La apuesta Collboni

JOAN TAPIA

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El sensato 'conseller' Ramon Espadaler ha pedido a Miquel Iceta que permita aprobar los presupuestos de la Generalitat del 2015. Y ha puesto de ejemplo el pacto del alcaldable socialista, Jaume Collboni, con el alcalde Trias.

Veremos lo que dice Iceta mañana en su conferencia. Pero me huelo que tras la encíclica de Artur Mas del 25 de noviembre -en la que apostó por elecciones plebiscitarias y la independencia en un plan exprés de 18 meses- la oferta de Iceta del 16 de setiembre, en el debate de política general, ha periclitado. Lo que ofrecía era un pacto político (no solo presupuestario) para aprovechar los dos años que quedan de legislatura. A no ser que Mas -vista la unanimidad de los sondeos- inflexionara su discurso. Pero es demasiado terco.

Lo de Collboni es otra cosa. Sabe que Jordi Hereu, un alcalde voluntarioso, salió mal del ayuntamiento tras meter la pata en la Diagonal (que ahora Trias arregla). Sabe que el PSC municipal no ha estado a la altura estos tres años de oposición por la batalla entre Jordi Martí, el líder municipal (ahora fugado al soberanismo) y Carles Martí (el aparato socialista de Barcelona). Y sabe que solo las primarias abiertas -en las que salió elegido- alentaron un inicio de reacción en el PSC de la ciudad. Collboni es un pragmático y la discusión sobre si Hereu se equivocó al gobernar sin mayoría no le interesa. Tampoco si estos tres años es Trias el que ha preferido pactos puntuales con el PP (Alberto Fernández es el líder municipal que más sabe por veterano que por diablo), o es la guerra de los dos Martí la que ha impedido cualquier colaboración CiU-PSC (supongo que las dos explicaciones tienen su parte de verdad).

Collboni sabe que no va a vivir de remover el pasado y constata que Barcelona tiene superávit -en gran parte porque Joan Clos y Hereu tuvieron las cuentas municipales más saneadas de España- y cree que en este momento de crisis una parte de ese superávit debe emplearse en ayudar a las personas con un mayor gasto social. Ese es su objetivo. Y como el Trias independentista, con la ERC de Alfred Bosch piafando de impaciencia, no puede volver a enjuagues con el PP ha propuesto un pacto -no para votar los presupuestos sino para abstenerse- a cambio de unas partidas de gasto social que (sin presupuestos) se hubiesen quedado en la hucha municipal. Y como Trias es antes que nada un realista y sabe que sería desastroso no tener presupuesto en el año electoral y con cuentas saneadas no subir el gasto social, ha aceptado la oferta.

Estoy seguro que ni Trias ni Collboni son creyentes en la sociovergencia pero como pragmáticos creen todavía menos en que -si conviene- no se pueda recurrir a ella.

Collboni se apunta así un tanto al hacer bajar (hecho insólito) la T-10, que cae a menos de diez euros y al extender los beneficios de la tarjeta rosa (jubilados) y retomar el plan de guarderías con cuatro guarderías nuevas y cuatro más que vienen de la época Hereu y que sin presupuestos quedaban paralizadas. Es volver al socialismo de gasto social si las arcas municipales lo permiten. Pero Collboni apunta más alto. Barcelona ya es la capital de Catalunya pero cree que debe ser también una gran capital mediterránea, europea e iberoaméricana (la industria editorial en español todavía está aquí). Y para ello España debería tener dos capitales, Madrid una y Barcelona la otra. Ya lo pidió Pasqual Maragall y será todo menos fácil. Le atacarán allá y le ridiculizarán aquí. Collboni insistirá. Cree que pese a todo es más factible -y más rentable- que seguir más años con la ensoñación independentista.