INCLUSIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA

La tecnología, una poderosa herramienta contra la exclusión

El Observatorio Empresarial contra la Pobreza ha publicado su investigación ‘Tecnología con propósito. El impacto social de la empresa en la era digital’, donde hace hincapié en la necesidad de que la revolución tecnológica contribuya a un crecimiento inclusivo.

El Observatorio Empresarial contra la Pobreza ha publicado su investigación 'Tecnología con propósito. El impacto social de la empresa en la era digital', donde hace hincapié en la necesidad de que la revolución tecnológica contribuya a la inclusión

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Fran Leal

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La revolución tecnológica que estamos viviendo puede verse desde diferentes puntos de vista. Algunos lo ven todo de color de rosa y minimizan los retos que se nos plantean. En el lado opuesto, están quienes parece que solo ven amenazas. En cambio, el punto medio está en afrontar esos retos y amenazas, mientras aprovechamos las numerosas oportunidades que nos brinda.

Lucha contra la exclusión

Uno de los aspectos en los que la tecnología puede tener un papel determinante es en la lucha contra la exclusión social y económica. De hecho, el Observatorio Empresarial contra la Pobreza ha presentado su investigación Tecnología con propósito. El impacto social de la empresa en la era digital, que tiene la finalidad de apuntar y resaltar el papel que puede desempeñar la tecnología a la hora de contribuir a un crecimiento inclusivo de los países y comunidades menos desarrollados.

Mónica Gil-Casares, directora de Investigación, Innovación Social y Consultoría de Fundación CODESPA, coautora de este informe, ha hablado con BYZness y subraya precisamente que tenemos que “aprovechar el momento en que estamos para que la tecnología y la revolución que estamos viviendo tengan una cara social y genere impacto positivo”. Además, debido a que la tecnología puede llegar a estas personas y permite escalar soluciones, “buscamos que se ponga al servicio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, afirma.

Desde el punto de vista de las compañías, se trata de “una llamada al sector privado para que las empresas que desarrollan o utilizan tecnología también las orienten en sus estrategias de RSC o acción social” en esta dirección, advierte.

¿Cómo conseguir ese papel inclusivo?

Entre los muchos retos que tenemos por delante, Gil-Casares ha resaltado cuatro, poniendo especial énfasis en que no por ser más disruptiva la tecnología tiene necesariamente más impacto.

  • En primer lugar, es necesario que la tecnología esté a favor de las personas y, sobre todo, las que están en riesgos de exclusión. Tienen que llegar a esas personas y ahora mismo no tienen todas a su disposición.
  • También hace hincapié la coautora del informe en que las áreas de RSC o aquellas orientadas al impacto social de las compañías no siempre tienen objetivos comunes y coordinados con las áreas de innovación y tecnología. Esto, sin duda, es un imperativo para optimizar todas estas estrategias.
  • Por otra parte, no solo se trata de llevar la tecnología a estas personas, sino de fomentar el desarrollo de habilidades. “La tecnología tiene que ir acompañada por un programa formativo y un estudio de las comunidades a las que llegan, para que tengan capacidades, habilidades y formación necesaria para hacer un uso eficaz de la tecnología que ayude a mejorar sus condiciones de vida”, asevera.
  • Por último, el cuarto gran reto señalado por Gil-Casares es la necesaria colaboración y participación de diferentes actores (ONG, organizaciones sociales, empresas, administraciones locales…), “algo muy importante para poder evaluar correctamente la situación y el contexto concreto de cada lugar”.

El móvil, lo que más impacto tiene

Las últimas tecnologías no tienen que ser obligatoriamente las que más impacto generan. De hecho, el teléfono móvil es la que mayor penetración tiene. En los 47 países menos desarrollados, el 70,4 por ciento de sus habitantes tiene este servicio. Es más, como destaca Gil-Casares, por imposible que parezca, “en muchas zonas del mundo, el acceso al móvil es más fácil que al agua potable o un trabajo digno”.

Entre los beneficios que tiene para estas comunidades contar con estos dispositivos, y tener las habilidades para su utilización, está la conectividad, que permite un importante ahorro de recursos y tiempo a la hora de entablar contacto entre personas.

Por otra parte, estas poblaciones pueden acceder “a productos y servicios inalcanzables sin teléfono móvil”, como podrían ser los productos financieros. Y también es capital el acceso a información de todo tipo, que permite una “mejora de sus oportunidades de ingresos y su empoderamiento”, sostiene la experta.

La empresa, actor principal

El papel de las compañías en la apuesta por la inclusión es decisiva. Como cuenta Gil-Casares, ya hay numerosos proyectos en marcha, pero “aún queda mucho camino por recorrer” en esta carrera por la inclusión. Por ello, desde la propia investigación aportan una guía de acción para implementar estas estrategias de manera satisfactoria.

  • Identificar las fortalezas tanto en el plano tecnológico como en otros ámbitos de la empresa.
  • Encontrar las ventanas de oportunidad para aplicar tecnología con propósito y apostar por proyectos e iniciativas que ya estén en marcha.
  • Fomentar una transformación cultural que dote de sentido y dirección a las iniciativas de transformación digital. Al respecto, aconsejan vincular la contribución social a los objetivos de negocio.
  • Potenciar la transversalidad del impacto social dentro de la empresa; la responsabilidad social corporativa debe inspirar al negocio y viceversa.
  • Buscar vías de financiación y recursos, tanto internos como externos, para garantizar el correcto desarrollo de los proyectos de impacto social.
  • Trabajar en red y promover la creación de alianzas según las necesidades de cada proyecto.
  • Desarrollar un piloto. Poner en marcha proyectos pequeños con objetivos concretos que permitan escalar después.
  • Adaptar la tecnología, los procesos y los equipos a la realidad local de cada iniciativa.
  • Integrar sistemas y herramientas para la medición del impacto social a lo largo del proyecto de tecnología con propósito.
  • Documentar, sistematizar y compartir. La fase final de un proyecto es tan importante como la inicial o más.