Sábado y domingo

Vuelve el festival 48h Openhouse Barcelona, la llave maestra de la arquitectura inexpugnable

El festival de las puertas abiertas ofrece 182 edificios visitables este fin de semana, 52 de ellos inéditos

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El interior del Arc de Triomf de Barcelona genera largas colas cada edición del Open House Barcelona

El interior del Arc de Triomf de Barcelona genera largas colas cada edición del Open House Barcelona / Manu Mitru

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

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El festival 48h Open House Barcelona vuelve este fin de semana con un gran despliegue de visitas a la arquitectura más destacada de Barcelona. Celebra ya su 14ª edición convertido en una suerte de llave maestra que abre las fincas más inexpugnables, desde monumentos cerrados al público e infraestructuras subterráneas, hasta casas particulares y oficinas ultra sostenibles. Un total de 195 actividades se desplegarán por 7 municipios, principalmente la capital catalana, que concentra 122 de los 182 edificios que abren puertas este sábado y/o domingo.

Además, esta edición trae un 40% de novedades: hasta 52 propuestas son inéditas, es decir, que nunca antes habían formado parte de la programación. Destacan por ejemplo la sede del Institut Català de la Salut (ICS) en la calle Balmes, que atesora una memoria histórica muy singular, o el Conservatori de Música con sus puntiagudas torres. Otras aperturas servirán de colofón del Año Domènech i Montaner para el gran público, como el Castell dels Tres Dragons sin fecha de remodelación; la Delegación del gobierno español en el Palau Montaner –uso en discusión en el Eixample– o la muy solicitada Casa Lleó i Morera, que agotó en solo 10 minutos el millar de plazas disponibles.

La afluencia creciente al festival es el mejor termómetro del interés de los barceloneses por la arquitectura: los 25.000 asistentes a la primera edición en 2010 han ido creciendo año tras año hasta los 76.400 del año pasado, el triple de la cifra inicial y la más alta hasta ahora. De hecho, desde 2015 no ha bajado de los 60.000, con permiso del año más grave de pandemia. Un demanda silenciosa pero tozuda que invita a autoridades y propietarios a facilitar mucho más a menudo el acceso a joyas sin acceso público.

La Casa Sayrach, en la Diagonal 423-425, un clásico del festival Open House Barcelona

La Casa Sayrach, en la Diagonal 423-425, un clásico del festival Open House Barcelona / Manu Mitru

‘Hits’ permanentes y emergentes

“Hemos visto que el público identifica cultura arquitectónica con patrimonio de estilos clásicos y con los monumentos más conocidos por su exterior que durante el año no pueden visitarse”, analiza Elisenda Bonet, directora y fundadora del festival. Estos son, confirma, “los ‘hits’ clásicos del festival”. Sin embargo, destaca el auge de secciones temáticas como el Open Green –dedicado a los espacios con más consciencia ambiental– o obras contemporáneas recientes de autores locales. En muchas ocasiones estas visitas cuentan con la presenta del propio autor de la obra y “cada vez más público valora este contacto directo y sus explicaciones llenas de cómos y por qués”. 

La organización del festival, el civismo de la inmensa mayoría de participantes y el esmero de los voluntarios han sido clave para desactivar las reticencias de fincas poco habituadas a recibir visitas. “Los primeros años nos costó mucho convencer a los edificios de abrirse totalmente al público, pero gracias a ese voto de confianza quedó demostrado que cuando dejas entrar a la gente en tu casa descubres la admiración, apoyo y gratitud del público”, celebra el arquitecto Miquel Zuzama, jefe de programación del evento. Es más, presume de que algunas novedades de 2023 ya no han sido fruto de meses de ruegos sino ofrecimientos motu proprio. “Hacemos posible que una vez al año la ciudadanía reivindique su derecho a la cultura arquitectónica y pueda descubrir su ciudad desde dentro”, celebra.

El muelle de pescadores visto desde la Torre del Reloj, que abrió para el Open House 2022

El muelle de pescadores visto desde la Torre del Reloj, que abrió para el Open House 2022 / Ricard Fadrique

El reto de abrir al público

En cambio abrir de forma permanente, reconoce, es “todo un reto” para muchas fincas porque los requerimientos de seguridad, accesibilidad o eficiencia energética “son diferentes para un espacio de uso público y uno de uso privado”. Dicho llano, muy a menudo requiere inversión y obras. “El reclamo del público es lo que consigue, en algunos casos, que los poderes políticos realicen las inversiones económicas necesarias para dejar las puertas abiertas todo el año”, apunta. 

Sin embargo, incluso con predisposición y dinero hay que encajar las normativas con la conservación del patrimonio. “Barcelona tiene muchos espacios de un alto valor patrimonial a la espera durante años por este rompecabezas”, lamenta, mientras rememora por ejemplo la apertura efímera de la Lleó i Morera entre 2014 y 2016. También cita otros dos inmuebles del Eixample, comprados por el Ayuntamiento de Barcelona los últimos años, que tienen sobre la mesa este mismo puzle: el Taller Masriera y la Antigua Editorial Gustau Gili. El camino suele ser largo, así que “iniciativas como el 48h Open House BCN permiten disfrutar del ‘mientras tanto’ durante unas horas”, valora Zuzama.  

Sitges se ha consolidado en la programación del festival 48h Open House, con joyas como el hotel El Xalet

Sitges se ha consolidado en la programación del festival 48h Open House, con joyas como el hotel El Xalet / Pau Martí Moreno

Una excursión diferente

El salto a otras ciudades se ha consolidado e invita a una experiencia cultural también exclusiva pero más tranquila que en la capital, como han descubierto muchos asiduos de la programación. Este año participan siete municipios: Barcelona, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Sant Joan Despí, l’Hospitalet de Llobregat y Vilassar de Dalt. Por ejemplo, en el recinto colomense de Torribera “se respira paz”, alaba Bonet. Y la representante del Maresme cosecha “un gran éxito de participación con un solo día” de actividades, en gran parte gracias a su especialización en arquitectura con ‘volta catalana’.