Entrevista

Bonnet-Brilhault: “Los niños con autismo perciben el mundo de una forma diferente”

La psiquiatra francesa, una de las mayores especialistas en TEA, augura avances en el tratamiento de este trastorno gracias a la investigación: “Existen varios proyectos para encontrar tratamientos farmacológicos para tratar algunos síntomas”.

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Frédérique Bonnet-Brilhault, el simposio sobre TEA organizado por la asociación EDAI en CaixaForum Madrid

Frédérique Bonnet-Brilhault, el simposio sobre TEA organizado por la asociación EDAI en CaixaForum Madrid

Eduard Palomares

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Como psiquiatra y una de las mayores especialistas en Francia sobre el trastorno del espectro autista (TEA), Frédérique Bonnet-Brilhault ha dedicado su carrera a ampliar la comprensión de esta neurodiversidad, especialmente en la infancia, tanto desde el laboratorio como la atención clínica al paciente. El pasado noviembre participó en el EDAI Symposium celebrado en CaixaForum Madrid y organizado por EDAI, entidad especializada en neurodesarrollo y salud mental infantil y juvenil y que recibe el apoyo de las Convocatorias de Proyectos Sociales de la Fundación La Caixa.

-El concepto del trastorno del espectro autista (TEA) ha ido cambiando con los años. ¿En qué punto se encuentra actualmente?

-Sabemos que el TEA se debe a un desarrollo anómalo del cerebro durante la gestación y no a cuestiones vinculadas a la educación o la relación con los padres durante la infancia, como se pensó durante mucho tiempo. Esto es algo que empezó a cambiar a partir de los años 80. También sabemos que se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales. Y que cada individuo tendrá una forma específica del trastorno y una trayectoria particular.

-¿Y qué queda todavía por comprender de este trastorno?

-Aún no hemos podido desarrollar un tratamiento farmacológico, especialmente para los casos más severos. Tampoco sabemos cómo diagnosticar el autismo a través de marcadores biológicos, por lo que la única manera es mediante la observación y evaluación clínica. Actualmente, las intervenciones están más centradas en la rehabilitación que no en los fármacos, pero creo que en un futuro conseguiremos encontrar al menos medicaciones específicas para tratar síntomas específicos. Existen varios proyectos ya en marcha.

-Su investigación se centra en los mecanismos neurofisiológicos del TEA. ¿Qué avances han logrado?

-Trabajamos en la identificación de los procesos neurofisiológicos que impactaran en las habilidades comunicativas del niño. Hemos demostrado que los niños con autismo procesan diferente los sentidos: el oído, la vista e incluso de tacto. Es decir, su cerebro percibe de manera diferente el entorno y, por lo tanto, no descodifica igual que los demás la información social, como una cara, una mirada, un tono de voz… Esto impide que den el siguiente paso a nivel de desarrollo social, que es más complejo a medida que crecen.

-¿Y cómo se traslada este conocimiento luego en la terapia?

-Al saber esto hemos podido desarrollar terapias específicas a través de sesiones individuales en las que se combinan distintas intervenciones para analizar de manera precisa la manera en la que el niño te mira, te escucha… Así podemos llegar a comprender la forma en la que el paciente interpreta el mundo y comunicarnos de manera más eficaz con él. Es lo que llamamos una sincronización a nivel social.

-Una vez lograda esta sincronización, ¿se puede ayudar al paciente a interpretar el mundo que le rodea?

-Sabemos que para un niño con TEA pueden ser complicadas diferentes situaciones sociales habituales, como estar en un aula con muchos otros niños, con ruido y estímulos constantes, así que les preparamos para ello con, por ejemplo, vídeos reales de esa clase. Mediante el uso de realidad virtual efectuamos una inmersión progresiva, para que se vayan adaptando. De esta manera, cuando acuda a esa clase tendrá más herramientas para interpretar lo que está sucediendo en su entorno y será más fácil para él gestionarlo.

-Se calcula que cerca del 1% de la población en España o Francia padece algún trastorno del espectro autista. ¿Ha aumentado la prevalencia o se diagnostica ahora mejor?

-Es una combinación de factores. El diagnóstico ha mejorado mucho actualmente, y se incluyen muchas formas de autismo, por eso hablamos de espectro. Esta es unas razones por las cuales ha incrementado el número de personas que se considera que tienen alguna forma de autismo, la mitad de las cuales son adultas. Aunque tampoco podemos descartar que, una pequeña parte de este incremento, se deba a cuestiones ambientales.

-¿Es cierto que es más complicado detectar el TEA en niñas?

-Puedes observar el autismo típico en niñas o mujeres, pero hay formas clínicas del trastorno que cuestan más de detectar, seguramente porque el efecto camuflaje o la capacidad de adaptación al entorno de ellas es mayor. También porque hay rasgos que socialmente están más vinculados a las mujeres, por ejemplo, la timidez. Y también es verdad que algunas herramientas de diagnóstico se han desarrollado tomando como base la población masculina.

-¿Qué le diría a unos padres cuyo hijo o hija acaba de ser diagnosticado de TEA?

-Les diría que el diagnóstico inicial es una foto, pero no fija, sino dinámica. Se trata del primer paso para definir el tratamiento que mejor pueda funcionar para su hijo y que, a partir de aquí, irá evolucionando. Cada vez tenemos más niños y niñas que siguen una trayectoria positiva gracias al tratamiento.