Pancarta en favor del catalán, a las puertas de un colegio.

Entender + la polémica lingüística Análisis Interpretación de las noticias a partir de unos hechos comprobados, incluyendo datos, así como interpretación de cómo puede evolucionar el tema en base a acontecimientos pasados.

¿El catalán, en peligro de extinción? Qué dicen los datos

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Ernest Alós
Ernest Alós

Coordinador de Opinión y Participación

Especialista en Escribo, cuando puedo, sobre historia, literatura fantástica y de ciencia ficción, ornitología, lenguas, fotografía o Barcelona

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Un anuncio asevera que los lingüistas aseguiran que el catalán “ya ha entrado en proceso de extinción”. La Plataforma per la Llengua habla de “situación de emergencia”. En determinados ámbitos ambos conceptos ya se dan como verdades consagradas, que justificarían un giro urgente y drástico en la política lingülística. ¿Pero es cierto el diagnóstico? Por lo menos, a la espera del informe que prepara un grupo de expertos para iniciar los trabajos del nuevo pacto sobre la lengua, según los últimos estudios disponibles para Catalunya, no, al menos en este territorio. Aunque, como sostiene la presidenta del Institut d’Estudis Catalans, Teresa Cabré, (que no debe de estar entre los lingüistas del anuncio), se debe “matizar”. El catalán, como comunidad lingüística, no ha retrocedido en los últimos años a pesar de la llegada de cientos de miles de personas con otras lenguas maternas. Sigue transmitiéndose generacionalmente y ganando hablantes con otras lenguas iniciales. Pero algunos síntomas entre las generaciones más jóvenes resultan preocupantes. Maticemos, como sostiene la presidenta del IEC.

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¿Extincion o no, qué dice la Unesco?

En 2003, la Unesco adoptó unos criterios sobre la ‘Vitalidad y peligro de desaparición de las lenguas’ con nueve indicadores, puntuados de 0 (lengua extinta) a 5 (lengua que no corre peligro). La verdad es que los aplica sobre lo que considera como ‘comunidad lingüística’, formada por los hablantes, no sobre el conjunto de la población de un territorio. En su evaluación, recogida en el Atlas Interactivo Unesco de las lenguas del Mundo en Peligro se considera al catalán fuera de peligro (no lo incluye), al euskera como lengua ‘vulnerable’ (grado 4) y al aragonés, el aranés y el asturleonés como lenguas en peligro (grado 3).  

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¿Hay más catalanohablantes o menos?

En cualquiera de los parámetros que estudiemos, en cifras absolutas, más. El grupo de hablantes en catalán no está en retroceso en el peor de los casos, y en cualquier caso crece. Otra cosa es su peso sobre el conjunto de la sociedad catalana. Como recuerda la Enquesta d'Usos Lingüístics (EULP) que elabora cada cinco años la Direcció General de Política Lingüística (y que será la fuente de los datos que exponemos cuando no se especifica lo contrario), “desde 1981 la población nacida en el extranjero ha pasado de un 1,5% a un 18,2%”.  De 2013 a 2018 (las dos últimas oleadas quinquenales de la EULP) el número de personas que tienen el catalán como lengua inicial (antes le llamábamos materna) ha pasado a 2.010.000 (70.000 más), el de los que tienen como tal a catalán y castellano a 176.000 (23.000 más) y los hablantes iniciales en castellano a 3.366.000 (87.000 menos, a pesar de la llegada de inmigración de habla castellana, debido a la mortalidad, en las generaciones llegadas de otros puntos de España hace décadas). Pero la llegada de la inmigración ha hecho que sobre el porcentaje total de la población, el catalán como lengua inicial haya pasado bajado en porcentaje (y también el castellano).

 

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¿Se incorporan nuevos hablantes?

De nuevo, sí. “El catalán ha sumado de manera constante personas que no lo tienen como lengua inicial o familiar”, recuerda la EULP. Ese sería el principal indicador para una lengua en recesión, o extinción. El colectivo de quienes consideran que el catalán es la lengua con la que se identifican y el de los que lo tienen exclusivamente como su lengua habitual de uso es mayor del que la tuvieron como lengua materna. El catalán ha incorporado pues nuevos hablantes: si el 31,5% lo tenían, en 2018, como su lengua inicial en la infancia, y el 2,8% a las dos lenguas, el 36,3% tienen al catalán como lengua de identificación y consideran como ‘su’ lengua tanto al catalán como al castellano el 6,9%.El 43,5% en total tienen al catalán como su lengua más habitual en solitario o compartida con el castellano. De nuevo, los porcentajes descendieronen las dos últimas décadas respecto al conjunto de la población (por la llegada de un 7,4% que tiene como lengua habitual otras lenguas distintas a catalán o castellano) pero las cifras absolutas crecen levemente. Y no se trata de crecimiento por natalidad, evidentemente: el catalán es la lengua habitual única o compartida del 64,6% de los nacidos en Catalunya pero ha pasado a serlo del 16,9% de los nacidos en el resto de España y del 7,5% de los nacidos en el extranjero.

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¿A quién consideramos catalanohablante?

Pero la sociedad catalana no responde necesariamente a lo que la Unesco considera ‘comunidad lingüística’ cuando analiza lenguas tribales en estado terminal. Aparte del núcleo duro de un tercio de la población que tiene al catalán como su lengua principal (y que facilita los titulares alarmistas sobre un supuesto umbral de extinción para una lengua que se sitúa en esta cota) el concepto ‘lengua habitual’ lleva al equívoco. Muchos más catalanes utilizan el catalán ‘habitualmente’. De hecho, el nivel de uso actual del catalán se alcanza gracias al bilingüismo (sí, aunque ese concepto se presente sin más como la antesala de la extinción) de quienes no tienen el catalán como lengua principal. Son los que permiten que se alcance el 81,2% de población que declara saber hablar catalán (5.187.000 millones, respecto a los 2.766.000 que responden que el catalán es su lengua propia, o de identificación) o el 76,4% de la población adulta de Catalunya que declara utilizar cotidianamente, en algún momento del día, el catalán (el 93,2% utiliza el castellano y el 18,6% también otra lengua). Cerca del 40% de la población adulta de Catalunya, en consecuencia, usa el catalán a lo largo del día aunque no es su lengua materna. Unas 100.000 personas más que en 2013 (el catalán “esta acogiendo a nuevos hablantes”, como destacaba la Generalitat en una nota que emitió para rebatir las interpretaciones apocalípticas sobre los datos de la última EULP, realizada en 2018 y difundida en julio de 2019).

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¿Cuál es la realidad demográfica?

Hagamos un inciso para recordar la realidad de la composición de la población de Catalunya, que es obligado tener en cuenta a la hora de valorar si una cifra determinada es ‘mucho’ o ‘poco’ no en función de las expectativas y deseos que se tengan sobre cuál ha de ser el peso del catalán en la vida pública sino sobre la base demográfica de que partimos. Entre 2003 y 2018 la población nacida en el extranjero pasó de un 9,3% sobre el conjunto de población a un 18,2%. El gran crecimiento de la población nacida en el extranjero se produjo entre 2003 y 2008, con un aumento anual del 15,4%. Y los recién llegados lo son más de lo que creemos. La inmigración no siempre se asienta y acumula años de ‘antigüedad’ en contacto con el catalán. Entre 2013 y 2018 llegaron 572.000 personas extranjeras, pero se fueron 480.000. En total, en 2018, de los catalanes el 20% son nacidos en Catalunya pero sin ningún progenitor nacido aquí, el 15%, nacidos en Catalunya, al igual que uno de sus padres, y solo el 29% nacidos en Catalunya igual que sus dos progenitores.

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¿Se transmite el catalán a las nuevas generaciones?

Volvamos a repasar un indicador crucial de retroceso de una comunidad lingüística. La transmisión generacional. ¿Cuántos padres conocemos que hablen en catalán entre ellos y en castellano a sus hijos? ¿Y cuántos que hacen lo contrario? Y aún más, entre abuelos y nietos. “En Catalunya no se ha roto nunca la transmisión del catalán entre generaciones. El proceso de transmisión lingüística intergeneracional, es decir, la diferencia entre el porcentaje de población que habla catalán con los padres y el que lo uso con los hijos es favorable al catalán en 7,1 puntos y en la franja de población de entre 30 y 44 años de edad llega a los 8,9 puntos”, destacaba la EULP. No es ‘la lengua de los abuelos’, la situación inmediatamente previa a la extinción (y que sí podríamos encontrar en el catalán en territorio francés, o el vecino aragonés). De los encuestados adultos con hijos, el 44% hablan en catalán con la pareja pero el 52,4% lo hacen con su hijo mayor, mientras las cifras de uso con los abuelos y bisabuelos de ese niño oscilan entre el 36% y el 31%. El vaso no se vacía. Se llena lentamente, pero se llena.

Aquí cabe añadir un matiz menos positivo para el futuro de la lengua. Hablemos por primera vez del reciente estudio sociolingüístico de 2021 sobre los alumnos de cuarto de ESO del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu que ha aportado un contrapunto con muchos más grises a las cifras de lal EULP (que afectan solo a los mayores de 15 años). En esa muestra de alumnos de ESO las familias donde los padres hablaban entre sí solo o sobre todo en catalán también lo hacían, en el 88,2% de los casos, con los hijos, el 8,6% mezclaban el catalán y el castellano y el 2% lo hacían solo o sobre todo en castellano (un índice de ‘deserción lingüística intrafamiliar’ que sube desde el  0,7% de 2013). Una pérdida compensada, con todo, por un mayor flujo en sentido contrario. Entre las familias donde los padres hablaban solo o sobre todo en castellano entre ellos, el 27,5% hablaban a sus hijos principalmente en catalán, o por igual (25,1%).

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¿Pero el catalán retrocede entre los jóvenes?

Según la EULP, “hay más jóvenes que usan el catalán que en el conjunto de la población, pero de manera menos intensa: un tercio de la población joven lo usa poco (32,7% entre la población de 15 a 29 años). Si miramos los que no lo usan nunca solo son el 14,1% mientras que en franjas de más edad esta cifra es mucho más alta y llega al 31,3% en los mayores de 65 años. La frecuencia de uso muestra también la tendencia a usos combinados, pero no solo procedentes de las personas con lengua inicial catalana sino también castellana”. Los datos, tuvo que aclarar Política Lingüística en su día, “no indican que los jóvenes estén abandonando la lengua”. Sin embargo (y aquí viene el principal problema que sí detectaba en una reciente entrevista Teresa Cabré, el cambio de uso de lengua de los catalanohablantes en situaciones grupales con presencia de varias lenguas) la EULP ya detectaba un declive en el uso en la franja de 15 a 29 años. El uso exclusivo del catalán en las conversaciones con amistades pasaba del 39% al 29,8% de 2003 a 2018, el uso compartido del 17,8% al 18,3% y el del castellano de 40,3% a 42%. Otras lenguas y combinaciones (como castellano y una lengua extranjera) pasaban del 2,5% a 9,2%. Entre estudiantes (secundaria posobligatoria y universidad) se producía un declive similar. El catalán pasaba del  43,3% al 36,4%, el castellano del 31,8% al 32,8%, y el uso mixto catalán castellano del  19,8% al 19,1%.

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¿Cuestión de clase (media)?

Pasemos al estudio sobre el alumnado de cuarto de ESO en 2021. Nos ofrece, por cierto, un apunte socioeconómico no presente en la EULP. En el 27,2% de los hijos de trabajadores no cualificados la lengua inicial del alumno era el catalán, principal o a partes iguales con el castellano; pero en los hijos de profesionales científicos e intelectuales, el 70%; en los hijos de cargos directivos, el 63,4%; entre los  trabajadores del sector primario, industrial y de construcción y servicios, el 32,9%; entre los hijos de  comerciantes, oficinistas, el 68,8%; entre los pequeños empresarios y técnicos medios, el 63,2%. En la Encuesta a la Juventud de Barcelona de 2020 (que detectó un descenso del catalán como lengua habitual del 35% al 28% entre 2015 y 2020, aunque el hecho de que la población florante no empadronada, un 13%, no fuese contabilizada en la anterior muestra no permite considerar fiable esta evolución) se apuntaba que en los barrios con rentas medias de 39.000 a 109.000 euros el catalán era la lengua habitual del 41,3% de los jóvenes encuestados, mientras que lo era para el 13,9% en los barrios con una renta media de 21.609 a 32.806 euros. Hipótesis: ¿puede haber relación entre renta, un mayor fracaso escolar y desconexión y conflicto con la escuela y una desconexión similar con la lengua identificada como la de la escuela?

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¿Menos catalán en clase, en la ESO?

La encuesta sobre el alumnado de ESO aportaba un perfil distinto al de la población general sobre la identifidad lingüística: crecen las identidades mixtas. A la pregunta de “cuál es tu lengua” la respuesta en el 8,9% de los casos era otra lengua, frente al  27% del castellano, el 27% del catalán y el 37% de ambas. El mismo porcentaje de castellano que en 2006, y un trasvase de ‘catalán’ (36% en 2006) a ‘ambas lenguas’. Los datos de este estudio han sido (junto con la sentencia del TSJC) la base que ha llevado a la Generalitat a plantear la necesidad de velar por el descenso del uso del catalán en las aulas, el instrumento que a través dela inmersión debía llevar al conocimiento (o uso) del catalán por el 100% de las nuevas generaciones. Y los datos indican que el uso desciende; que lo hace más en el uso en grupo (trabajo en clase) que en el bilateral (conversación con el profesor), síntoma quizá de un avance del castellano como lengua franca en un contexto multilingüe. Y que desciende más en el contexto académico que en el informal: no es tanto que el catalán se hable menos en el patio, sino que el uso del catalán en clase se acerca más al del patio, menor, pero con cambios relativos respecto a la situación anterior. Veámoslo en la tabla:

Otra hipótesis: ¿la polarización política del ‘procés’ tiene su impacto en las aulas de secundaria? Un apunte: entre los escolares de cuarto de ESO de lengua inicial catalana, el 81,9% creían que el catalán debía utilizarse siempre o mucho. Entre los de lengua inicial castellana, solo el 26%. Entre los procedentes de otras lenguas, esa era la opinión del 43%. 

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¿Desciende el consumo cultural?

Hay otro indicador negativo en este estudio para el uso del catalán. El del consumo cultural. El porcentaje de los que leían libros solo o sobre todo en catalán pasó, de 2013 a 2021, del 14,1% al 8,7%. Igual en catalán que en castellano, del 51,5% al 38,2%. Solo o sobre todo en castellano, del 30,1% al 45,1%. Las cifras son aún más claras en lo que respecta al consumo audiovisual: solo o sobre todo en catalán, del  4,9% al 3%; igual en catalán y castellano, del 41,1% al 19%; solo o sobre todo en castellano, del 50,4% al 62,2%. Las cifras entre los adolescentes se alejan de las de los escolares de primaria (en la campaña ‘Fas 6 anys: tria un llibre’, según el Gremi de Llibreters el 72,2% eligieron un libro en catalán) y se acercan a los de la población general (24,8% de lectura en catalán según la Enquesta de Participació Cultural a Catalunya de la Conselleria de Cultura, 2019). ¿Hay un problema con la comunicación y consumo online y los adolescentes y el catalán? Sï, lo hay. Y puede tener consecuencias.