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Pizzi y el retorno del 4-2-3-1

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Roger Pascual

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En 1996 Josep Lluís Núñez echó a Johan Cruyff y, para intentar frenar el terremoto social de esa decisión, puso el dinero en el campo. Abrió la chequera y tiró la casa por la ventana fichando, entre otros, a Ronaldo, el más caro hasta ese momento, y a Pizzi, 'pichichi' de la anterior Liga. Y como reemplazo del padre del 'dream team' apostó por un técnico británico. "Me metí en una tormenta política. ¿Como sigues a Cruyff?", rememoró en el documental 'Bobby Robson: More Than a Manager' el fugaz entrenador. Ganó la Recopa, la Copa del Rey, la Supercopa de España y se quedó a un paso de la Liga en la turbulenta temporada en la que hizo de puente antes de dejar paso a Louis van Gaal. Fue el año del 4-2-3-1, sistema contracultural tras ocho años de cruyffismo, que <strong>Ronald Koeman</strong> ha vuelto ahora a implantar porque considera que "con esta plantilla y con este tipo de jugadores, jugar con un 4-2-3-1 es el mejor sistema".

"Era un cambio de una filosofía, de una ideología futbolística que llevaba mucho tiempo y estaba muy arraigada en el Barça, no solo en cuanto filosofía futbolística, sino también institucional", rememora Pizzi, hoy entrenador. Fue el primer verano después de la sentencia Bosman que permitía a los clubs europeos tener a todos los jugadores comunitarios que quisieran. "Además de la salida de Johan Cruyff y la llegada de Bobby Robson, con la ley Bosman llegamos muchos futbolistas, algo que no era habitual en el Barça que llegaran tantos fichajes en un temporada. Había un desconcierto social sobre qué iba a pasar con el Barça".

Ambiente enrarecido

"El equipo no hacía un juego colectivo como el que se desarrollaba con Cruyff y necesitaba apoyarse muchos sobre las individualidades"

En este ambiente enrarecido las críticas del juego fueron constantes en la prensa y en las gradas. "Si escriben 'no fútbol, no fútbol, no sistema, no sistema', el público se lo creerá", clamaba Robson en una de las ruedas de prensa después de haber escuchado pitos hasta ganando 8-0 al Logroñés. "Había un cambio de estilo del fútbol de Cruyff al de Robson -evoca Pizzi-. Nosotros tuvimos la suerte de contar con un Ronaldo que sobresalía sobre todo del mundo. El equipo no hacía un juego colectivo como el que se desarrollaba con Cruyff y necesitaba apoyarse muchos sobre las individualidades: no solo Ronaldo, sino también Stoichkov, Figo, Giovanni, Luis Enrique... Se modificó la estructura del estilo: se pasó de con punteros bien abiertos a jugar con un nueve definido, como Ronaldo o yo". Pese a las críticas constantes que hubieron y a que se escapara la Liga (tras perder en la penúltima jornada ante el Hércules, que ya les había sorprendido en la primera vuelta), Pizzi guarda un buen recuerdo de aquel año. Y en especial de una noche mágica, la del 12 de marzo del 1997, en la que para muchos culés Juan Antonio pasaría a llamarse Macanudo. "Fue inolvidable para mí y para mi carrera. Es el hecho que más me recuerdan". Eliminatoria de cuartos de Copa del Rey con el Atlético de Madrid. 2-2 en la ida en el Calderón, con doblete del delantero hispano-argentino. Pero todo se torció en la vuelta en el Camp Nou. Un Pantic desatado metió un 'hat trick' en la primera parte y la grada, en la que estaba Van Gaal ya esperando turno, volvieron a emerger pitos y pañuelos. Pero Robson dio a entrada a Pizzi y Stoichkov por Popescu y Blanc antes del descanso y la afición empezó a creer en el milagro. "Cuando entramos en el segundo tiempo y vimos el apoyo de la gente empezamos esa remontada formidable en un segundo tiempo con mucha intensidad y optimismo". Pizzi marcó el 5-4 definitivo que inmortalizaría Joaquim Maria Puyal con aquel "Pizzi, sos macanudo" y que evitaría la destitución de Robson. Pese a ello, el técnico y el 4-2-3-1 dejarían el club tres meses después.

¿Tendrá el 4-2-3-1 de Koeman que competir con el recuerdo del Barça de Guardiola como le pasó al 4-2-3-1 de Robson con el Barça de Cruyff? "Sí, eso es algo inevitable: no solo es el Barça de Pep, es Iniesta, es Xavi, es Messi en su mejor momento... Es un estilo, una estructura identificada con el club, con la Masia, con la metodología catalana que es imborrable y debe de ser así. Pero incluso con ese condicionamiento se pueden agregar cosas, mejorar y  evolucionar. El desafío de Koeman está precisamente en esto: aceptar lo que se hizo como valedero e identificatorio del estilo del Barcelona pero agregarle su impronta y su sello para seguir en lo más alto del fútbol a nivel mundial".

Pizzi, que como entrenador tiene como referente el Barça, que aprendió mucho de sus técnicos en las dos temporadas que estuvo en el Camp Nou. "He sacado de Robson la comunicación con el plantel, tenía ascendencia sin rigurosidad, solo por su carisma; y Van Gaal nos enseñó mucho de metodología, es uno de los mejores del mundo en cuanto a trabajo táctico". El exentrenador del Valencia, el San Lorenzo, Rosario Central y Colón argentinos, entre otros, y exseleccionador de Arabia Saudí y Chile (con la que ganó la Copa América en el 2016) cree que en el fútbol actual hablar de "sistemas tácticos nominados numéricamente ha quedado un poco obsoletos". "La referencia de 4-4-2, 4-3-3, 4-2-3-1 han quedado un poco obsoleta por la elasticidad de la mayoría de sistemas y jugadores. Un extremo derecho puede cumplir funciones de volante o lateral sin problemas y eso permite al entrenador jugar con esa elasticidad. Después siempre hay una estructura que predomina. Pero nunca está cerrada. En muy pocas excepciones uno ve una estructura bien fija que se mantenga durante varios partidos. Incluso equipos que basan juego en parte táctica como el Atlético de Madrid: lo ves jugar y los laterales se proyectan, los delanteros defienden, los volantes llegan al gol... creo que con el paso del tiempo no se va a volver ese sistema táctico que se diga ese equipo juega así porque los jugadores han evolucionado mucho y te permiten en un mismo sistema varias facetas".

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