Crónica

Eladio Carrión, un afable "cabrón" haciendo retumbar el Palau Sant Jordi

Eladio Carrión, al inicio de su concierto en el Palau Sant Jordi, el 23 de mayo

Eladio Carrión, al inicio de su concierto en el Palau Sant Jordi, el 23 de mayo / Adrián Quiroga

Ignasi Fortuny

Ignasi Fortuny

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Al grandullón Eladio Carrión se le conoce un corazón enorme -a su madre Sol María dedica su último disco y la gira que le ha llevado al Palau Sant Jordi esta noche-, también un cuerpo rugoso y duro con el que se enfrenta a envidiosos y enemigos, si es que los tiene este afable artista estadounidense de origen puertorriqueño. Habilidoso en el diálogo, diestro en las batallas, sincero, travieso y encandilador cuando toca -y cada vez toca más a menudo, será por su reciente paternidad, aunque mantiene siempre una pata en el trap, allí donde destaca-. Canciones de “trapear” o de “sentimiento”, va presentando él. 

Público en el concierto de Eladio Carrión en el Palau Sant Jordi, el jueves 23 de mayo

Público en el concierto de Eladio Carrión en el Palau Sant Jordi, el jueves 23 de mayo / Adrián Quiroga

Eladio Carrión necesitó muy poco para lograr que “una maldita energía increíble” circulara por un tembloroso Sant Jordi a rebosar de jóvenes. En la instaurada cultura del compulsivo consumo de grandes eventos, ha dejado, relativamente, de ser noticia que equis artista llene un recinto como el Sant Jordi. Más si el protagonista es uno de los capos del trap latino. Pero realmente el éxito es lo que sucede una vez dentro, y la conexión de Carrión fue instantánea y gigante. Varias veces jugó a que el público repitiera con decibelios disparadísimos: “Eladio Carrión, sendo cabrón”. Oye, cada uno construye su lema como quiere.

Solo, para qué más, en un escenario redondo, con las accesorias luces y fuegos y una toalla que acabó pesada por el sudor abundante, bordó una primera media hora fogosa, con el público botando sobre las bases de trap de algunos de sus himnos como ‘Kemba Walker’, el primero de todos con un tal Bad Bunny, o ‘Gladiador’, aquella que recuerda otros tiempos, como cuando tuvo que “josear” (trapichear) o “dormir en el auto”. La superación de obstáculos, el viaje hacia la cima, marca muchas de sus canciones, quizá por eso su figura sea más terrenal que otras de sus dimensiones. El ego solo lo luce en las canciones, esta noche extremadamente atento al público y a sus desmayos -varias veces paró el espectáculo- 'justificados' por los brincos constantes. "Reconozcan sus límites", advirtió.

A diferencia de otros, él no tiene problema en interpretar y hacer suya una canción hecha con su voz a partir de Inteligencia Artificial que fue un éxito viral, ‘Mi primera chamba’, que interpretó después de ‘Si la calle llama', esa canción sincera que dice: “Maldito dinero, como te odio, hijueputa, te quiero, te adoro, te amo”. "Yo he vivido las dos caras de la moneda", dijo más tarde.

Eladio Carrión, durante su concierto en el Palau Sant Jordi, el jueves 23 de mayo

Eladio Carrión, durante su concierto en el Palau Sant Jordi, el jueves 23 de mayo / Adrián Quiroga

"Una montaña rusa"

En un show que presentó “como una montaña rusa”, la parte más fría fue justamente la más acaramelada, basada en su último e inconstante álbum, ‘Sol María’, como la dulzona ‘TQMQA’ (Te quiero más que ayer) o ‘La canción feliz del disco’. En este impasse la intensidad pasó de medirse en saltos a hacerlo en achuchones. En el tramo final, una tras otra y sin trampa: desde la soleada 'Paz mental' a 'Mi error', que interpretó con la condición de que nadie llamase en ese momento a su expareja, pues a una de ellas está dedicada esta canción.

Antes de terminar, un momento de reconocimiento, en palabras del estadounidense, "a dos de los pocos artistas que tengo en mi Spotify". Y sonó 'Andando', pieza con Morad y Beny Jr, que acompañó a Eladio Carrión en el escenario con un niño en brazos. Se animó con 'Pelele', del primero de los dos artistas de La Florida, a capella -momentos antes de que todo el Sant Jordi corease "Morad, Morad", ahora en prisión, reclamando poder volver a disfrutar de él en concierto- hasta que pasó a una canción titulada con el nombre de un ídolo común de ambos, Mbappé. "Uno de los mejores traps de las últimas décadas", proclamó Eladio Carrión. "Young rich nigga como Mbappé", dice. Retumbó el Sant Jordi, que, a base de brincos, seguramente hoy esté unos centímetros más cerca del nivel del mar.

Suscríbete para seguir leyendo