Comer por menos de 15 €

Menú del día: La Nova Farga, un servicio público en toda regla

Esta casa de comidas, donde puedes desayunar y comer en condiciones, hace milagros cada día

Manitas de cerdo a la cazuela del restaurante La Nova Farga.

Manitas de cerdo a la cazuela del restaurante La Nova Farga. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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Me acuerdo perfectamente del día del que hoy escribo. Era uno de aquellos días de marzo en que la temperatura era la propia de la temporada e incluso llovió un rato por la mañana. Y me acuerdo también porque el bueno de Pere Cardona me había invitado a compartir un mesa y micrófono en su programa de radio, 'El Somiatruites', en Sants 3 Ràdio, donde hablamos de música y comida con Nando Cruz.

Días antes, tan pronto como confirmamos la fecha para grabarlo, lo primero que hice fue decirle a Pere que pasaría a calentar motores en la casa de comidas en la que cada día hace milagros en la cocina: La Nova Farga. Y fue uno de los últimos servicios, porque Pere acaba de dejar el restaurante después de cinco años.

La Nova Farga

Almeria, 31. Barcelona

Tf: 600.592.909

Precio: 11,90 € (+ 2 € de los 'peus de porc')

Así que, a pesar de ir solo a comer, podría decir que fui a casa de unos amigos. Y lo digo en plural porque, este rincón pegado a una de las plazas más laureadas en el concurso de calles adornadas de las Festes de Sants, es obra y gracia de Ramon, quien se ocupa de cuidar a la parroquia con muchísimo tino. Ir a casa de amigos restaría, en condiciones normales, credibilidad a la crónica; pero eso sería si esta sección fuese de crítica gastronómica y, como por suerte, no soy crítico (Bjork me libre), vamos al lío.

Entrada del restaurante La Nova Farga.

Entrada del restaurante La Nova Farga. / Alberto García Moyano

La Nova Farga es un lugar polivalente. Te permite disfrutar en cualquier momento en su barra, en la que puedes deleitarte con temazos musicales de fondo muy adecuadamente proporcionados por Ramon, como desayunar y comer en condiciones. Los viernes por la tarde, además, la parroquia se reúne para dar la bienvenida al fin de semana. Todas las necesidades cubiertas en un espacio muy bien aprovechado.

Si lo que toca es sentarse, como es el caso de comerse un menú, además de en su apañada terraza, se puede estar cerca de la cocina o cobijarse en el comedor del fondo. A mí me sentaron pegado a la cocina, de forma que el hambre se te abre sola si es que no se te ha abierto ya al leer su célebre cartel, en el que cada día ingeniosamente te explican de qué va la cosa.

Habas estofadas del restaurante La Nova Farga.

Habas estofadas del restaurante La Nova Farga. / Alberto García Moyano

Ese día era jueves y, pese a la predilección de uno por el arroz, para no resultar un pesado con lo mismo una y otra vez, me eché en brazos de las habas estofadas que había de primero. Un potente plato que sirve como muestra de los tres pilares de la oferta habitual en esta casa: estacionalidad, tradición y reaprovechamiento. Todo lo anterior combinando la oferta para que quien no guste de comer carne pueda disfrutar tanto como el que sí. Preparados para el segundo plato, pues.

De aquel día también me acuerdo porque los ojos se me fueron rápido a por las manitas de cerdo a la cazuela. El único plato con suplemento de la carta, pero como era de dos euros y ni con esas superábamos los 15 de límite de la sección, me tiré a la piscina sin mirar porque sabía que agua iba a haber. Untuosos, con bien de picada, jamón y esas láminas de almendra que tanto se agradece encontrar en un guiso, coronadas por unas ricas patatas fritas (os habéis librado del arroz pero no podía hacer tantas concesiones en un mismo día). Me los pongo entre mi -imaginaria- lista de favoritos del barrio, bien cerquita de los del El Cullerot de Sants.

Pudin con chocolate del restaurante La Nova Farga.

Pudin con chocolate del restaurante La Nova Farga. / Alberto García Moyano

El postre no me dejaron escogerlo. Ramon ya me anunció que ese día tocaba algo que me iba a gustar. Así que, sin mediar más trámite, apareció en mi mesa un pudin; con chocolate. En esta casa bordan el reaprovechamiento y el pudin es el máximo exponente del género. Condenadamente bueno estaba el jodido. Hubiera repetido sin rechistar, pero se trataba de llegar vivo a la grabación radiofónica posterior.

Cuando aquí y allá me lleno la boca con lo de que los bares son servicios públicos, lo hago pensando perfectamente en La Nova Farga, porque te aguantan, te acogen y te procuran que no te falte de nada. No en vano son orgullosos miembros de la D.O. Sants, la brigada de garitos del barrio que pujan porque este espíritu no solo no desaparezca, sino que crezca a pesar de los pesares que rodean a este tipo de honrosas iniciativas.