La autovía A-27 entre Valls y Montblanc por el túnel de Lilla estará lista en 2023

La tercera visita a Catalunya en cinco días de la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), Raquel Sánchez, ha sido este viernes a Tarragona. El plato principal ha sido el anuncio de que el tramo de la autovía A-27 entre Valls (Alt Camp) y Montblanc (Conca de Barberà) entrará en funcionamiento en 2023. La peculiaridad de este recorrido de solo cinco kilómetros es que incluye el reclamado túnel de Lilla (de 1,5 kilómetros), que permite un ahorro considerable de tiempo respecto a la actual N-240.

Sánchez ha asegurado que "en cuatro años las obras del túnel de Lilla han pasado de ser un proyecto casi olvidado a ser una realidad", ya que la perforación de la galería comenzó en 2019. La inversión estatal, ha cifrado, es de 143 millones de euros. La titular del Mitma ha calificado de "reto" este tramo de autovía por su elevada "complejidad técnica" porque, además de contar con tres viaductos, hay que atravesar materiales muy distintos y esto dificulta la ejecución de las tareas.

La crisis y la burocracia

Tras criticar nuevamente, como ya hizo el jueves en la conferencia en Barcelona del Cercle d'Infraestructures, el déficit inversor del Gobierno del PP en Catalunya, Sánchez ha subrayado que esta reivindicada obra que evita la antigua N-240 "sufrió la parálisis de la crisis y la lentitud burocrática para autorizar un modificado, que finalmente llegó a finales de 2018".

La autovía A-27, como ha ocurrido históricamente también en otras vías de titularidad estatal como la N-2/A-2 o la N-340/A-7, se ha afrontado por pequeños tramos que muchas veces han eternizado los plazos. Sin ir más lejos, fue la ministra de Fomento Ana Pastor la que, en 2015, estrenó el Tarragona-Montblanc de esta vía.

Una de las virtudes del nuevo tramo anunciado este viernes es que los vehículos (principalmente camiones) que se desplazan hasta el puerto de Tarragona recortarán los tiempos de viaje de los 16 minutos actuales a solo dos, según los cálculos ministeriales. Además, la galería de Lilla contará con un centro de control desde donde se hará un seguimiento de la vialidad y su explotación.