Cata Menor

¿Y quién no ha comido semen (de pescado)? David Muñoz, sí

En Japón, el semen de pescado se come, lo llaman ‘shirako’ y está considerado una delicia que no merece la calificación de X

Lo impresionante no es una secreción de pescadito, sino meterte en la boca un testículo de toro

David Muñoz: "No creo que sea el mejor chef del mundo" | VÍDEO Mesa para dos

La receta "fácil y sana" de 'mongetes' con almejas de Albert Raurich

Daviz Muñoz semen de pescado

Daviz Muñoz semen de pescado / EP

Pau Arenós

Pau Arenós

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La sangre es un humor del cuerpo al que pocos hacen asco cuando forma parte de una morcilla, probablemente porque ningún aficionado imagina un goteo de hemoglobina para dar el característico color negro. Para un vampiro sería el equivalente a la metadona.

Comemos sangre, comemos corazones, comemos hígados, comemos riñones, comemos sesos, comemos tuétanos. Lo hacemos de una forma muy seria, sin la risita nerviosa de los colegiales. Un día cualquiera, aparece un tuit de David Muñoz sobre el semen y la clase estalla en risas y los pupitres y las puertas de los lavabos se llenan de garabatos fálicos.

Sí, en Japón, el semen de pescado se come, lo llaman ‘shirako’ y está considerado una delicia que no merece la calificación de X.

Lo impresionante no es una secreción de pescadito, sino meterte en la boca un testículo de toro. En castellano existe la palabra 'lechecillas', pero es confusa porque habla de mollejas.

Para sorpresa de algunos sibaritas, las yemas de los erizos son los órganos reproductores. El bazo de la sepia es imprescindible para potenciar guisos marineros.

La tempura de esperma de caballa de Dos Palillos.

La tempura de esperma de caballa de Dos Palillos. / Dos Palllos

Roger Ortuño recoge el término ‘shirako’ en su diccionario ilustrado y señala que el esperma más “sabroso” es el de bacalao del Pacífico, el de rape y el de pez globo. Ya en el 2017, David contó que había probado el de pulpo en Tokio y el cachondeo sobre la ambigüedad mereció titulares en los diarios en busca de lectores a los que clavar el anzuelo. Como ahora, porque ha anunciado que lo servirá: ”En XO estamos ya trabajando en ello”. La culpa es del porno y de las excreciones de chorro de extintor.

Sospecho, sin pruebas, que en los preparados a base de pescado en los que entra el bicho entero, esa untuosidad no ha sido despreciada.

Imposible comprender por qué las huevas son tomadas con gravedad y respeto y que el personal dé codazos por una cucharadita de caviar, incluso por el falso, con la inútil idea de que si demuestran ansiedad e interés se transformará en verdadero. ¿Huevas sí y semen no?

En el 2009, Albert Raurich, el jefe del restaurante Dos Palillos, en Barcelona, puso en la barra la tempura de lechecillas (aquí sí que se refería al saquito espermático) con ‘yuzu’ liofilizado, que remató en el 2013 con una obra maestra del escándalo: tempura de esperma con ‘sisho’ verde y lágrimas de pomelo ‘thai’. La contraparte era la tempura de huevas de caballa con ‘sisho’ morado y nube de ‘yuzu’ con soja.

En la receta, 120 gramos de esperma de caballa. No debió de resultar fácil conseguir del pescadero ese trabajo manual. Seguía con instrucciones de fantasía: “Bañar el esperma en tempura y freírlo hasta que quede dorado”.

Recordé que Albert me había hablado de una rareza que capturan en Cadaqués: “Lo llaman ‘joell’. Lo pescan en los meses de invierno, en enero, febrero, marzo como máximo, que es la época de reproducción y cuando suben a la superficie. Solo quedan dos pescadores que lo hagan, los dos últimos de Port Lligat. Tiene muy poca carne, pero lo interesante es la ‘lleterada’, que enharinan y fríen”.

‘Lleterada’ de ‘joell’ para paladares refinados.

No hay que viajar a Tokio: solo hay que ir a Cadaqués en busca de las delicias íntimas de un pescado mini.