Jefe de Medicina Materno Fetal y Director de BCNatal del Clínic-Sant Joan de Déu

Eduard Gratacós: «Nuestra meta es lograr la excelencia»

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EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Ocho de la mañana. Lo siento, no hay otra hora. Quince minutos antes de entrar en el quirófano para realizar una de sus 200 intervenciones anuales en el feto de una mujer embarazada que, como 2.000 más que hay en el mundo, se despertará sabiendo, con una sonrisa en sus labios y acariciándose el ombligo, que el doctor Eduard Gratacós ha vuelto a obrar el milagro de salvar a su bebé de una muerte segura al nacer. No quiero contarles cómo es el despachito de este genio en el Clínic de Barcelona. Solo les diré que tres de las 14 intervenciones de ese tipo que se realizan en el mundo han sido inventadas por Gratacós, director de BCNatal del Clínic-Sant Joan de Déu.

Gratacós es de los convencidos (y en el Clínic son legión quien piensa así) que La Paz ha jugado con cartas marcadas («ha pesado sobremanera la centralidad a la hora de cerrar esa calificación») en ese ránking donde el hospital público catalán debería ser considerado «por mucho, bueno, en realidad lo es», el mejor hospital de España. «Porque somos uno de los 10 mejores de Europa, el que más investiga, el que más innova y el que más publica».

En busca de la perfección

Y este milagroso padre de un montón de bebés enfermitos en el vientre materno lo explica de forma sencilla: «Hace 40 años, una serie de médicos, de profesionales, decidieron que este hospital trabajaría enfocado hacia la excelencia y que esa sería su meta. Y para ello se dotaría de mecanismos para que aquí trabajasen los mejores y para que el modelo, cuya prioridad son los méritos científicos de sus trabajadores, no cambiase nunca. Eso, que ahora lo tiene clarísimo todo el mundo, fue la intuición de unos adelantados a su tiempo, de unos iluminados, que lo vieron cristalino hace cuatro décadas».

Gratacós, que da varias vueltas al mundo cada año enseñando, ayudando a sus colegas, compartiendo conocimientos con médicos de todos los rincones del planeta, se apunta y defiende la teoría y práctica del Clínic: «No hay buena asistencia sin investigación. Si quieres ser muy bueno, excelente, en medicina, tienes que ser muy bueno, excelente, en investigación». Y habla, aunque no sé si le gusta, de F-1. «Si quieres vender Mercedes, tienes que investigar. Si quieres vender terceras marcas, copia los coches que hay en el mercado. Mercedes está en la F-1 para investigar, probar, experimentar y, luego, hacer coches de calle de altísimas prestaciones».

No quiere irse al quirófano sin destacar, por supuesto, que «el Clínic es, además, el imperio del profesional, y lo que ha garantizado su excelencia, ¡y ojalá no cambie!, es que siempre ha estado protegido de la política. No critico a los políticos; defiendo a los profesionales»