UN MERCADO PROLÍFICO Y PANTANOSO

Agentes, los verdaderos caciques del fúbol brasileño

Con los clubes al borde de la bancarrota, los representantes dictan las normas de un país que exportó 270 jugadores solo este último verano

arthur amb andr  cury

arthur amb andr cury

Joaquim Piera

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Para saldar una deuda con unos agentes que amenazaba con perpetuarse, el Fluminense les autorizó, en el 2017, a vender cualquier jugador que desearan. Eligieron a Wendel, un prometedor volante, ahora con 21 años, que despuntó en el Brasileirao. En enero de este año, lo traspasaron al Sporting de Lisboa por 7,5 millones de euros, de los cuales el tricolor carioca no ingresó casi nada a pesar de detentar el 90% de los derechos económicos.  

Este es el mercado persa brasileño. Todo está a la venta y con precios difusos. Los agentes se zancadillean para tener la exclusiva de los mejores proyectos de estrella en un magma confuso, con padres de futbolistas que firman poderes a varios representantes, con más de un intermediario ofreciendo el mismo jugador al mismo club y donde los directivos locales se compinchan con apoderados con la misma facilidad con que se retan en los juzgados.

Adentrarse en un escenario tan nebuloso e incierto es un peaje de pago obligatorio para los grandes equipos europeos que anhelan pescar 'o craque' de la década. La vía innovadora que el FC Barcelona abrió en el 2010 fue contratar los servicios de forma estable del agente e intermediario André Cury, que ya había ayudado a fichar a Ronaldinho Gaucho en el 2003 y que pasó a ser una extensión de la secretaría técnica. Su tarea es hacer de 'scouting': realizar seguimiento de jugadores y de sus entornos familiares y profesionales e intentar controlar la región del planeta más productora y exportadora de futbolistas.

Inversión de bajo riesgo

Las operaciones de traspaso constiuyen la segunda fuente de ingresos (la primera son los derechos televisivos) para unos clubes brasileños que intentan no ahogarse en un océano de deudas. Su vulnerabilidad empieza por la negativa de los principales bancos que actúan en el país a dar crédito a clubes y partidos políticos. Para evitar caer en manos de entidades financieras del segundo escalón, con intereses que pueden alcanzar el 25% anual, los clubes se financian con adelantos de las empresas compradoras de los derechos televisivos – la todopoderosa Rede Globo es una especialista – y de las federaciones que organizan los torneos regionales.

Una segunda opción es recurrir a los agentes, capitalizados y con liquidez, que no solo realizan préstamos directos, sino que, utilizando la figura del jugador que representan, compran porcentajes de los derechos económicos (los federativos siempre son de las entidades). Es una inversión de bajísimo riesgo que les garantiza un beneficio, a veces exponencial, en futuras ventas.

Los representantes, pues, se convierten en una especie de socios capitalistas. Con ello, su poder se engrandece y, claro, lo utilizan a su favor, interfiriendo en la planificación deportiva (imponiendo compras o cesiones) y en las decisiones del día a día (por ejemplo, alineando a sus representados cuando vienen 'scoutings' europeos). Los clubes funcionan como un escaparate para sus lucrativos negocios.

Sobornos en la base

Brasil vende jugadores al por mayor, como si fueran mercancía. En el último verano, fueron, según datos de la CBF, 270, lo que representó cerca de mil millones de reales (solo unos 208 millones de euros, porque la moneda local está muy devaluada). Un porcentaje indeterminado fue directo a los agentes, que poseían fracciones, a veces mayoritarias, de derechos económicos.

Cualquier futbolista sub-11 que pasa por una 'peneira' (un test de acceso) de un club tradicional se convierte en un potencial negocio. "Los agentes sobornan a técnicos de la base y a directivos, que les avisan cuando entra un 'menino' que apunta", cuenta desde el anonimato un entrenador de formación. "La gran mayoría son chicos de familias pobres, que se fascinan por botas que no pueden comprar y que los agentes reciben gratuitamente de las principales marcas… Los embaucan y sus padres firman poderes a unos representantes que controlan a decenas de niños", añade.

Se crea una relación paternal ficticia entre el 'crack' en gestación y su agente, que solo se mueve por intereses crematísticos. Si el 'menino' tiene la desgracia de romperse los cruzados, o no progresa adecuadamente, es abandonado en la cuneta de la autopista hacia el éxito. El sueño de la ascensión social de toda una familia acaba destruido en los mismos mil trocitos en que los representantes rasgan los poderes notariales.

Driblando las normas

Eso sí, con el 'menino' progresando, los agentes conseguirán que la familia se haga con un porcentaje de los derechos económicos. La coartada del club es que no puede pagar la ficha que se merece y que lo compensará con lo que ingresen en una futura venta. Allí se gesta el lío.

En el 2014, la FIFA asestó un golpe, que se creyó definitivo, al prohibir que empresas y fondos de inversiones tuvieran participación en los derechos económicos. Pero el país de la finta, de la 'ginga' (juego de cintura) y de la cola de vaca encontró la forma de driblar la norma. Ante la pasividad de la CBF, algunos representantes empezaron a controlar, a lo largo de toda la geografía continental, clubes de segunda fila con los que enmascaran la compra de derechos económicos. Paralelamente, los inversores pasaron de comprar jugadores a dar préstamos directos a los clubes, que les devuelven los valores  con intereses en cada venta al exterior. En realidad, nada cambió.

El camino del Barça

La presencia de André Cury, in situ, en Brasil, ha dado al Barça "una ventaja sobre sus competidores", según un agente italiano. "Que van un paso por delante quedó claro con Arthur", afirma. Con Vinicius Jr. y Rodrygo (extremo del Santos), el Madrid solo consiguió contraatacar rompiendo la banca y pagando la friolera de 120 millones por dos sub-18. Cury ha participado en la contratación de Neymar, Marlon, Paulinho, Philippe Coutinho, Yerry Mina, Arthur, Malcom (fue quien empezó los contactos) e incluso Arturo Vidal, más la cesión al B de Vitinho, ya de vuelta al Palmeiras.

Su caso es único. Los grandes europeos contratan 'scoutings' externalizados, pero no han oficializado la relación como ha hecho el Barça, que se abraza a un experto navegador local para no embarrancar en un ambiente pantanoso y con meandros traicioneros.