralta, que han azuzado el miedo a un potencial “desastre” si los fondos acreedores se hacen con el control de la compañía. 

Por su parte, los acreedores han tratado de construir una imagen seria de si mismos, que creen en el proyecto industrial y que no hacen todo esto para cobrar, vender al día siguiente e irse a otra cosa. Por activa y por pasiva han reiterado que su intención es no modificar un ápice el rumbo industrial de la compañía y que lo único que ambicionan es cobrarse la deuda -cuyo plazo de pago está vencido- y hacerlo mediante lo más valioso que tienen los Rubiralta: la propiedad de Celsa.

Durante la vista de este lunes uno de los fondos ya ha anunciado que están ultimando la configuración de un nuevo consejo de administración, que sustituirá al actual si la justicia falla a favor de ellos y obliga a los Rubiralta a traspasarles el 100% de la propiedad.

¿Cuánto vale Celsa?

El magistrado del número 2 de lo mercantil de Barcelona deberá decidir si procede o no aplicar la ley concursal y autorizar a que los acreedores se cobren la deuda con Celsa y transformen gran parte de la misma en acciones, para así quedarse con el 100% de la propiedad de la siderúrgica. La clave judicial es: ¿Cuánto vale actualmente Celsa? Pues si su valor es superior a la deuda existente, la familia Rubiralta podrá retener la propiedad. Si vale menos, la perderá.  

"No me cabe ninguna duda [de que Celsa es una empresa solvente]", dice la defensa.

Las partes han presentado sus propios informes sobre esta materia. Los fondos de inversión se apoyan en el elaborado por Lexaudit, quien actuó como mediador en el proceso judicial -del que Celsa trató sin éxito de excluirlo- y tasó la empresa en entre los 2.400 y los 2.800 millones de euros. Sin embargo, Celsa presentó sus propios informes, elaborados por Lazard y AZ Capital, que valoraban la empresa en 6.000 millones de euros. "No me cabe ninguna duda [de que Celsa es una empresa solvente]", ha remarcado el consejero independiente de la actual cúpula del gigante siderúrgico Xavier Pujol

Objetivo: apartar a los Rubiralta

"No hemos dejado de confiar en el grupo Celsa, sino en el accionista", ha afirmado el representante del fondo Scultor. "Para nosotros es muy importante que haya una junta directiva competente que responda ante sus accionistas", ha declarado el representante de Deutsche Bank. “Tenemos previsto nombrar un consejo de administración independiente con gente de renombrado prestigio que le preocupe Celsa", ha dicho el del fondo SVP.

"Nombraremos un consejo con gente de renombrado prestigio a la que le preocupe Celsa", dicen los fondos.

Los Rubiralta han mantenido durante los últimos años una expansiva política de adquisiciones que les ha permitido consolidarse como el líder español en acero. Algo para lo que han precisado -bajo la batuta Francesc Rubiralta, hijo del fundador- de grandes inyecciones de capital vía créditos, que contrajeron primero con entidades bancarias y que luego estas se lo revendieron a fondos de inversión. Las negociaciones para refinanciarlos a medida que iban venciendo no han fructificado y han acabado en los juzgados.

Si bien al principio Francesc Rubiralta rechazó transformar parte de la deuda en acciones y ceder a los fondos la entrada a la propiedad, con un 49% de las participaciones; acabó aceptando. Mas ya era tarde y estos apuntaban al 100% del capital. Entre medias, Rubiralta negoció con el Gobierno préstamos a condiciones accesibles por valor de 550 millones de euros, pero a cambio de que los fondos de inversión aceptaran una quita. Algo que no ha sucedido, hasta la fecha. 

"Trabajar con los fondos da miedo"

"Trabajar con los fondos da miedo. […] El negocio de estos señores es vender y querrán seguir vendiendo", ha declarado en sede judicial el vicepresidente de Celsa, Francesc Mesegué. Parte de su estrategia de defensa ha pivotado sobre la confianza que la presencia de los Rubiralta insufla entre los socios y proveedores del entramado empresarial en el que se mueve Celsa. Si los fondos se quedan con el grupo “el riesgo automáticamente aumentará, porque los fondos dan miedo, […] pueden hacer cosas no usuales y eso va a quebrar la confianza", ha insistido. 

Por contra, los diferentes representantes de los acreedores han insistido en que el proyecto industrial -del que salieron en defensa tanto la Generaltiat como Foment del Treball- es de su agrado y lo único que aspiran a cambiar es la actual cúpula. "La parte industrial en principio no cambia, [...] la intención es mantener los puestos de trabajo y las condiciones", ha afirmado el analista de SPV.  

El representante de UGT citado ha sido preguntado por el juez si prefería que la propiedad la conservara la familia Rubiralta o pasara a los fondos. "Yo defiendo los puestos de trabajo. [...] No puedo saber qué harán [los fondos], pero sí que se lo que han hecho otros en otras empresas. Y hay inquietud entre los trabajadores", ha afirmado.