REPARACIÓN HISTÓRICA

Australia se excusa ante los británicos a los que explotó siendo niños

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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Algunos apenas levantaban dos palmos del suelo cuando les deportaron a Australia y otras colonias lejanas del Imperio británico. Allí fueron tratados como esclavos y sometidos a toda clase de malos tratos. Los más pequeños tenían tres años, los mayores 14. Eran niños británicos, nacidos en hogares pobres. Unos 150.000 menores fueron despachados de esta forma por el Reino Unido entre 1920 y 1968.

Ayer en una solemne ceremonia en Canberra, Kevin Rudd, el primer ministro australiano, pidió perdón a los llamados «niños olvidados». Su colega Gordon Brown entonará a su vez elmea culpadentro de unas semanas, en nombre de la rica y poderosa potencia que se deshizo de ciudadanos vulnerables.

Sandra Anker tenía seis años cuando acabó en Melbourne. «Me pasé años esperando a que alguien se diera cuenta de que había habido un error y a que alguien viniera a recogerme», decía entre sollozos. Muchos padres no supieron del destino de sus hijos, a los que creían adoptados por británicos. A los niños se les dijo que sus padres murieron.

El programa de inmigración prometía una vida mejor, pero los niños acabaron en granjas, orfanatos e internados, como mano de obra gratuita. John Hennessy tuvo la desgracia de caer en Bindoon, un campo de trabajo de los Christian Brothers, congregación católica condenada luego por incontables abusos sexuales: «Todos eran solteros. La mayoría, pederastas. Abusaron de nosotros sexual, física y mentalmente».