Sin planes de futuro

Barcelona mantiene en el limbo la 'cuna' del antiguo Sant Andreu

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La clausurada estación de Sant Andreu Comtal, con la cúpula de la parroquia y la clínica Sant Jordi detrás

La clausurada estación de Sant Andreu Comtal, con la cúpula de la parroquia y la clínica Sant Jordi detrás / Manu Mitru

David García Mateu

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El trato que recibe el patrimonio histórico de Barcelona es un debate crónico en la ciudad. Si bien la opinión pública acostumbra a deliberar básicamente sobre los monumentos que aparecen en las postales turísticas, también en los barrios hay controversia permanente sobre edificios y rincones emblemáticos que adolecen el paso de los años. Sant Andreu tiene su particular zona cero de patrimonio en riesgo alrededor de la plaza de la Estació, que se ha engrosado este invierno con el cierre de la terminal ferroviaria. Esta área fue precisamente la cuna del antiguo pueblo independiente de Sant Andreu de Palomar.

Hace un mes acaparó titulares la jubilación de la antigua estación Sant Andreu Comtal, por ser la que más lustros acumulaba en servicio de todo el Estado (168 años). Desde su cierre, el edifico ya ha empezado a acumular polvo: aunque la construcción de la nueva estación de Sant Andreu (13 años de obras) ha dado margen para que Adif y el Ayuntamiento tuvieran preparado un rápido traspaso de la actividad, la cesión al consistorio del inmueble ya vacío todavía “se está negociando”, explican fuentes municipales.

La intención del Ayuntamiento siempre ha sido conservar el inmueble para convertirlo en un equipamiento municipal, si bien ningún gobierno municipal ha llegado a concretar el uso exacto. De hecho, la versión oficial de hoy es calcada a la de años atrás: “Se trabajará a partir de las necesidades del distrito y las propuestas recibidas por parte de las entidades”, exponen portavoces del consistorio, ya en plena cuenta atrás para las elecciones municipales de mayo.

Uno de los temores de las entidades de Sant Andreu es que la antigua estación se sume a la larga lista de proyectos que aún esperan dilucidar su futuro. En este sentido, el presidente y arqueólogo del Centre d’Estudis Ignasi Iglésias (CEII), Jordi Petit, recuerda que este colectivo de historiadores ya propuso “recuperar el aspecto original del interior del edificio” y “dejar una vía con una locomotora para recordar que por allí circulaban los trenes”. La respuesta municipal que obtuvieron no fue esperanzadora: “Nos dijeron que ya se vería y que el tema del tren no se decidirá hasta que esté construido el nuevo acceso para coches a la ciudad, por lo que entendemos que será una decisión a muy largo plazo”, relata Petit.

Proyectos en ‘stand by’

La indefinición no solo afecta al edificio ferroviario, sino a varios inmuebles que rodean la plaza de la Estació. El más imponente es la finca neoclásica de la Clínica Sant Jordi. Aunque también tiene que pasar a manos del Ayuntamiento y convertirse en equipamiento público, carece de calendario para la transformación. El propietario del edificio es la corporación HM Hospitales, que asegura que tiene toda la voluntad de ejecutar el plan proyectado hace más de una década: ceder la finca tras construir un nuevo complejo sanitario. Sin embargo, el consistorio todavía no les ha dado la licencia de obras. “Está pedida desde hace mucho tiempo”, resaltan fuentes de la compañía.

Plaza de la Estación, cuna del Sant Andreu histórico, con terrazas, la parte posterior de la parroquia y la clínica Sant Jordi

Plaza de la Estación, cuna del Sant Andreu histórico, con terrazas, la parte posterior de la parroquia y la clínica Sant Jordi / Manu Mitru

Si bien la estructura de este edificio, que llegó a acoger Cafés Debray, aún puede soportar unos cuantos años más sin precisar de ninguna reforma, otras fincas de las inmediaciones no tienen la misma suerte. Apenas se sostiene en pie un interesante conjunto de casitas que hay unos 100 metros más allá, en la calle del Pont. Catalogadas como las más antiguas del primitivo pueblo independiente de Sant Andreu de Palomar, están tapiadas desde 2017 para evitar que vuelvan a ocuparse.

Paradójicamente, uno de sus antiguos ocupantes, Pau Sáenz, ya advirtió tras entregar las llaves que “cada día que pasen cerradas, se degradaran más”. De hecho, la misma gerente del distrito, Carme Turégano, admitió en un Consell de Barri de 2016 que el consistorio ordenó destrozar una de ellas por dentro: “El Ayuntamiento desguazó la casa número 8 por riesgo de hundirse en el caso que entraran nuevas personas”.

Casetas medio hundidas de la calle del Pont, frente a la parroquia de Sant Andreu de Palomar

Casitas medio hundidas de la calle del Pont, frente a la parroquia de Sant Andreu de Palomar / Manu Mitru

“Años atrás conseguimos salvar las casas de la piqueta, con la idea de encontrarles un nuevo uso de equipamiento que se adapte a ellas”, explica Petit. Al fin y al cabo, el conjunto incluye una casa del siglo XVIII, otra del XIX, una residencia menestral y la llamada Casa del Oficial. Esta última tiene especial interés por la función que tuvo: Sant Andreu tenía obligación de hospedar sí o sí aquí a dicho cargo militar cuando el Ejército se encontraba de paso por la zona

Para la Casa del Oficial llegó a haber una propuesta clara: “Allí se tenía que hacer el centro de interpretación del Rec Comtal y un pequeño museo de Sant Andreu, pero está totalmente parado”, lamenta el presidente del CEII. “Luego se nos dijo, en 2018, que una parte de la tasa turística serviría para abrir una pequeña oficina de información, pero tampoco sabemos nada de aquello”, critica. Por su parte, el Ayuntamiento avanza a EL PERIÓDICO que “durante 2023 se realizará la consolidación estructural de las dos casas que están en peor estado” para frenar al menos el riesgo de derrumbe.

Casetas medio hundidas de la calle del Pont, junto a la parroquia de Sant Andreu de Palomar en la plaza Orfila

Casetas medio hundidas de la calle del Pont, junto a la parroquia de Sant Andreu de Palomar en la plaza Orfila / Manu Mitru

La capilla dels Segadors, encaminada

El anhelo de la entidad de historiadores locales es que el futuro centro de interpretación pueda estar vinculado a la restauración de la Capella del Sant Crist dels Segadors. Este proyecto sí que está ya en marcha, gracias a su declaración como Bien Cultural de Interés Nacional este septiembre. Fue en esta capilla donde se encontraron el 22 de mayo de 1640 los somatenes y payeses de media Catalunya que iniciaron la Revolta dels Segadors, conflicto bélico que tiene entre sus causas directas servidumbres como la Casa del Oficial.

Capella dels Segadors de la parroquia de Sant Andreu de Palomar

Capella dels Segadors de la parroquia de Sant Andreu de Palomar / Manu Mitru

“Los arquitectos que han empezado a trabajar en su recuperación han mostrado interés por nuestras ideas a la hora de elaborar el proyecto”, celebra Petit. A remolque de esta intervención, espera que se haga una prospección arqueológica bajo la planta de la iglesia y los jardines provisionales de les Dones de la Motor Ibérica.

Si nada cambia, la financiación del proyecto para la restauración de la capilla seguirá un modelo similar al que se utilizó para rehabilitar la cúpula de la iglesia adyacente. Es decir, con inversión del Arzobispado, del Ayuntamiento y de la Generalitat. “Ya hemos empezado las conversaciones”, revelan desde el consistorio, quienes esperan contar a lo largo de los próximos meses con el  plan director que las entidades reclaman desde 2015.

La pequeña plaza de las Mujeres de la Motor Ibérica, junto a la parroquia de Sant Andreu de Palomar

La pequeña plaza de las Mujeres de la Motor Ibérica, junto a la parroquia de Sant Andreu de Palomar / Manu Mitru

Si prospera este mecanismo inversor, el futuro de la capilla es prometedor. A pesar de haber esperado 17 años bajo una lona, la cúpula pudo rehabilitarse y con un gran resultado. Recibió hace dos meses el premio a la mejor restauración patrimonial que concede el Col·legi de l’Arquitectura Tècnica de Barcelona. Sin embargo, el interior del gran edificio parroquial “todavía espera la segunda fase de la restauración”, subraya el CEII.

El consistorio deja claro que “la mayoría de estos proyectos se desarrollarán en el próximo mandato” y detalla que “ya se trabaja con la idea que se puedan ejecutar entre el 2023 y el 2027”. La espera, no obstante, desespera a los historiadores locales, que denuncian que hay una parte importante del patrimonio que “sigue dejado de la mano de Dios”. Al fin y al cabo, el entorno de la plaza de la Estación es el germen del antiguo Sant Andreu independiente y su recuperación patrimonial es material sensible para la identidad de un vecindario que se resiste a una barcelonización total.

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