Michelinízate

Cuando Michelin publica la guía es como si a los gastrónomos les extirparan el corazón, y la víscera palpitara en la mano de los inspectores.

Participo -he participado- de la rajada. Mis favoritos son otros, pero qué queréis que os diga: se trata de una empresa soberana y premia a quien quiere.

El problema es nuestro porque les hacemos caso. Los chefs en desacuerdo lo tienen fácil: que devuelvan las estrellas. Si el acto fuera masivo, Michelin pincharía. Pero no será así porque les reporta un beneficio.

Y nosotros, sin nada que ganar, estamos dispuestos a rompernos la cara. Porque, pese a todo, amamos la cocina.