Test en los Jardins de la Indústria

Caballitos a 44 grados: cuando el calor impide ir al parque infantil en Barcelona

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Juegos infantiles y olas de calor: madera a 44 grados a las 11 de la mañana en Barcelona

Juegos infantiles y olas de calor: madera a 44 grados a las 11 de la mañana en Barcelona / EPC

Carles Cols

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La temperatura máxima en Barcelona el pasado 2 de agosto fue de 32 grados, pero los caballos de madera de los Jardins de la Indústria estaban a 44. La sillita negra del columpio infantil se quedaba (térmometro láser en mano) a medio grado de los 50. Y ese suelo de caucho, ideal para el juego porque es blando, se llevó el récord en las mediciones muy a pesar de su color claro: 58,1 grados.

El parque, incluido hace un año en una selecta lista de las cinco mejores zonas de juego infantil de la ciudad, estaba, cómo no, vacío. Esta es una más de las tantas derivadas del anormal aumento de las temperaturas en verano, que inutiliza durante buena parte del día parques como este, y eso que el test no fue realizado en las horas de mayor insolación. Eran las 11 de la mañana.

Los Jardins de la Indústria, a pleno sol y, por eso, vacíos.

Los Jardins de la Indústria, a pleno sol y, por eso, vacíos. / JORDI COTRINA

El instrumental de medición empleado fue el mismo que semanas atrás permitió comprobar que los ejes verdes del Eixample funcionan como refugios climáticos. El láser señala el punto exacto en el que se toma la medición. Ofrece el resultado al instante. En Consell de Cent, por ejemplo, fue posible descubrir que los bancos a la sombra (la mayoría tras la reurbanización de la calle) están 20 grados más frescos que los que están a pleno sol.

El problema en los Jardins de la Indústria es que la sombra es escasa, una decisión, en principio, no casual. En otoño e invierno es lo que buscan las familias. Que sus hijos jueguen al sol. Lo imprevisto, cuando se convirtió aquel espacio en uno de los que más juegos por metro cuadrado acumula, era que en verano se sucederían sin pausa las olas de calor. El martes, cuando el fotógrafo retrataba el parque, llegó una familia. Venían los tres de otro jardín cercano, el del Baix Guinardó. Una parrilla a esa hora. Eso le contaron. Lo intentaron aquí, pero también desistieron.

Dos valientes.

Dos valientes. / JORDI COTRINA

A los Jardins de la Indústria los conocen también como los de la golondrina, porque esa es la figura gigante de madera que ocupa el espacio central del parque. Estaba a 43 grados y sus toboganes posiblemente estaban a una temperatura suficiente como para causar dolor en la piel. Surgió un problema técnico a la hora de emplear ahí el láser: el brillo de la plancha de los toboganes impide efectuar la medición. Hay, pero, una alternativa a ello, los falsos toboganes.

La pirámide, impracticable a 44 grados.

La pirámide, impracticable a 44 grados. /

Antes de que ese interior de manzana fuera reformado en 2019, el parque era conocido en el barrio con otro nombre. Parque de la pirámide. La razón era que cuando se llevó a cabo la primera urbanización se levantó una estructura piramidal de ladrillos para aislar acústica y visualmente el parque del ruido del tráfico de la calle de la Indústria. Aquel era el propósito, pero la chiquillada le encontró otro uso. Subir no era fácil (los ladrillos resbalan), pero no imposible, y bajar era francamente divertido, salvo por el maltrato al que se sometía al culo de los pantalones. Los ladrillos de la pirámide estaban el día de la medición a 44 grados, como los caballitos.

Por cierto, tan popular llegó a ser esa pirámide que, en un gesto que tal vez pasó inadvertido, una de las propuestas electorales de CiU en unas elecciones municipales era, para ese barrio, la eliminación de aquella estructura. Puede que pocas promesas definan más a un candidato que esta.