Comer por menos de 15 €

Menú del día: Ca l'Anglés, luciendo hermosas cazuelas

Este restaurante de La Bordeta, que también ofrece potentes desayunos, cuida su completo menú de principio a final

Bacalao del restaurante Ca l'Anglés

Bacalao del restaurante Ca l'Anglés / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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Tras el paréntesis de Semana Santa, a la carga de nuevo con los menús del día, que la vida sigue y hay que seguir disfrutando de ella mientras nos dejen.

Ya sé que la última entrega fue no muy lejos de la vista que relato hoy, pero en mi descargo diré que cambiamos de barrio y nos vamos a La Bordeta. Por fin conocí un lugar al que llevaba mirando con ganas desde hace meses pero que, por un motivo u otro, no había manera de engancharlo en momento menú: Ca l'Anglés, situado en la arteria que vertebra este barrio, la calle de Gavà.

Ca l'Anglés

Gavà, 20. Barcelona

Tf: 93.431.20.24

Precio: 13 €

Ca l'Anglés es un local esquinero que luce bien por todos sus lados, con generosas vidrieras que te permiten observar que ahí dentro la gente disfruta tanto de sus potentes desayunos (para los que abren desde las 6.30, ¡ojo ahí!) como de los completos menús del día que ofrecen, como es el caso de lo que hoy traigo.

Las vidrieras exteriores del restaurante Ca l'Anglés.

Las vidrieras exteriores del restaurante Ca l'Anglés. / Alberto García Moyano

Al entrar, el primer polo de atracción es, sin duda, su barra. Y lo es porque es de las que te permite tomar algo o comer con holgura, pero también porque muestra con -un justificadísimo- orgullo lo que ofrecen cada día en sus cazuelas, mayormente de barro. Además, y como no podía ser de otra manera, hay un comedor que tampoco se queda manco y en el que se junta todo aquel que viene a este rincón del barrio en el que alimentarse en comunidad.

Paella de marisco del restaurante Ca l'Anglés.

Paella de marisco del restaurante Ca l'Anglés. / Alberto García Moyano

Como he pensado que ya se (lo) echaba de menos, una visita en jueves se merece un buen arroz y, mira por dónde, que di con un buen lugar para ello. Paella de marisco que revela haberse hecho en un buen 'fumet', con el grano en su punto (¡y eso que me senté a comer tarde!), bien acompañada de habitantes del fondo marino.

Las otras cuatro alternativas no quedaban muy atrás, de hecho ese día no le hubiese hecho un feo al caldo gallego que vi marchar hacia otras mesas, pero la devoción es la devoción. Un reencuentro con el arroz de jueves magnífico.

De segundo hay hasta nueve opciones, casi todas presentes en las cazuelas del mostrador, provocando al personal. Cordero, callos, estofado, carrillera... pero, seguramente por estar imbuido del espíritu de la cuaresma (gastronómica), me entesté en optar por uno de los platos que más disfruto cuando está a tiro y así, de paso, se habla más de pescado en esta sección.

Y no fueron uno sino dos generosos filetes de bacalao los que presidían el plato. La foto de un servidor no creo que llegue a hacer justicia a su sabor ni al punto extra de esas láminas de ajo (¡viva el ajo!) ni -cómo no- a unas patatas fritas que se llevaron de maravilla con la salsa colindante.

Bracito de chocolate y nata del restaurante Ca l'Anglés.

Bracito de chocolate y nata del restaurante Ca l'Anglés. / Alberto García Moyano

Para acabar con el postre, en esta visita se ofrecían ni más ni menos que 11 opciones, con pudin, flan, torrija o tarta entre ellas. Pero, por aquello de no repetirme con lo de siempre y satisfacer cierta nostalgia juvenil, me tiré a por el bracito de chocolate y nata que, sin duda, era de pastelería en condiciones y no de repostería industrial (e infame). Muy contento por ello, porque cuidar un menú desde el inicio hasta el final es un detalle a agradecer siempre.

Vine solo pero me fui acompañado, porque acabando el postre me di cuenta de que había estado, aunque a distancia, compartiendo ágape con un amigo, vecino del barrio e ilustre de la escena cultural de la ciudad, el gran Ferris, que ha hecho que muchos artistas suenen tan bien como lo hacen en el escenario.

Y me pareció muy bonito que fuera en el que es uno de sus locales predilectos. La esquina de Ca l'Anglés, gran lugar de encuentro.