Negociaciones para un nuevo ejecutivo

Merkel acepta el salario mínimo a cambio del apoyo del SPD

La cancillera cede para garantizar un Gobierno con los socialdemócratas

La cancillera Angela Merkel, durante las negociaciones con sus posibles socios de Gobierno.

La cancillera Angela Merkel, durante las negociaciones con sus posibles socios de Gobierno.

J. M. FRAU
BERLÍN

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A punto de cumplirse dos meses desde su victoria electoral del pasado 22 de septiembre, Angela Merkel anunció ayer en Berlín que ha cedido a una de las máximas pretensiones de los socialdemócratas para formar un Gobierno de coalición: la implantación de un salario mínimo por ley en todo el país de 8,50 euros la hora.

Esta fue una de las principales aportaciones del SPD en su programa electoral y fue también una condición indispensable en las negociaciones con el partido de Merkel. El presidente de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, fue muy tajante desde el primer momento. «No puedo imaginarme un Gobierno en el que participe el SPD sin una ley del salario mínimo en todo el país», ha mantenido siempre el dirigente socialdemócrata, que la semana pasada fue reelegido al frente del partido con un apoyo inferior al 90%.

Para el SPD, la concesión de Merkel representa un éxito que permitirá afrontar con más garantías la consulta por correo que a partir del 6 de diciembre el partido hará entre sus más de 470.000 militantes sobre si aceptan o no la coalición con la CDU, los democristianos de la cancillera y su rama bávara de la CSU.

CAMBIO DE POSTURA / En cambio, para Merkel supone ceder en un punto con el que siempre ha mostrado estar en desacuerdo. La jefa del Ejecutivo ha defendido en todo momento que sean los sindicatos y la patronal quienes negocien los salarios. En determinados sectores, hay trabajadores que perciben una remuneración inferior a los cinco euros por hora. Además, la idea del SPD ha sido siempre criticada por la patronal, que considera inadecuado aplicar la misma normativa en todo el país, sin distinguir entre los länder del este y los del oeste.

Merkel no hizo ningún esfuerzo por ocultar que su cesión en este tema no significa que los socialdemócratas la hayan convencido. En un discurso pronunciado ante decenas de empresarios, la cancillera dejó muy claro que no considera justa la iniciativa y que tanto ella como su partido harán todo lo posible para minimizar sus efectos negativos en el mercado de trabajo, aunque admitió que se ha visto obligada a ceder para salvar las negociaciones. En otros aspectos, como la subida de impuestos a las rentas más altas, otra reivindicación de los socialdemócratas, Merkel no está dispuesta a ceder. Ayer dijo que se oponía al alza de los impuestos de los más ricos, y que no iba a renunciar a la disminución de la deuda alemana, uno de los proyectos del Gobierno.