BARCELONEANDO

La guarida de las Nancys en Barcelona

Buena parte de las muñecas de Famosa que se dirigían al portal se quedaron en el Poblenou. Esperanza Ramos dejó de contar cuando superó las mil Nancys

Esperanza Ramos, con algunas de las más de mil Nancys que atesora en su vivienda del Poblenou

Esperanza Ramos, con algunas de las más de mil Nancys que atesora en su vivienda del Poblenou / periodico

Ana Sánchez

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Cada vez que las muñecas de Famosa se dirigen al portal, en esta casa se echan a temblar. Aquí se formaría una cola más larga que en la toma de posesión de los vicepresidentes del Gobierno. Una vitrina ocupa toda una pared del salón con más de 500 Nancys. Todas en fila, con pose ladeada de pasarela. Ni que hubiera un cásting de Toy story.   

Si entrara Marie Kondo, se iría corriendo a hacerse el haraquiri con una llave Allen del Ikea. Mires donde mires, se ven cajas de las que sobresalen mechones rubios, como si fuera la guarida de un asesino en serie. Hay bolsas por el suelo con alguna Nancy aún plastificada con su vestidor. Más Nancys “en tránsito” por las estanterías, una casita de Hogarín, parte de la familia Telerín con ganas de irse a la cama. El reloj de cuco no funciona, se da por hecho que por pura intimidación.

“Esta me la hizo una amiga”, Esperanza coge una cabeza desperdigada por una mesa con minuciosidad de CSI. “Ahora me falta conseguir un cuerpo”, sonríe a lo doctor Frankenstein. Esperanza Ramos, 56 años, acumula más ropa de muñeca que propia. “Hombreee”, dice casi ofendida por la duda. “Tengo todos los conjuntos”, promete. Dejó de contar cuando pasó de las mil Nancys.

Entre los dos, este matrimonio acumula más de mil Nancys, 200 Madelman y 200 cochecitos, entre otros juguetes 'vintage'

En esta casa del Poblenou no se conjuga el verbo 'tirar'. “Tiramos poco”, se ríe José Luis Vera, el marido de Esperanza. Él, con 57, también mueve muñecos con destreza infantil. La vitrina del salón llena de <strong>Madelman</strong> es cosa suya. “Siempre llora –dice su mujer-, pero tiene muchos”. Más de 200 hombres de acción, además de aviones, Barriguitas, en la entrada hay otras cuatro vitrinas con 200 cochecitos. Entre los dos, tienen dos trasteros de la terraza llenos de juguetes, otro fuera del piso y una segunda casa repleta de cajas. “Otro agujero negro”, reconocen. Y aún compran algo cada día. “Hoy he traído dos figuritas de Conguitos”, cuenta José Luis. “A mí me ha llegado un conjunto de Nancy”, asiente Esperanza.

“Una chica moderna que trabaja”

La primera Nancy la pilló con 5 años. Era 1968. Apareció en las jugueterías una rubia de 42 centímetros con un fondo de armario que ya quisieran las Kardashian. “Una chica moderna que trabaja”, se leía en las cajas. Costaba 300 pesetas.

"Han visto que hay un filón", aseguran. Hay quien ha pagado por una Nancy 1.500 euros 

Se dejaron de fabricar en 1996 (menos la de comunión). En el 2000 y en el 2005 sacaron las Quirón. Y en el 2006, se relanzaron con nuevo diseño. Las llaman las New. “Las besugo”, se ríe Esperanza. Estas no cierran los ojos. Con el boom coleccionista, se empezaron a fabricar reediciones. “Han visto que hay un filón”, resopla José Luis. Hay quien ha pagado por una Nancy 1.500 euros, aseguran. 

Esperanza y José Luis se conocieron en los 80. Se casaron y comieron perdices rodeados de cajas. Desataron su tic coleccionista de novios. Él le empezó a regalar figuritas de plástico, de esas de Disney. Pasaba delante de una tienda y cada día cogía una. “Hasta que llegó un momento en el que ya las había comprado todas”, se ríe. “Coleccionar engancha”.

La 'Nancyclopedia'

Luego llegaron las Nancys, los Madelman, los mercadillos, los encuentros de coleccionistas. Ya tienen amigos en Onil, donde estaba la fábrica de Famosa. “Conocemos al que ponía el pelo –cuentan-, al que fabricaba los ojos…”. El matrimonio acabó publicando una <strong>Nancyclopedia</strong>. Llevan tres volúmenes –años 70, 80 y 90-, más de 10.000 libros vendidos, calculan. “Y ahora saldrá de <strong>Lesly</strong> y <strong>Lucas</strong>”.

Esperanza señala una caja con melenas rubias. “Son todo Leslys que están peinadas”. Es la hermana de Nancy. Debe de tener un centenar, calcula. Lucas es “el amigo”. Aquí, con derecho a roce. “Le tocan a muchas”, se ríe.

"Hay muchísimos coleccionistas"

Una de las Nancys de la vitrina va con acreditación en la solapa. “Para los encuentros”, sonríe la coleccionista. Llevan identificación muñecas y dueños. Ya andan preparando la cita de octubre. “Somos cuatro organizándolo”. El año pasado hasta crearon una Nancy para la ocasión: una <strong>ninfa</strong> que firmó David Bocci, diseñador de moda para Barbies.  

Sí, hay mucho coleccionista de Nancys en Barcelona, aseguran. Ellas y ellos. “También hay chicos”. Esperanza estará en 6 o 7 grupos de Whatsapp. “En Barcelona -apunta José Luis-, hay muchísimos coleccionistas serios de todo”.

¿Que qué dicen sus dos hijos? “Que están hartos”, resoplan. “Mi hija es Marie Kondo”, se ríe Esperanza. “Cada semana o dos vacía la habitación, lo tira todo y reacondiciona su vida”, se ríe José Luis. “Debe de ser la reacción al caos”. Se encogen de hombros. “Esto no tiene arreglo”.

Por cierto, hay quien ha calculado cuánto tardarían las muñecas de Famosa en llegar al portal desde Onil: 877 horas.