Los hogares del Espanyol

De Sarrià a Cornellà pasando por Montjuïc: los pericos opinan sobre cuál les gusta más

Tres periodistas de EL PERIÓDICO rememoran sus primeros recuerdos en los tres estadios pericos

Multimedia: Cien años de Sarrià, un paseo por la nostalgia del Espanyol.

Aficionados del Espanyol en un partido de esta temporada en el RCDE Stadium.

Aficionados del Espanyol en un partido de esta temporada en el RCDE Stadium. / RCDE

Raúl Paniagua

Raúl Paniagua

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El estadio de Sarrià acogió noches inolvidables del Espanyol, que jugó allí durante 74 años. La traumática demolición de 1997 dio paso a una etapa de alquiler en Montjuïc, un recinto incómodo y de escaso apoyo popular pero positivo en el balance deportivo. Después de 12 años, el club perico recuperó su casa propia con el estreno del flamante RCDE Stadium de Cornellà-El Prat, en el que disputa sus partidos desde 2009. Una casa a la altura de la grandeza de un club que representa como ninguno la fuerza de un sentimiento. Aquí recogemos la reflexión de tres socios blanquiazules, periodistas de EL PERIÓDICO que conectaron con la pasión perica en los tres hogares del Espanyol.

Ernest Alós: "Recuerdo el apestoso olor de los urinarios"

Ernest Alós: "Recuerdo el apestoso olor de los urinarios"

El tiempo pasa y de repente eres el único perico en la redacción que ha pisado Sarrià. Así que debes hurgar en la memoria... y la mía es de pez. Solo recupero imágenes dispersas de mis tiempos de carnet infantil.

Recuerdo cuando se jugaba con pelotas amarillas. Recuerdo subir las escaleras hasta la general del gol sur. Recuerdo que no entendía por qué la tribuna sobre el palco presidencial no tenía visera ni asientos relucientes blancos y azules y la de enfrente sí. Recuerdo el apestoso aroma a orines rancios de los urinarios. Recuerdo que el césped de las áreas de las porterías estaba arrasado y que sufría por las rodillas de los porteros. Menos las de N'Kono, que iba con chándal largo y lo recuerdo por cuando se sobraba y pescaba la pelota con una mano como quien recoge una manzana del árbol

Recuerdo que mi padre procuraba que llegásemos a tiempo para ver algo, en primera fila, apoyados en una barandilla. Que, siendo él árbitro de futbol sala, lo de gritar, o insultar al señor de negro era inimaginable. Que los hijos dejamos de ir y que él emigró al gol norte para esquivar la compañía de las Brigadas. Que la reacción tras el derribo de Sarrià fue volver a activar carnets para subir a Montjuïc.

No recuerdo jugadas ni partidos memorables salvo, más tarde, la semifinal de la UEFA frente al Brujas en 1988. Sí jugadores. Los que marcaban: Caszeli y Marañón. Los que tenían un físico característico: las patillas de Ortiz Aquino, el larguirucho Roberto Martínez; De Felipe y Custers por sus bigotes. Y sobre todo mi ídolo, Daniel Solsona. Que tenía una tofa de pelo rizado como la mía. Y recuerdo el alivio cuando, aunque nos dejó, al menos fue para irse al Valencia y no a donde más nos hubiese dolido.

Una de las fotos recogidas en la muestra.

Los jugadores del Espanyol celebran el gol de Pichi Alonso que dio la clasificación para la final de la UEFA en 1988. / RCDE

Jose Real: "El gol de Coro fue el momento más intenso de mi vida"

Jose Real: "El gol de Coro fue el momento más intenso de mi vida"

Tras 74 años en el que ha sido, es y será el verdadero hogar para muchos, los pericos afrontamos un largo exilio de 13 años en la montaña mágica: en el estadio olímpico de Montjuïc. Un auténtico peregrinaje para algunos pero a su vez una época maravillosa para otros. Para los 'young millennials' fue donde descubrimos nuestro amor y nuestra pasión por el Espanyol.

La mayoría de aficionados blanquiazules lo son por tradición familiar. No es mi caso. Así que nunca olvidaré el 13 de marzo de 2002: la primera vez que entré al estadio gracias a un amigo de mi padre. La primera vez que vi un partido profesional. Esa victoria 2-0 ante el Athletic de Bilbao con goles de Ricardo Cavas y Quique de Lucas, esa explosión de júbilo en las gradas. Un subidón de adrenalina para un chaval de 10 años que quedó absolutamente cautivado por un club único y especial, diferente a cualquier otro.

Y no puede ser de otra forma cuando el momento más intenso de mi vida no han sido las copas ganadas o la mítica semifinal de la UEFA contra el Werder Bremen sino el gol de Corominas ante la Real Sociedad que nos libraba del infierno de la Segunda División. Nunca he visto tanta fidelidad y pasión en los malos momentos. Cómo no engancharse a este club.

Aficionados del Espanyol en el último partido del equipo en Montjuïc, el 31 de mayo de 2009. 

Aficionados del Espanyol en el último partido del equipo en Montjuïc, el 31 de mayo de 2009.  / Jordi Cotrina

Judit Bertran: "Deseo que Cornellà vuelva a ser la olla a presión de los primeros años"

Judit Bertran: "Deseo que Cornellà vuelva a ser la olla a presión de los primeros años"

Con tan solo 9 años ya quedó grabado en mi memoria el emblemático partido de despedida de Montjuïc: un ‘hat trick’ de Tamudo, nuestra portería a cero y una euforia perica desde el minuto uno. Por aquel entonces tenía poca idea de cómo eran exactamente las normas del fútbol, pero compartir tiempo con mi padre y mi abuelo los domingos por la tarde pasó a ser una cita imprescindible. 

Poco después, en verano de 2009, nos fuimos a Cornellà, un estadio totalmente diferente e innovador que transmitía un mensaje bien claro: “Volvemos a casa”. Allí fue donde pasé de no enterarme de nada a aficionarme cada vez más al Espanyol y, ganásemos o perdiésemos, la emoción y 'la força d’un sentiment' se mezclaban logrando el 'combo' perfecto para acabar el fin de semana. 

Pocos hitos hemos visto en Cornellà en comparación con Sarrià o Montjuïc, pero en los 12 años que llevo de socia he podido vivir la llegada de jugadores que se ganaron rápidamente mi admiración como Osvaldo o Darder, la retirada de Iván de la Peña e incluso la gran pérdida de Dani Jarque, que sigue protagonizando el minuto 21 de cada partido en casa. Y, aunque actualmente no estemos en nuestro mejor momento, anhelo que el estadio vuelva a convertirse en esa olla a presión que fue durante los tres primeros años.

Homenaje a los fallecidos Dani Jarque y Antonio Puerta en el RCDE Stadium.

Homenaje a los fallecidos Dani Jarque y Antonio Puerta en el RCDE Stadium. / EP