Los restaurantes de Pau Arenós

Hijos de Javier: la bodega que ‘homenajea’ a los pijos de mocasín

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Hijos de Javier: Omar Díaz, Víctor García, Nacho Briones y Enric Rebordosa

Hijos de Javier: Omar Díaz, Víctor García, Nacho Briones y Enric Rebordosa / ELISENDA PONS

Pau Arenós

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Hijos de Javier es un cachondeo muy serio: nueva bodega situada en la calle de Amigó, en Sarrià-Sant Gervasi, recoge en las paredes una iconografía burlesca, la sátira a esa pijería que no solo forma parte del barrio, sino de la clientela. Como dijo a los dueños uno de los damnificados: “Los de derechas sabemos reírnos de nosotros mismos”. ¿Para cuándo un ‘fachaleco’ como uniforme de camarero?

Hay que entretenerse con las decenas y decenas de objetos de ‘memorabilia’ derechona –españolista y catalanista, Aznar y Pujol–, obra del talento indagatorio de Enric Rebordosa (Grup Confiteria, Grup Mutis…), socio y amigo de otros tres cachondos: el contable Nacho Briones y los cocineros Omar Díaz (propietario del vecino Bar Omar) y Víctor García (que tuvo el Plata Bistró).

Es Víctor el que da el callo, y qué callos los de su abuela Lola: ahora es un ‘capipota’ a la manera de La Perla, según la receta de Salva Serra, otro de los colegas, con butifarra, morcilla, chorizo y un toque de moscatel.

Hijos de Javier

Amigó, 30. Barcelona

Tf: 935.840.627

Precio medio (sin vino): 25 €

Homenajes a amigos, como el paté de mejillones de Toni Romero, de Suculent, o el salpicón de langostinos –enteros, lo que deja en entredicho el sustantivo – a la manera de El Doble, establecimiento madrileño muy del gusto de los taberneros modernos.

El pollo con escabeche y mojo del restaurante Hijos de Javier.

El pollo con escabeche y mojo. / ELISENDA PONS

Piensa Víctor en “desdisfrazar’ la cocina”, a la vez que han disfrazado el entorno. Enric ensayó en otros lugares la narrativa en paredes, como en el cerrado Bar Monterolas.

‘Ese’ Javier es, en sus palabras, “un nuevo pobre”. En el escudo que le han diseñado, unos zapatos Sebago, un carrito de la compra y una cerda y unos cochinos que amamantan, “que representan a la nueva generación de rentistas”, ya sin renta pero con jeta.

‘Ese’ Javier que se da aires pero que no paga los recibos de la comunidad.

El 'capipota' a la manera de La Perla que hacen en Hijos de Javier.

El 'capipota' a la manera de La Perla. / ELISENDA PONS

‘Ese’ Javier que no es ningún Javier en concreto: a Omar y a Víctor les gustó el nombre y el rótulo de una bodega nombrada así.

“Hay muchos Javieres por aquí”, tercia Enric. Propongo un enunciado en la carta con ‘lo que come Javier’, un platillo con huevas de arenque y nostalgia de caviar.

Hijos de Javier: comedor

El comedor de Hijos de Javier. / ELISENDA PONS

Y una línea alternativa de negocio, Viuda de Javier: los embutidos que les sirve Maldonado, la morcilla patatera y esa sobrasada extremeña que es bajar una pista roja, embolsados y etiquetados para javieres y borjas y mercedes y cayetanas.

Vinos del sur para beber, el fino en rama de Tío Pepe 2023 y la tintilla de Rota El Triángulo 2021, y un paseíllo por joyas populares, buenas y poco Upper Diagonal: la anchoa sobre hielo pilé (“como en el restaurante Palomeque, en Zaragoza”, dice Víctor), la caballa curada y escaldada con escabeche, el bocadillo Aramburu –el nombre de un compañero de fatigas del cocinero cuando estaba en Arzak– con ventresca de bonito, piquillo y el ‘tap’ (‘pa de pessic’) bañado en oloroso. Javiérrimos contramuslos con mojo, a los que le sobra una pizca de sal, así como es innecesaria sobre la lengua, tratada como una cecina.

Hijos de Javier: fachada

La fachada de Hijos de Javier. / ELISENDA PONS

Sirven Tomás Sánchez y Santiago Rodríguez, a los que mi sugerencia del ‘fachaleco’ seguro que no les ha hecho gracia. La filosofía gastro es “volver atrás”, en palabras de Omar. Y todo gira en torno a esa idea, en parte en serio, en parte en broma, con los bodeguiles azulejos mudéjares o la frase en el lavabo bajo una foto de Pujol: “Retorn a l’ordre”.

Escribo esta crónica con un calendario de Hijos de Javier, bodega y tradición, delante. En el reverso, Javier Cárdenas en bañador y una manzana mordisqueada en la mano. Yo no me llamo Javier. A los que lleven mocasines, que les hagan descuento. 

El equipo

Víctor García, Tomás Sánchez y Santiago Rodríguez.

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