Entre el Eixample y Sant Martí
La pacificación de una pequeña calle de Barcelona fulmina un reducto de aparcamientos
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Jordi Ribalaygue
Periodista
Periodista especializado en información local de Barcelona y el área metropolitana. Ha trabajado en El Mundo, EFE, Público, Ara, Tot Barcelona y medios locales de Sant Adrià de Besòs y Badalona. Ha colaborado en la redacción del libro 'Objectiu Venus', sobre el barrio de La Mina.
La remodelación de un tramo de la calle Enamorats, a caballo entre los distritos del Eixample y Sant Martí, es una de las primeras pacificaciones para reducir el tráfico en Barcelona que el gobierno del alcalde Jaume Collboni asume. Si bien el proyecto se encargó en octubre pasado durante el mandato de la exalcaldesa Ada Colau, el proyecto se ha entregado ya bajo el ejecutivo monocolor del PSC, que lo aprobó de forma inicial a finales de julio. Es el primer paso para tramitar unas obras aún sin fecha conocida de inicio, si bien se estima que durarán nueve meses y se presupuestan en 2,6 millones de euros.
El plan se halla expuesto ahora en el Ayuntamiento para quien quiera alegar. A la espera de ver si se introducen modificaciones, los planos prefiguran que se ensanchen ambas aceras y que solo se permita la circulación de vehículos de servicios, de emergencias y de vecinos con plaza de garaje. La ecuación comporta que las dimensiones de la calzada se estrecharán, pasando de ser equivalentes a las de dos carriles de circulación a uno solo y unidireccional. La operación también conlleva eliminar toda la zona de aparcamiento entre las calles Lepant y Castillejos.
A resultas de la transformación, se prevén suprimir 74 plazas de estacionamiento. El proyecto precisa que se eliminarán las 62 existentes del área verde para residentes, aunque no deja claro dónde se reubicarán.
En todo caso, se desprende de las actas de las reuniones de seguimiento de la reforma que responsables municipales y los arquitectos hablaron de dejar el asunto en manos del distrito del Eixample, para que verifique si las plazas reservadas bajo pago para vecinos pueden mudarse a calles del entorno. Asimismo, se retirarán los tres parquímetros de la travesía, “ya que no se contemplan espacios de aparcamiento para coches”, tal como la documentación del consistorio deja claro. La calzada y las aceras quedarán unificadas en una plataforma única, que recorrera la calle en toda su anchura.
La remodelación también borra ocho plazas para motocicletas y cuatro de carga y descarga de mercancías. Además, se contabilizan seis plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida, que el plan propone trasladar a un extremo y otro del trecho que se someterá a renovación: tres se emplazarán en Lepant y tres más en Castillejos. Aparte, la estación de Bicing con 36 anclajes para bicicletas pasará a ocupar un chaflán en la confluencia entre Castillejos y la calle Aragó.
Propuesta de debate vecinal
Una fisura parte la calle Enamorats, seccionada en dos por la ‘autopista urbana’ de Aragó. La mitad que se rediseñará pertenece al barrio de la Sagrada Família; la otra queda dentro del Camp de l’Arpa, donde la posibilidad de reconfigurar la vía se reduce por ahora a unos estudios preliminares. En cualquier caso, los cambios en la calle repercuten tanto en un barrio como otro. Como prueba, la Asociación de Vecinos de Clot-Camp de l’Arpa piensa reclamar que se convoque un proceso participativo abierto a los vecinos, para que expresen su parecer antes de que se emprenda la obra.
“No está decidida oficialmente y es un caso claro de que sería necesario”, observa Miquel Catasús, miembro de la entidad. En cuanto al aparcamiento, opina que “evidentemente se ha reducir”. “Dentro del proceso participativo, se debe hablar de las zonas de carga y descarga y otras plazas reservadas. En función de todo eso, ya se verá cuántas plazas de aparcamiento se pueden mantener o no”, defiende.
El colectivo vecinal defiende que se ha de ampliar el espacio para los peatones, a condición de que “se asegure que no servirá para aumentar la privatización del espacio público, con más terrazas de bares”, puntualiza Catasús. En ese sentido, la asociación propone un plan de usos que “restrinja la implantación de nuevos bares, restaurantes y establecimientos de concurrencia pública”.
Asimismo, Catasús previene en contra de las imposiciones y las prisas. “En este caso, preferimos que las cosas se hagan muy bien y muy consensuadamente, más que se hagan muy rápido”, distingue el dirigente vecinal, que aprovecha para urgir soluciones para los problemas de ruido y molestias que los vecinos de la calle atribuyen a los pisos turísticos y un bar.
Por otro lado, la reforma contempla también diferentes arreglos en la calle, “en mal estado debido al paso del tiempo”, dice el estudio. Se pondrán bancos, así como nuevo mobiliario urbano, se cambiará el alumbrado y se plantarán árboles y parterres.
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