UNA historia de SARRIÀ-SANT GERVASI... La Casa Llansà

Una vivienda pionera en instalar ducha

La Casa Llansà, construida en el año 1790, se distingue por el reloj de sol de su fachada

Casa familiar 8La fachada de la Casa Llansà, en la plaza Major.

Casa familiar 8La fachada de la Casa Llansà, en la plaza Major.

VIRXINIA MARTÍNEZ
BARCELONA

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Detrás de cada fachada hay una historia, y el número 12 de la plaza de Sarrià tiene la suya. Allí se encuentra la Casa Llansà, edificio que forma parte del Catálogo del Patrimonio Arquitectónico de la ciudad. Su historia se remonta al siglo XVIII, cuando pertenecía a los marqueses de Llansà.  Fue en el año 1936 cuando José Estrada Campañà y Engracia Vilalta Joanet la compraron por 250.000 pesetas. «Mi padre la compró 10 días antes de la guerra con el dinero que le prestó mi abuelo», explica Manolita Estrada, una de las dueñas actuales que vive en la casa.

La Casa Llansà fue innovadora para la época. Además de haber sido una de las primeras casas de Barcelona en instalar un plato de ducha, lo fue también en construir un dúplex en uno de sus cinco pisos. Uno de ellos es un estudio situado en la planta más alta desde el que se puede ver el mar. El interior de la casa se comunica con otros inmuebles que también pertenecen a la familia. «De pequeño iba con patines por los pasillos », recuerda Josep Estrada, nieto de los dueños.

Un trabuco escondido

Al finalizar la guerra civil, la familia Estrada decidió reformar el edificio. Lo que no se esperaban era que al levantar el suelo se encontrarían una pistola de trabuco del siglo XVIII, que podría pertenecer a los marqueses de Llansà.

Lo más característico de esta casa es el reloj de sol que tiene en la fachada. «Costó más que la casa en 1936», afirma Estrada. En 1998, cuando se realizó la segunda reforma, el arreglo del reloj cayó en  manos de un ingeniero especializado en este tipo de relojes. En la fachada también se puede ver un escudo del primer marquesado y dos cabezas talladas en piedra.

En esta segunda remodelación, también se renovó el tejado y los azulejos de los balcones, todo a cargo de unos artesanos de fuera de Barcelona. Lo que la familia sigue conservando por valor sentimental es la mina de agua que llega desde Vallvidrera y por la que pagan una cuota de mantenimiento.

Actualmente, la planta baja de la casa está ocupada por distintos negocios, entre los que destaca la conocida pastelería Foix de Sarrià.