El arte de manducar a deshoras
Guía para cenar de madrugada en Barcelona y Madrid: cuando el hambre no descansa
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Las ’recenas’ de Oh!felia Gud Fud en Malasaña.
La pandemia trajo consigo, entre los cambios más notables en el mundo de la hostelería, una ampliación en el mundo de los horarios. Más específicamente, un auge de las cenas tempranas porque, cuando los restaurantes cerraban a las 23.00 horas, había que ingeniárselas para seguir dando servicio. Algo de eso -no todo- ha perdurado y el ‘tardeo’ es cada vez gastronómico. Sin embargo (también como efecto colateral de la pandemia) lo ha hecho en detrimento de lo que podríamos llamar ‘nocheo’ o ‘madrugadeo’. Es decir, cenar pasadas las 24 horas…
En Madrid siempre ha habido lugares propicios para ello. Desde los Vips -cómo no- a lugares ya desaparecidos como La Recoba, en la calle de la Magdalena, en el mismo local que ahora ocupa Acid Bakehouse, o La Cava del Faraón, otro clásico de las cenas tardías en la calle de Segovia que ya hace tiempo que echó el cierre.
Ahora, Ofelia Hentschel, exconcursante de 'MasterChef', lanza OH!felia, un servicio de recenas en una de las zonas que precisamente van a apreciar mejor este servicio: el barrio madrileño de Malasaña (San Vicente Ferrer, 28). Aunque la amplitud de horarios ya no es la que era en la zona, la apuesta es potente: molletes de 'pulled pork', costillas a baja temperatura, palomitas de langostinos, 'nuggets' de pollo o empanadas de carne. Todo ello, disponible entre la 1.00 y las 5.00 de la madrugada.
Eso sí, la oferta tiene alguna peculiaridad: todos los platos se sirven fríos. ¿Funcionarán unas costillas así? Puede ser que en pleno verano eso no sea ningún problema pero, ¿qué pasará cuando llegue el otoño y el duro invierno capitalino?

Clásicos del trasnoche
En Madrid siguen existiendo opciones en las que cenar caliente (aunque sea a deshora). Un clásico entre los clásicos es Caripén Bistró (plaza de la Marina Española, 4). El local que fue en su tiempo el tablao de Lola Flores encarna, desde hace más de 30 años, la auténtica esencia del canalleo. Mimbres no le faltan: los fines de semana cierra pasadas las 2.00 de la madrugada y en su menú no faltan las ostras, los caracoles, el 'foie micuit' o las 'crêpes', reflejo de la personalidad (y nacionalidad) de su dueño, Daniel Bouté. Encanto y personalidad no le faltan.
Pero si lo que buscamos es un espacio en el que realmente el reloj y el menú no vayan de la mano, ese es el Bar Iberia (Glorieta Ruiz Jiménez, 4), el llamado “bar de los taxistas” y donde se puede cenar pasadas las 2.00… y las 3.00. ¿Lo mejor de la amplia carta? La oreja y las patatas bravas, aunque los bocadillos también han salvado a más de una generación de trasnochadores.

Cenas tardías en Barcelona
Pero no se puede decir que lo de cenar a deshoras sea patrimonio de Madrid. En Barcelona, por ejemplo, también hay opciones para sentarse en la mesa pasada la medianoche sin riesgo a que el coche de uno se transforme en calabaza. En el histórico El Velódromo (Muntaner, 213), un clásico que cumple 90 años mantieniendo su carácter, alargan las últimas comandas hasta las 00.30. Con el cocinero Jordi Vilà (Alkimia, Al Kostat) llevando la dirección gastronómica nada puede salir mal si se piden sus afamadas croquetas, la ensaladilla rusa o la ‘esqueixada’.
Más trasnoche del bueno en Gatsby (Tuset, 19). En este club barcelonés se esconde el restaurante japonés Jay’s, donde es posible cenar también cuando ya han dado las 12. En este caso, además, se mezclan 'sashimis', 'nigiris' y una amplia oferta de coctelería para facilitar el tránsito entre la hora de cenar y aquella en la que se viaja ya hacia la fiesta.

Más opciones de autor en Barcelona. Bar Torpedo (Aribau, 143) confirma, vía telefónica, que allí es posible “cenar hasta las 2.30 o incluso las 2.45 de la madrugada”. Palabras mayores para un local que se enorgullece de su nocturnidad y también de su carácter nostálgico. El encargado de poner en marcha este monumento no es otro que el chef Rafa Peña.
En la carta sobresalen la hamburguesa o los bocatas de 'soft shell crab' y de berenjena asada. Todos ellos con un achuchable pan de ‘brioche’ cubriéndolos y que cumple ese rol fundamental que debe tener todo bocado pasada una determinada hora: confortar mente y espíritu para seguir atravesando la noche.
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