Los protagonistas

«Dios me peleó y ganó»

El misticismo cala en los mineros y sus familias, que quieren un santuario en la mina

ABEL GILBERT
COPIAPÓ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mary Canqui degusta lentamente las últimas patatas fritas que quedan en la bolsa: retazos de una celebración nocturna. Su sobrino, el boliviano Carlos Mamani, ha abandonado la mina San José. El suelo de la carpa que la familia levantó en el campamento La Esperanza cimbró ayer de tantos saltos y miradas agradecidas al cielo.

La familia de Daniel Herrera descorchó muy cerca de ellos una botella de champán. Fue un dato sibarita mezclado con loas al hacedor de los «milagros».El campamento La Esperanza vio proliferar altares y e imágenes de santos, se encendieron velas e inciensos.

Pero esta plétora de la devoción encontró su verdadero sentido en el momento en que los mineros empezaron a salir a la superficie. Hubo aquí de todo: sacerdotes católicos, de diversas órdenes, hasta los franciscanos, con sus tradicionales hábitos, poco apropiados para el calor del mediodía; y evangelistas, en todas sus expresiones.

La mina San José ha sido un desfile de peregrinos y conversos, de predicadores y escépticos.«La madrugada aún estaba oscura y yo buscaba el rostro del Señor».El pastor Carlos Parra, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, dirigió las imploraciones cuando se iniciaron los rescates. El segundo en volver a ver las estrellas fue el trabajador Mario Sepúlveda.«Dios y el diablo me pelearon y ganó Dios»,dijo. Y si confió en que lo iban a sacar es por haber detectado una combinación virtuosa:«Fe en los profesionales que hay en Chile y en el Gran Creador».

Agradecimiento de rodillas

Mario Gómez Heredia, el minero más veterano y enfermo, llegó a la superficie agitando una bandera chilena firmada por los 33 mineros y se arrodilló para agradecer a Dios haber salido con vida.

El misticismo se palpa en el aire, hasta el punto de que las familias delos 33 de Atacamaquieren convertir la mina en un santuario. El presidente Sebastián Piñera ha propuesto, en cambio, levantar un memorial. Pero ni siquiera el propio mandatario se ha privado en estas horas de la veta religiosa.

Hasta se permitió el uso de la parábola.«Siento que la fe ha movido montañas», dijo Piñera.«Nosotros hicimos todo lo humanamente posible, pero también reconocimos que la vida de los mineros estaba en las manos de Dios»,agregó.

Gonzalo Rojas, un columnista del diarioEl Mercurio, tampoco se privó ayer de las explicaciones teológicas.«Unánime: los chilenos de todas las religiones -mayoritariamente cristianos, fundamentalmente católicos- hemos pedido el suplemento divino a nuestros esfuerzos humanos».Ese ruego significó, en su opinión, una doble victoria: de un lado, los mineros pudieron regresar para contar su horror. Pero algo más importante, a criterio de Rojas: «Se les ha ganado también a los que han insistido en que Dios no tiene derechos que le puedan ser reconocidos en nuestra vida ciudadana».

La influyente Iglesia

Los defensores de la razón y la fe entablaron una secreto debate en medio del rescate. Una polémica nunca inocente en un país donde la Iglesia tiene una enorme influencia política y acaba de expresar su ira por la inclusión de Jesús en un programa televisivo de humor,El Club de la Comedia, que terminó siendo sancionado con una multa.

Pero el«milagro»del que casi todos hablan en la mina San José no se puede explicar sin la aplicación de los últimos adelantos científicos y tecnológicos, fundamentales al momento de salvar alos 33 de Atacama.

La perforadora T-130, apodadala milagrosa, permitió construir el túnel por el que ascendieron los mineros. Utilizó unsoftwarecapaz de interpretar los datos que entregaban las sondas. De no haber sido así, los trabajos de rescate se habrían demorado mucho más.

El uso de una fibra óptica ultrasensible desarrollada por NTT en Japón, y que tiene poco uso en el mundo, fue fundamental para el establecimiento de las comunicaciones. Entre sus propiedades, que puede doblarse e incluso se le puede hacer un nudo, sin poner en peligro la transferencia de datos.

La medicina de alta complejidad jugó, a su vez, un papel relevante. La telemetría facilitó medir los signos vitales de los operarios atrapados. La información fue luego analizada en la superficie.

No obstante, varios medios de prensa del país resaltaron ayer mucho más el regocijo de Benedicto XVI. El Papa había encomendado«con esperanza a los mineros a la divina bondad del Altísimo».