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La transversalidad del peronismo

Cristina Fernández de Kirchner, a la salida de los juzgados donde fue a declarar, el 13 de abril, en Buenos Aires.

Cristina Fernández de Kirchner, a la salida de los juzgados donde fue a declarar, el 13 de abril, en Buenos Aires. / REUTERS / MARCOS BRINDICCI

Estimado José A. Sorolla, en referencia a su artículo de opinión del pasado lunes 20 de junio sobre el peronismo en España, quería decirle que estoy de acuerdo en algunas afirmaciones. Soy Argentino de nacimiento y con muchos años en Barcelona. Es posible que sea casualidad, pero también podría ser su aportación, aprovechando que fue el día de la bandera en Argentina, para que el PJ (Partido Justicialista), reflexione y forme una alternativa compacta para próximos gobiernos.

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No es fácil explicar el peronismo, aunque desde el escaparate del primer mundo lleguen a definirlo con unos pocos términos. Soy peronista y podría explicarle mis sentimientos y si usted es capaz de entenderme, podría tener mucho ganado para comprender el qué y el por qué del movimiento que se asienta en unos valores que, desgraciadamente, no todos los líderes políticos los utiliza para el bien del pueblo.

Al ser un movimiento transversal, el peronismo es capaz de generar todo tipo de personajes. A partir de aquí, debemos ser más objetivos y aceptar las reglas de juego que son, precisamente, las que incumplen las potencias cuando consideran que los gobiernos “populistas” afectan sus intereses.

Cristina Fernández asumió públicamente que Argentina es un país capitalista, lo de “izquierdismo demagógico” es subjetivo y resalto esto porque en esta Europa aún perduran las etiquetas que pueden llevar al ostracismo de los etiquetados. Pasaron más de 26 años desde la caída del muro de Berlín y muchos progres de “izquierda” no se enteraron. Mientras tanto, el poder económico, que supo adaptarse, sigue llevando las riendas del “progreso”. Y ahora a nivel mundial. 

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