'Boom' de excursiones de un día en autocar: "Es muy de andar por casa, pero barato"

Siete de la mañana; jueves, 27 de julio. La estación de Fabra i Puig, en la Meridiana, ese apeadero de Rodalies que pide a gritos una reforma, tiene justo al lado una menuda terminal de autobuses. Dispone de 10 plataformas y destinos tan dispares como Mollet, Girona, Granollers, Figueres o el cementerio de Collserola, que por suerte tiene ida y vuelta. Hay una losa que queda fuera de la cubierta, la última. Al raso, y sin un poste que indique que ahí recala una línea concreta.

Dos minutos después de la hora en punto llega un autocar de la compañía Fernando, con sede en L'Hospitalet de Llobregat. No lleva cartel que identifique hacia dónde va o de dónde viene. Se abre la puerta y baja Sara, una mujer ecuatoriana, menuda, vivaracha. Es la responsable de Excursiones Sary, viajes de ida y vuelta el mismo día a lugares turísticos de Catalunya y el sur de Francia. El de hoy parte precisamente hacia Argelès. Otra manera de ver el mundo.

Llamarlo Excursiones Sara quizás le pareció un empacho de ego, así que optó por el menos personal Sary. Sucedió, lo de crear el negocio, hace seis años, antes de la pandemia, y explica que ahora hay más demanda "porque la gente tiene más ganas de salir". No es el caso de este jueves, probablemente porque es entre semana y hay menos parroquianos disponibles.

De hecho, sus propuestas suelen concentrarse en sábado o domingo. Se los lleva a Cadaqués, a València, a Platja d'Aro, a Montserrat. Lugares resultones, muchos de ellos sin alternativa ferroviaria. El viaje incluye solo el trayecto; ni agua, ni comida, ni guía turístico, ni señor conductor acelere. Solo el desplazamiento para realizar una visita por libre y regresar a casa cuando empieza a caer el sol. De ahí que se encoja de hombros al preguntarle por su relación con las agencias de viajes.

Cartel casero

"No es buena, claro, pero no hago nada ilegal", señala. Y tiene razón, porque la legislación le permite manejar a su manera este tipo de excursiones de un solo día. Entre los viajeros hay dos chicas brasileñas, Claudia y Lorena. Una de ellas vio los carteles que Sara cuelga por todas partes. El papel, un DIN A4 de toda la vida, asido a la pared con el celo también de toda la vida, rezaba, cortita y al pie, lo siguiente: Argelès / Francia / Paseo y playa /Jueves 27 de julio / 25€ / ida y vuelta. El nombre de Sara y su teléfono móvil. Y debajo, en pequeño, una foto muy aérea del municipio, de esas que aparecen en imágenes de Google. Todo muy casero y 'low cost', sin estridencias, sin falsas esperanzas. Como es y parece querer ser Excursiones Sary.

"La gente sabe muy bien a lo que viene, y en eso no fallamos, pero les ofrecemos precios muy ajustados y les damos total libertad para que hagan lo que quieran dentro de un horario", resume la dueña, que se lo guisa todo con la ayuda "de una colaboradora". Y de los autocares Fernando, por supuesto. Es la segunda vez que Claudia viaja con Sara. O Sary, como prefieran. Antes ya fue a pasar un día a Sant Antoni de Calonge. "Llamas por teléfono, haces la reserva y luego pagas por transferencia. Y sé que tengo seguro durante el viaje pero no durante la estancia, pero creo que por este precio no se puede pedir más", indica esta sonriente joven.

Clientela fiel

El pasaje es variado. Hoy serán unos 15. Gente joven, Una madre con su hija y un par de sombrillas. También viajan Francesc y Maria Dolors, un matrimonio sexagenario que explica, mientras Sara va pasando lista, que no es la primera vez que se suben a este autocar. "Todo es muy casero, muy de andar por casa, pero es muy barato y nos lleva a lugares que están bien y a los que nos resulta difícil llegar". Antes fueron a Aitona, a Lleida y a Hostalric, y recalaron en Excursiones Sary guiados por un amigo. "A los pocos días de hablar con él, vimos los carteles por el barrio y decidimos llamar. Todo es muy austero, recuerda un poco a las salidas de los años 70", evoca Francesc.

El primer viaje es efectivamente el que más cuesta. Romper el hielo, darse cuenta que no hay una estafa detrás del modesto anuncio y animarse a probarlo. Sostiene la dueña que atiende a mucho repetidor y que tiene "mucha clientela fiel". En los cuatro viajes que acumula, Francesc recuerda haber visto "gente de todo tipo, pero sobre todo muchos suramericanos". ¿Turistas? "No recuerdo ninguno". Ir a Lourdes por 55 euros, a Carcassone por 34 euros, a Waterworld por 38 euros con la entrada incluida, a Mónaco y Niza por 69 euros. Precios de derribo.

Sin contrato

Detalla este habitual de las excursiones que el pago se hace por avanzado. Pero no todo de golpe. "Pagamos 15 euros, mandamos el pantallazo del recibo por Whatsapp y en el autocar hemos abonado otros 10 euros, pero hay gente que lo ha pagado todo de golpe cuando hemos salido de Barcelona", relata, ya por la tarde, de vuelta a casa. No reciben ningún contrato y tampoco se les detalla qué servicios incluyen esos 25 euros que cuesta la salida a Argelès. "No lo sé, creo que este tipo de viajes son un acto de buena fe. Piensas que no te pasará nada y la verdad es que nunca hemos visto a nadie preguntar por esta cuestión". "Es -insiste- una cosa muy austera, pero siempre hemos acabado contentos".

El pasaje no suele confraternizar a bordo del autocar. No hay película y tampoco Sara coge el micro para explicar nada que tenga que ver con el destino. Sabe bien que no puede ejercer de guía turística. Una vez se llega a la meta, cada grupo toma su camino, consciente de que el regreso se hará desde el mismo punto y a una hora muy concreta. "Ha hecho un poco de viento, pero hemos estado muy bien", resume Francesc. A las 20 horas, el bus entra por la Meridiana y vuelve a posarse en la plataforma 10 de la estación de buses de Fabra i Puig, junto a la parada de metro que pide a gritos una reforma.

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