BARCELONEANDO

Madelman que aún lo pueden todo

Se hacen llamar La Catifa Vermella. Entre los cinco acumulan más de mil hombrecitos de acción de 17 centímetros. En julio expondrán parte de su colección

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Ana Sánchez

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Llevan el pelo casi tan repeinado como los de las Nuevas Generaciones del PP, tienen el cutis de Berlusconi y un tamaño del que presumiría Leticia Sabater en uno de sus vídeos: 17 centímetros. “Suficiente”, sonríe José Luis con mirada paternal. Él tiene 56 años, pero mueve con soltura de niño a esta panda de hombrecitos con escopeta y salacot. Sobre la mesa del salón hay una sabana que parece sacada de Las minas del rey Salomón. José Luis y otros tres compañeros de quinta colocan exploradores, tiendas, jeeps. “Estamos haciendo lo que nos hubiera gustado hacer cuando teníamos 6 o 7 años”, asiente Josep Maria. 50 años después, siguen dando la razón a ese lema setentero: "Los Madelman lo pueden todo".

Si entrara en esta casa Marie Kondo,  se haría el harakiri con un organizador de cajones Skubb. En la habitación de al lado se apelotonan militares, esquimales, hombres rana, astronautas. Tienen a mano hasta al Séptimo de Caballería. “El libro de Marie Kondo aquí no entra”, reniega Jordi. Hoy han quedado en su casa. Ninguno contempla el verbo “tirar” en su vocabulario. “Yo soy más de comprar otra casa”, se ríe José Luis. Entre los cuatro tienen más de 800 Madelman. ¿Que qué tienen de especial? “Nostalgia”, responden todos. 

Su nostalgia data de 1968. El año que Massiel ganó Eurovisión apareció en las jugueterías "la más perfecta miniatura articulada del hombre". Un invento de Manufacturas Delgado (de ahí salió lo de Madel) que se dejó de fabricar en 1983. Costaban 100, 150 pesetas. Ahora un modelo básico vale entre 35 y 200 euros. Depende del vendedor -te explican-, del estado, de lo exigente que seas. Uno “decente” con sus accesorios son 90-100 euros, calculan.

"Nosotros no vamos a bajar la basura -se ríe José Luis-, sino que la subimos”

Se hacen llamar La Catifa Vermella. Porque solo les falta la alfombra roja. “Como tenemos unas colecciones muy completas –justifica Miquel-, la gente decía que éramos un poco la élite”. Una de sus bromas recurrentes: "Nosotros no vamos a bajar la basura -se ríe José Luis-, sino que la subimos”. 

José Luis Vera tenía 6 años cuando aparecieron los Madelman. Tendrá 200. No es el único recuerdo en masa que tiene por casa. “Yo intento coleccionar todos los juguetes que tuve de pequeño”. Cochecitos, aviones, Barriguitas. Y Nancys. Muchas Nancys. Pero eso es cosa de su mujer. Ella dejó de contar cuando pasó de las mil.

Todos se presentan diciendo de carrerilla los años que tenían cuando salió el primer Madelman. Jordi López tenía 5. Josep María Padilla, 2. Miquel Llopis acababa de nacer. Aún falta un quinto que hoy no ha venido, Xavier Casanovas. Entre todos superan los mil muñecos. 

“Puedes tocar”, te anima José Luis a que cojas un Madelman de la sabana. “Son suyos”, señala a Jordi. Miquel agarra uno como si fuera explosivo. Le imitas, le mueves los brazos, se te cae el fusil. Ups. Jordi te sonríe enseñando dientes a lo Pantoja. 

Todo el catálogo en una exposición

Están preparando una exposición. Esta sabana será uno de los dioramas que exhibirán del 1 al 27 de julio en L’Illa Diagonal. “Llevaremos todo el catálogo”, adelantan. 160 muñecos. “Este es del 76 –te enseñan otro-. Lo llamaban Suárez”. Pues sí, tiene un aire al expresidente Adolfo Suárez e incluso al señor Alcántara de Cuéntame

Se conocieron en la enciclopedia online de Josep Maria, ahora web de referencia: www.enciclopediamadelman.com. “Para mí fue una terapia –recuerda Jordi-. Porque yo pensaba: ‘¿Es normal lo que me pasa?’”, se ríen todos. “Y descubrí que era normalísimo. Los demás están mucho peor que yo”.

"El día que me muera –dice Josep Maria-, no dejes a mi mujer que venda mi colección por lo que yo le dije que me gasté en ella”

¿Cuánto dinero se han gastado? “El día que me muera –responde Josep Maria-, no dejes a mi mujer que venda mi colección por lo que yo le dije que me gasté en ella”. A no ser que ella esté peor que tú, apunta José Luis, el que convive con más de mil Nancys. 

Todos fruncen el ceño cuando les preguntas por el muñeco más caro que tienen. “Depende”, responden a la gallega. José Luis tiene dos valorados entre 1.000 y 1.500 euros. "Es un poco la ley de la oferta y la demanda", apunta Jordi.

Menciones lo que menciones, Josep Maria dirá “también lo colecciono”.  Que dices que tú eres más de Skeletor y He-man, él sacará de no sabes dónde un par de muñecos con los pectorales de Ronaldo. “Colecciono de todo”, confiesa. El otro día encontró las entradas de cine de cuando fue a ver La guerra de las galaxias. Él y José Luis hasta conservan cartas a los Reyes Magos. “Ya te he dicho que el más normal era yo”, insiste Jordi. Y le das la razón hasta que descubres su caja de “desguace original”. Eso pone a boli. Está llena de Madelman en calzoncillos y camisetas imperio con manos injertadas a lo Frankenstein.