EL PERIÓDICO repasa hasta las elecciones del 12M los principales temas que marcan el presente y el futuro de Catalunya. En esta entrega se chequea el estado del catalán, el trato dispensado por las instituciones a la Cultura y las propuestas de los partidos.

La situación del catalán ensombrece los consensos en cultura

Por Rafael Tapounet

Si ha habido un ámbito en el que el final prematuro de la legislatura ha provocado seria consternación, es el de la cultura. Después de un largo periodo de recortes y turbulencias (entre 2016 y 2021 hubo siete ‘consellers’ diferentes), el mandato de Natàlia Garriga ha servido para devolver cierta estabilidad al sector y, sobre todo, para iniciar un camino de crecimiento presupuestario que todos los habitantes del ecosistema cultural catalán consideraban imprescindible para, simplemente, poder seguir respirando. Ello ha permitido empezar a tejer consensos para desplegar iniciativas legislativas que, sin embargo, en muchos casos se han quedado a medio camino, ya sea por la escasa diligencia del Govern y los grupos parlamentarios o por el inesperado adelanto electoral. Un caso paradigmático es el de la Ley de Derechos Culturales, que se presentó como uno de los proyectos estrella de la legislatura y se ha acabado quedando en el cajón de los asuntos pendientes.

Por otra parte, uno de los cuatro grandes objetivos genéricos que se fijaron en el inicio del mandato era asegurar el presente y el futuro de la lengua catalana. A tal efecto se creó una Secretaria de Política Lingüística y se impulsó un Pacto Nacional por la Lengua que la interrupción de la legislatura ha impedido completar. Las encuestas más recientes constatan que en los últimos tres lustros el catalán ha perdido considerable terreno como lengua de uso habitual, especialmente entre las generaciones más jóvenes, una situación que se ve agravada por las políticas poco sensibles (por no decir directamente hostiles) que están llevando a cabo los gobiernos del PP y del PP y Vox tanto en Baleares como en la Comunidad Valenciana y que ha hecho del debate lingüístico uno de los caballos de batalla de estas elecciones.