LOS DETALLES DEL COMPROMISO

El acuerdo incrementará por fases la deuda en 2,1 billones

R.M.F.
WASHINGTON

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Aunque el acuerdo pactado el domingo por la noche entre republicanos y demócratas le asegure al Gobierno federal de EEUU su financiación hasta el 2013, no logrará que la batalla política por el control del déficit y la deuda deje de ocupar el centro del debate en Washington. El acuerdo se ha concebido en dos fases, dejando en manos de un comité bipartidista la segunda parte del paquete de reducción del déficit. El acuerdo estipula un incremento del endeudamiento de 900.000 millones de dólares inicialmente y procedimientos que permitirán que ese límite se suba en dos pasos adicionales para un incremento acumulado de 2,1 billones de dólares.

Los analistas coinciden en que la propuesta final acaba dejando en el aire reformas necesarias, como las pensiones, los impuestos o la sanidad pública de los jubilados. Algunos números del acuerdo seguían discutiéndose ayer, pero estos son los trazos fundamentales aportados por la Casa Blanca.

RECORTES INMEDIATOS

El mayor ajuste en Defensa desde los 90

El presidente, Barack Obama, podrá aumentar inmediatamente el techo del endeudamiento en 900.000 millones de dólares para que el Estado pague sus facturas y los intereses de la deuda durante los próximos meses. A cambio deberá recortar gastos por valor de 917.000 millones en la próxima década, la misma cifra que propuso el republicano John Boehner la semana pasada.

La mitad de los recortes afectarán al aparato de seguridad del Estado, desde el departamento de Seguridad Interior a los beneficios de los veteranos del Ejército. Un tercio del ahorro total lo asumirá el Pentágono, en el mayor recorte presupuestario en Defensa desde los 90. La otra mitad saldrá de los distintos ministerios.

Los demócratas han logrado preservar las subvenciones a los préstamos de los universitarios, las llamadas becas Grant, que no se verán afectadas por los ajustes.

LA SEGUNDA FASE

La batalla de la reforma fiscal

Antes del 23 de noviembre, seis representantes demócratas y seis republicanos deberán identificar áreas del gasto gubernamental susceptibles de sufrir recortes y presentarán ante el Congreso un segundo paquete de reducción de déficit por valor de 1,5 billones de dólares. El ahorro debería salir en principio de la reforma de las pensiones, la fiscalidad o la sanidad pública de los jubilados (Medicare).

Dado la aversión al compromiso instalada en las dos cámaras, se prevé muy difícil que los republicanos acepten una subida de impuestos para las grandes fortunas y las grandes corporaciones, como les gustaría a los demócratas, o que estos traguen con recortes sustanciales del gasto social. Pase lo que pase con el comité, Obama podrá aumentar el techo de la deuda más allá de las elecciones presidenciales de noviembre del 2012.

SIN EL CONGRESO

Recortes para

una década

Si el Congreso rechaza las recomendaciones del comité antes del 23 de diciembre, se pondrá en práctica de todas formas un paquete de recortes de 1.2 billones, aplicable durante una década y empezando en el 2013. La mitad del tijeretazo afectará al presupuesto de Defensa, menos dramático de lo que parece si se tiene en cuenta que casi todos los soldados estadounidenses deberían salir de Irak y Afganistán antes de 2014.

La dieta de los militares y los presupuestos del Pentágono les duelen especialmente a los republicanos, lo que podría aumentar las posibilidades de que se muestren más flexibles con las conclusiones del comité bipartidista.

El resto de recortes se aplicarán a los programas internos, incluidos los hospitales y las residencias de ancianos y servicios tan esenciales como la educación y el transporte.

La Casa Blanca ha logrado que las pensiones y los programas asistenciales para los pobres queden exentos de este paquete de ahorro prepactado con los representantes republicanos.