Debate accidentado

El futuro del Taller Masriera enfrenta a los vecinos con el ayuntamiento

El gobierno municipal insiste en que sea una biblioteca, en contra de la opinión del vecindario, que desea que recupere su alma teatral

Templo neoclásico del Taller Masriera, en Bailèn.

Templo neoclásico del Taller Masriera, en Bailèn.

Carles Cols

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El proceso participativo del que debía salir un futuro consensuado para el Taller Masriera de Barcelona, singularísimo edificio del número 70 de la calle de Bailén, ha terminado con un frontal choque de pareceres entre lo que reclaman los vecinos y lo que propone el ayuntamiento. En el interior de aquel ‘templo de Augusto’ construido a finales del siglo XIX hubo, en una de las vidas del edificio, un escenario teatral con su correspondiente platea, un lugar en el que no solo actuaron grupos de aficionados, sino incluso compañías internacionales. Para los vecinos, con ese cometido, el de centro cultural que pivote sobre las artes escénicas, debería renacer el Taller Masriera. El Ayuntamiento de Barcelona ha hecho oídos sordos a esa petición y defiende que la finca sea un nuevo hogar para la Biblioteca Sofia Barat, actualmente ubicada en la contigua calle de Girona.

Los vecinos están enojados. Eso de lee entre líneas en el comunicado con el que han dado a conocer, porque se les convocó a tres sesiones de debate en la sede del distrito y en ellas, con la sala llena, la opción que prevaleció fue que el Taller Masriera renaciera como ateneo popular alrededor del teatro de la sala principal. “Entonces, ¿por qué estamos hablando aún de la biblioteca?”, se preguntan los vecinos en el comunicado. Según uno de sus portavoces, Jaume Artigues, la propuesta municipal responde a que dispone de financiación a través del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona para trasladar de sede la Sofia Barat y a que el ayuntamiento no está en principio dispuesto a dotar económicamente un nuevo centro cultural de barrio, tal y como sí entendieron los vecinos cuando respondieron a la invitación en el proceso participativo.

El edificio fue levantado en 1884 y solo albergó un teatro en su interior a partir de 1933. Luego fue durante un tiempo la dirección postal de una congregación religiosa. Durante esa etapa fue inaccesible, pero cuando finalmente, en una compleja operación urbanística, el Taller Masriera fue adquirido por el ayuntamiento, la gran sorpresa fue que su antigua función como sala de representaciones teatrales se había conservado mucho mejor de lo imaginable.

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