48h Open House

La memoria de la sede del ICS en Barcelona: del peor bombardeo de la Guerra Civil al refugio antiaéreo de Franco

El Institut Català de la Salut podrá visitarse el domingo de las 10.00 a las 19.00 dentro del festival de arquitectura 48h Open House

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Imagen del vestíbulo de la sede del ICS.

Imagen del vestíbulo de la sede del ICS. / Ferran Nadeu

Toni Sust

Toni Sust

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Vicenç Mascarell tenía 25 años el 17 de marzo de 1938, cuando, pasadas las dos de la tarde, conducía un camión lleno de trilita por la Gran Via de les Corts Catalanes a la altura de la calle de Balmes. Es probable que no tuviera tiempo de comprender que su vida acababa allí y en ese momento.

Una bomba arrojada por un Savoia S-79 de la aviación italiana que participó en la guerra del lado del bando franquista fue a caer en el vehículo y la combinación de explosivos tuvo un resultado catastrófico. Es uno de los bombardeos más recordados en Barcelona durante la guerra civil. Causó cerca de 500 muertos, entre ellos la madre de los hermanos Goytisolo.

El tío de Ferran Mascarell

Mascarell conducía un camión que era de su padre, Lluís, dedicado al transporte de grava, y que había requisado la República. Del fallecido quedaron un trozo de la hebilla de un cinturón militar y un pedazo de una cartera de cuero. Son objetos que llegó a ver su sobrino, el exconcejal en Barcelona, exdiputado en el Parlament y ‘exconseller’ del Gobierno catalán Ferran Mascarell. El fallecido era el hermano mayor de su padre. Como concejal, participó en el proceso que culminó en la instalación de un monumento en recuerdo de las víctimas frente al Teatro Coliseum.

Imagen del techo del vestíbulo visto desde la parte interior de la sede del ICS.

Imagen del techo del vestíbulo visto desde la parte interior de la sede del ICS. / Ferran Nadeu

Entre los edificios que quedaron destrozados por la explosión combinada de la bomba y la trilita figuraban varios de viviendas en la esquina de Gran Via con Balmes, lado montaña. Una vez los restos fueron demolidos, ya en pleno franquismo, en aquel solar se erigió en 1946 el Instituto Nacional de Previsión (INP), obra de Lluís Bonet i Garí, que ganó el concurso abierto para encargar el proyecto. La dirección de la sede está en el número 587 de la Gran Via. En 1978 pasó a acoger el Instituto Nacional de Salud (Insalud) y a partir de 1983 se convirtió en sede del Institut Català de la Salut (ICS), función que mantiene en la actualidad.

El arquitecto

Más de 84 años después del bombardeo y 77 después de su inauguración, el edificio podrá ser visitado por la población este domingo, de las 10 de la mañana a las siete de la tarde, ya que es una de las sedes del festival de arquitectura Open House. No hace falta reservar. Los grupos que recorrerán el inmueble estarán compuestos por unas 20 personas.

Bonet i Garí, nacido en 1893 y fallecido un siglo después, en 1993, dejó un sello considerable en Barcelona y en otras localidades catalanas. Formado como arquitecto junto a Josep Puig i Cadafalch, obtuvo el título en 1918. Mantuvo contacto con Gaudí, y durante los años 70 fue director de las obras de la Sagrada Família, responsabilidad que después recaería en su hijo, Jordi Bonet i Armengol, fallecido en junio de 2022. Otro hijo suyo, Lluís Bonet, que todavía vive, fue párroco de la basílica. Entre otros muchos encargos, entre los que destaca la arquitectura religiosa pero también viviendas de veraneo para próceres y oficinas destacables, Bonet diseñó la cruz de Pedralbes.

Monumentalismo

Pese a que en su larga trayectoria se citan obras vinculadas varias tendencias, la sede de Gran via con Balmes se considera monumentalista. Un edificio construido con formas y espacios que parecen querer convertirse en pruebas del poder que ostenta quien ocupa el inmueble, que guarda un parecido considerable con otra obra de Bonet que se ve desde allí: la sede del antiguo Banco Vitalicio, en paseo de Gràcia, 11.

Abajo, espacio en el que años atrás se encontraban las ventanillas de atención al público.

Abajo, espacio en el que años atrás se encontraban las ventanillas de atención al público. / Ferran Nadeu

La visita que se podrá hacer el domingo empezará en el ático, en las dependencias que se conocen como ‘Torratxa’, que un día sirvieron de guardería para hijos de los empleados de la sede: todavía se ven marcas de manos de niños en algunas ventanas. Es una parte desde la que la vista es privilegiada. Por seguridad, por la falta de salidas de emergencia, y ante la necesidad de una remodelación, por ahora, y desde la época de la pandemia del covid, esa zona está en desuso. También en ese ático se encontraban algunas viviendas de personal que trabajaba en el edificio, hoy espacios administrativos.

La visita sigue en segundo piso, y en el descenso se acaba apreciando desde arriba el vestíbulo, desde donde más se aprecia esa voluntad de expresión de monumento y poder. Antiguamente, allí había ventanillas donde la gente acudía a cobrar. Es un espacio de película, lo que ha hecho que se hayan rodado en él películas y anuncios publicitarios.

El CAP ‘fake’

Debajo del vestíbulo, un par de curiosidades. Una es un centro de atención primaria (CAP) que lleva años cerrado al público, el CAP Balmes, que en su día dejó de funcionar por cuestiones de accesibilidad. Hace aproximadamente un año, esa parte fue rescatada para la formación que se hace a personal médico que trabaja en la atención primaria.

Pacientes que son actores ponen a prueba a médicos, enfermeros y otro personal sanitario. Hay hasta un domicilio recreado en el que un anciano se niega a ser atendido. Esa zona solo se podrá visitar el domingo en las visitas más largas, si el tiempo lo permite.

El refugio antiaéreo con la puerta de la cámara de seguridad, en el sótano de la sede del ICS.

El refugio antiaéreo con la puerta de la cámara de seguridad, en el sótano de la sede del ICS. / Ferran Nadeu

El refugio

En el otro extremo, tocando a la calle de Balmes, unas escaleras conducen hasta el refugio antiaéreo. Es conocido que tras ganar la Guerra Civil, el franquismo se preparó para posibles invasiones que nunca llegaron. Entre 1943 y 1946 se construyeron como mínimo 22 refugios antiaéreos en edificios de nueva planta En la sede del Instituto Nacional de Previsión se habilitó un espacio del sótano como refugio. Allí se encuentra también una sala acorazada, una inmensa caja fuerte, en una habitación con paredes reforzadas.

La gran caja fuerte está separada del suelo por un espacio vacío, para dificultar que alguien penetrara por debajo. Cuentan que décadas atrás, dos personas con metralletas custodiaban el espacio. Ya en época del ICS, en la caja se guardaba el dinero en efectivo que se utilizaba para pagar a los médicos y las recetas para medicamentos estupefacientes: un talonario robado podía ser una mina de oro.

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