Así se contratan y funcionan las excursiones 'low cost' desde Barcelona

La normativa catalana de Turismo establece, a instancias de Europa, la libertad de prestación de servicios, que no precisan que tras las excursiones haya profesionales formados. En el caso de las de menos de 24 horas sin pernoctación, las pueden ofrecer cualquier particular o empresa siempre que declaren una actividad económica y sus correspondientes impuestos por los ingresos.

La estructura organizativa de las excursiones de un día puede correr a cargo de una agencia o de un operador individual. En la actualidad casi toda oferta se limita a ofrecer solo transporte. De ese modo, basta con la cobertura del seguro del autocar para sus viajeros. No hay responsabilidad civil ni más seguros añadidos a lo largo de la jornada de la excursión, cuando el cliente va totalmente por libre.

Se dan a conocer por redes sociales, pero también por el tradicional método de la colocación de carteles en los barrios. Se informa del destino (casi siempre municipios de playa en verano, y de esquí en invierno), el día de salida, el precio (de 20 a 50 euros casi siempre) y de la persona de contacto y su móvil.

La persona de contacto muchas veces es un colaborador que se ocupa de llenar los autocares y organizar las reservas, por móvil o Whatsapp. No suelen ser profesionales del turismo ni personal fijo, incluso a veces son los propios vecinos de una zona. Solo facilitan su nombre de pila e informan de las salidas disponibles y hacen las reservas.

Una vez contratada la plaza (se suelen llenar), el interesado se presenta a la hora concertada, donde un autocar alquilado les espera. El perfil es variado, desde personas mayores a familias, en función de los destinos. La nota común es que suelen ser lugares sin conexión fácil en transporte público, y para personas que no disponen de coche. Los trayectos pueden ser de una a cuatro horas, habitualmente, y una vez en el destino se pueden facilitar consejos mínimos para moverse en la zona, pero no acompañamiento ni guía, ni comidas.

La patronal de las agencias de viajes ACAVE enfatiza que se trata de una actividad desregularizada, por lo tanto legal. No obstante, advierte de que las administraciones correspondientes deben controlar que conste la actividad económica y su fiscalidad, para que no se produzca un foco de economía sumergida.

La ordenanza de Convivencia de Barcelona permite la colocación de carteles en los espacios habilitados y también en los umbrales (laterales de la entrada principal) de los edificios privados, pero nunca en la fachada frontal. Tampoco se pueden colocar en mobiliario urbano o inmuebles públicos, a riesgo de sanción de hasta 750 euros. La mayoría de pósters al respecto se sitúan en la entrada de comercios o bloques de vecinos, de forma correcta.