Entrevista

Consol Franch, psicóloga: “Una persona con un trastorno mental necesita sentirse útil”

Desde la Fundació Pere Mata acompañan a los usuarios en el proceso de inserción laboral una vez estabilizada la enfermedad

"Todavía sigue existiendo un estigma alrededor de la salud mental por falta de conocimiento", asegura

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Consol Franch, en las instalaciones de la Fundació Pere Mata

Consol Franch, en las instalaciones de la Fundació Pere Mata / Margarida Alberich / FLC

Eduard Palomares

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El diagnóstico de un trastorno mental severo, como la esquizofrenia, la bipolaridad o una depresión mayor, puede trucar una trayectoria vital. Así que, una vez estabilizada la situación a nivel médico, toca empezar de nuevo. Consol Franch, coordinadora del servicio de inserción laboral de la Fundació Pere Mata –entidad social que colabora con la línea de Salud Mental del programa Incorpora de la Fundación La Caixa–, les acerca a lo que más les puede ayudar y muchas veces se les niega: un puesto de trabajo.

-¿Cómo impacta el desarrollo de un trastorno mental en la vida adulta?

-Supone una ruptura de lo que era su vida y de lo que esperaban de ella, tanto el propio afectado como su familia. Puede producirse algún síntoma previo, pero muchos trastornos mentales aparecen cuando la persona ya es adulta, y su afectación depende del entorno, del control sanitario, de la red de apoyo…

-¿En estos casos, trabajar puede ser una ayuda o un lastre?

-Trabajar ayuda, porque significa establecer una rutina, algo clave para estructurar su vida y no darle vueltas a todo. Por supuesto, antes que nada el trastorno debe haberse estabilizado, pero después es conveniente empezar a trabajar cuanto antes, para que la enfermedad no se cronifique. Además, les ofrece algo muy importante para ellos: dejar de definirse a través de su trastorno y normalizar su posición en la sociedad. Como cualquier persona, necesitan sentirse útiles.

-¿El proceso de inserción requiere redefinirse a uno mismo?

-Sí, es necesario comprobar si las expectativas que se tenían antes de la enfermedad continúan siendo realistas. En todo caso, es muy importante escuchar sus necesidades e intereses, porque como cualquiera tienen derecho a escoger qué hacer con su vida. Les acompañamos en este proceso, así como si quieren volver a formarse con un curso de Incorpora o el SOC. Aunque a veces tienen cierta ansia por trabajar, antes es vital responder estas preguntas: quién soy y qué quiero hacer.

-Cuando llega el momento de buscar trabajo, ¿se topan con demasiados muros?

-Por desgracia, he escuchado muchas barbaridades. Personas que aseguran que no tienen prejuicios, pero que luego no quieren contratar a una persona con un trastorno mental por lo que pueda pasar. Y esgrimen casos aislados, cuando las incidencias son mínimas. Existe un gran estigma alrededor de la salud mental, sobre todo por falta de conocimiento.

-¿Cómo se puede sensibilizar para romper este estigma?

-Ayuda mucho cuando se puede llevar a cabo un periodo de prácticas o de prueba, porque las empresas acaban comprobando que no existe ningún problema. Y el trabajador fortalece su autoestima. Si la persona está estable y sigue su medicación, puede incluso llegar a rendir más porque quieren demostrar su valía. Que se les dé una oportunidad de trabajar es una gran motivación.

-Desde el 2011 han impulsado más de 200 inserciones laborales de la mano de Incorpora. ¿Qué tipo de trabajos son los más habituales?

-Un poco de todo. Tenemos bastantes perfiles de limpieza, ya que nosotros contamos con un centro especial de trabajo en el que llevan a cabo estas tareas y esto les brinda una experiencia previa que las empresas valoran. También peones y operadores de fábrica, auxiliares de cocina, mozos de almacén… Y nuestra misión no se acaba cuando se formaliza el contrato, porque llevamos a cabo un seguimiento post-contratación de un año que es muy útil para los dos partes.

-¿Cada inserción es una victoria?

-Sí, es un punto ganado contra el estigma. Significa que las personas puedan sentirse dignas e incluidas en la sociedad. Y un trabajo no solo significa una vida estructurada y un ingreso económico estable, sino todo lo que viene detrás, como poder alquilar un piso. Nos gusta que las personas que han conseguido una inserción exitosa vengan a la fundación a hablar de su experiencia, porque es una alegría para todos. A mí se me pone la piel de gallina.