"Los cambios cíclicos son una riqueza espiritual"

Antropóloga. Estudia los ritos de paso femeninos. Ayuda a las mujeres a reconectar con las fases menstruales.

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OLGA MERINO

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Nacida en Suiza de padres británicos, lleva dos décadas estudiando cómo viven la feminidad diversas culturas indígenas. Sophia Style (Basilea, 1974) es el alma del proyecto Mujer Cíclica (www.mujerciclica.com).

-A los 17 años, antes de empezar la universidad en Inglaterra, viajé a la India para participar en un proyecto con mujeres viudas, quienes se convertían en un desecho social.

-Un punto de inflexión en su vida.

-Fue entonces cuando se plantó la semilla de lo que iba a ser mi trabajo con mujeres. Sentí que esa misma discriminación -a otro nivel no tan extremo- estaba en mi propia experiencia: me sentía inferior y no podía expresarme plenamente como mujer.

-¿Por qué?

-Había en mí un rechazo interiorizado al hecho de ser mujer. El día en que me bajó la regla, a los 12 años, corrí a buscar a mi madre para decirle: «¡Tengo la maldición!». The curse es una expresión muy común en Inglaterra para referirse a la menstruación.

-Es una lata, sí.

-Ahí está la raíz del problema, que debemos soltar la carga negativa que arrastramos. Nuestros cambios cíclicos (la regla, la sexualidad, los partos, la menopausia y el camino hacia la muerte) pueden ser una vivencia de  gran riqueza espiritual.

-Parece que en los ritos de paso de la mujer siempre esté presente la sangre.

—Así es. También en la pérdida de la virginidad y en el parto. Desde la antropología, me ha fascinado constatar que diferentes tribus dan a estos tránsitos una gran importancia y los acompañan de algún tipo de ceremonia. Una madre primeriza o una niña a la que acaba de venirle la regla pueden llegar a sentirse muy desorientadas. ¿Qué le está pasando a mi cuerpo?

-Comprendo.

-Cuando, a los 12 años, te dicen: «Ya eres una mujer», ¿qué significa? En esas ceremonias rituales se da un acompañamiento de la comunidad, que te explica y te da la bienvenida a la nueva etapa. Por ejemplo, cuando una mujer tiene un bebé, su vida cambia radicalmente. O cuando llega a la menopausia y deja atrás la vida fértil.

-A veces se entiende la palabra menopáusica como un insulto.

-Pues, en otras culturas, representa el inicio de la sabiduría, de la chamana, una fase de alta creatividad en que la mujer conecta con su inconsciente y sabe separar el grano de la paja… El otro día escuché a un grupo de mujeres que se quejaban en un bar.

-¿De qué?

-De los síntomas físicos de la menopausia (los sofocos, el insomnio, los cambios hormonales), y una de ellas decía: «Qué mierda ser mujer». Hemos de desprendernos de la carga negativa que durante miles de años se ha asociado a nuestro cuerpo y sus procesos naturales. Ello nos ayudará a recuperar nuestra autoridad e intuición.

-¿Qué propone usted?

-Llevo años facilitando círculos de mujeres en los que se crea un espacio de escucha, respeto y confianza donde compartir nuestras experiencias, conocer los ciclos a través de los cuales fluye la vida.

-Espacios de escucha, dice.

-En verano, organizo unos campamentos que llamamos La Tienda Roja. Este año haremos dos, entre Girona y Banyoles. Cuatro días lejos de las prisas para sentir nuestra conexión con la naturaleza.

-¿Por qué La Tienda Roja?

-Escogimos el nombre por el título del bestseller que escribió Anita Diamant inspirándose en unos versículos del Génesis. En esa cabaña roja, las mujeres se recogían cuando tenían la regla, daban de mamar o parían. Era un espacio de intimidad y sostén mutuo entre las mujeres.