REMONTADA HISTÓRICA

Pizzi, 25 años después del mítico Barça-Atlético: "La gente parecía drogada"

El delantero argentino recuerda el gol que Puyal inmortalizó al grito de 'sos macanudo' el 12 de marzo de 1997

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Arnau Segura

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Jesús Gil amenazó con no presentarse en el Camp Nou, enfadado con el Comité de Competición. "Si no vienen, muchas gracias", dijo Bobby Robson en la víspera de la vuelta de los cuartos de final de la Copa del curso 96-97, tras el 2-2 de la ida. "Mil pelas, un millón de más no, que no tengo mucho: me apuesto un millón a que vienen", dijo José Mourinho, asistente de Robson. Y el día 12 de marzo de 1997 el equipo de Radomir Antic, efectivamente, saltó al verde del Camp Nou.

Y en el minuto 31 ya ganaba por 0-3, con un hat-trick de Milinko Pantic. "En la primera parte salió todo perfecto. Contra el Barça hice unos partidos espectaculares, los mejores", reconoce Pantic. Un curso antes, el del doblete atlético, había decidido la final de la Copa ante el Barça con un cabezazo en la prórroga. En el 93-94 vio la final de Atenas en directo: "Me gustaba muchísimo la filosofía y la idea del Barça, sobre todo por culpa de Johan Cruyff, un maestro.Aún guardo la entrada. El Milan nos metió un meneo importante, un palizón".

Cuando Pantic hizo el 0-3, Robson envió a calentar a Juan Antonio Pizzi y Hristo Stoichkov. "Nos decíamos '¿qué vamos a hacer?' 'No sé si vamos a tener el tiempo y la capacidad de revertir esto', pensaba", admite el argentino, autor de un doblete en la ida y pichichi de la liga 95-96. Los dossaltaron al césped en el 40', en sustitución de 'Gica' Popescu y Laurent Blanc. El Camp Nou despidió a su equipo con gritos de Núñez, dimisión. También coreó el nombre de Carles Busquets, como castigo a Vítor Baía.

La conjura

Del entretiempo, Pizzi recuerda que "nos miramos y dijimos 'acá o nos salvamos todos o no se salva nadie. Pase lo que pase vamos a estar juntos, unidos'". Robson les dijo a sus pupilos, según dijo después, "que teníamos 45 minutos, que debían pensar en la camiseta y ganar por 4-0 en la segunda parte". El equipo volvió al verde con Baía; Couto, Abelardo, Sergi; Guardiola; Figo, De la Peña, Luis Enrique; Ronaldo, Pizzi y Stoichkov.

En el descanso Stoichkov le dijo a Ronaldo "si eres el mejor del mundo ahora tienes que demostrarlo", y el '9' acortó distancias con dos goles, en el 47' y el 50'. "Ronaldo era una bestia. El mejor jugador que he visto en vivo. Era imposible pararle, una barbaridad, un Ben Johnson dotado técnicamente", asiente Pantic. "Nos entró el miedo, no supimos proteger el resultado", lamenta el serbio.

Ronaldo lucha por un balón el día del mítico 5-4.

Ronaldo lucha con Toni por un balón el día del mítico 5-4. / JORDI COTRINA

En el 51' redondeó su actuación y heló Barcelona con su cuarto gol, pero el destino estaba escrito. Pizzi rememora: "Notábamos una euforia en la gente, enloquecida, que nos empujaba. Nos mirábamos extrañados por el ambiente, maravilloso, fuera de lo normal. La atmósfera, el griterío y el bullicio de la gente nos potenció e impulsó y nos dio confianza. E hizo ver al Atlético que podía pasar lo que finalmente pasó. Fue el inicio de la remontada".

Figo anotó el 3-4 en el 67' y Ronaldo, el 4-4 en el 72'. "'El quinto va a caer por inercia', dijimos. Y así fue", añade Pizzi. Louis van Gaal, técnico del Ajax, rival del Atlético en esa Champions, miraba el partido desde la quinta fila, tomando nota en una pequeña libreta. Se levantó varias veces. Igual que Joan Gaspart, vicepresidente azulgrana: consumido por los nervios dejó su asiento en el palco con el 4-4.

Gaspart se lo perdió

"El último gol no lo vi", dice. "Era normal en mí. Me sentaba en un asiento que daba al pasillo para poder salir rápidamente del palco. Cuando el Barça tiene el caramelo en la boca, y sé que solo falta un poquito para que la alegría sea completo, entra en juego la taquicardia. Y prefiero no verlo", añade. "En el palco ya tenía mi cuarto, pero como era pared con pared con el campo se escuchaban los gritos. El baño es el único sitio en el que no se escucha nada: es cuestión de ir tirando la cadena cada vez que se acaba de llenar el depósito. Cuando marcó Pizzi no sé si estaba en el cuarto o en el baño", revela Gaspart. La prensa de la época asegura que fue en el baño.

Pizzi se emociona al revivir su gol, en el 83'. "Fue una jugada por la banda derecha. El balón termina en Pep. De primeras tira un centro al punto de penal y Abelardo mete un cabezazo estupendo. El arquero saca el balón y el rebote me viene a mí. Sin tiempo para pararla pateo y la pelota entra, bien pegadita al palo". "Le di con el alma, con el corazón. El festejo fue inolvidable. Miraba a la grada y era terrible: la gente desbordada. Parecía drogada", relata.

Joaquim Maria Puyal gritaba "Pizzi, sos macanudo". "No recuerdo nada a partir de ahí, ninguna jugada, nada: el fervor que había en la gente nos privó de disfrutar el resto del partido", prosigue. Ni siquiera recuerda si su mujer y sus hijos. Aún guarda la camiseta su casa. "Han pasado ya 25 años y el recuerdo aún sigue muy presente en los hinchas y en los que tuvimos la suerte de estar ahí. Esa noche quedó en la retina. En la historia del club. La recuerdo con mucha emoción y alegría, como un privilegiado", concluye, protagonista de una noche mágica.

Pep Guardiola y Jose Mourinho, cuando compartían vestuario bajo el mando de Bobby Robson.

Pep Guardiola y Jose Mourinho, cuando compartían vestuario bajo el mando de Bobby Robson. /

La incredulidad de Gil

Gaspart no salió del baño hasta que acabó el partido. "Hubieran podido empatar", dice, siempre pesimista. "Cuando me dijeron que estábamos clasificados volví corriendo al palco. Jesús Gil, buen amigo, en el descanso me decía 'no te enfades, Juan', y al final me repetía 'no me lo puedo creer'. Los mismos socios que en el descanso me insultaban subían diciéndome que éramos los mejores, un club único. Me abrazaban, nos elogiaban. Eran las mismas personas. Algunos eran amigos míos. Podría dar nombres. Y me los miraba pensando 'esto es el fútbol, esto es el Barça'. Los culers somos así", asiente. "Ese día me costó mucho dormir, por supuesto. La euforia de cuando ves una cosa perdida en la vida y de repente, en un minuto, el desastre se transforma en éxito es maravillosa, y las lágrimas de alegría afloran rápido", rememora.

Josep Lluís Núñez, en la antigua sala de prensa del Camp Nou.

Josep Lluís Núñez, en la antigua sala de prensa del Camp Nou. / Ferran Nadeu

El llanto de Núñez

Tras el partido bajó a los vestuarios junto a Josep Lluís Núñez. Núñez lloró antes de llegar al ascensor. "Seremos campeones", gritaba Ronaldo, y lo serían tras ganar al Betis en la final. Iván de la Peña, bautizado como pequeño Buda, llamó a sus padres: "Les dije que jamás he vivido algo semejante. No encontré palabras. Llevo una alegría en el cuerpo que no me cabe". Emmanuel Amunike repetía "Five four!". Robson,"It's incredible!". La Gazzetta dello Sport tituló Incredibile Barça y L'Équipe, Incroyable Barça.

"El fútbol es así. Es romance. Cada partido es una historia distinta. No es como una corrida de toros, que siempre acaba con la muerte del toro", afirmó Robson en la rueda de prensa. Figo repetía "esto es el Barça", mientras David Torras cerraba la crónica de El Periódico: "Tal vez fue un milagro. Tal vez fue un sueño. Tal vez el Atlético nunca llegó a ganar por 0-3. Tal vez el 5-4 es fruto de la imaginación. La remontada estuvo muy cerca de la irrealidad y lejos de la lógica, pero sucedió".

"Marcas cuatro goles en el Camp Nou y pierdes. Tiene cojones"

— Milinko Pantic

Sucedió, y fue el punto culminante de una rivalidad única en los 90, con 143 tantos en 35 partidos (4,1 por partido). Y lo vieron por televisión 9.143.000 espectadores, un 51,3% de cuota de pantalla. En Catalunya, un 57% en el primer acto y un 70,6% en el segundo, más de dos millones de espectadores, pese a que TV3 ofreció el encuentro sin locución por una huelga. En Valencia, Portugal y Turquía el partido se repitió el día después.

"Fue una locura", dijo Van Gaal. "Fue un partido bonito. Lo malo fue el resultado", asegura Pantic. "Acabé jodido. 'Joder, macho, marcas cuatro goles en el Camp Nou y pierdes. Tiene cojones'. Fue duro. Recuerdo hablar de esa noche con Ronaldo por teléfono y decirle, de broma, 'cabroncete, me has quitado la noche, me habéis robado la noche'", explica. Y ríe. Dos días después nació Andrea: "Mi mujer lo compensó todo".

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