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Sant Jordi: De fomentar la lectura a fomentar el mercadeo

La idea original era buena. Un día dedicado al libro (dejaré de lado el tema de la rosa, por no meterme de lleno en un charco). Hastiado de campañas promocionales de libros en prensaradio televisión días antes de Sant Jordi, desde hace años he desarrollado una idea macabra en mi cabeza que por fin este año he llevado a cabo. El pasado 23 de abril, por la mañana, me dediqué a recorrer todos los 'stands' que pude en mi provinciana capital preguntando por un título en concreto. Elegí un clásico por sorteo. Podría haber sido cualquier otro, pero la fortuna quiso que fuera ese. No hace falta decir cuál. Tampoco hace falta que diga cuál fue el resultado. Ni estaba, ni se le esperaba.

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Eso sí. Los 'stands' rebosaban de supuesta literatura escrita por famosillos de medio pelo que, con cualquier escusa y aprovechando el tirón de sus intervenciones en los medios de comunicación, venden a tanto el kilo de papel escrito lo primero que les pasa por la cabeza. Sin ninguna sustancia, sin ningún mensaje. Supuestos escritores que solo piensan en ganar dinero a base de seguir metiéndonos la ñoñería insoportablemente superficial con que nos bombardean a diario desde sus atalayas, convirtiendo nuestra sociedad en algo cada vez más insustancial.

Me apena. Porque han conseguido que veamos como normal lo que no lo es. Porque aquí, hasta el más tonto aprovecha la oportunidad para sacar tajada. Porque hay escritores que tienen algo que decir pero no los medios para hacerlo. Porque se han cargado la idea del día de Sant Jordi, desvirtuándolo hasta tal punto que ha pasado de fomentar la lectura a fomentar el mercadeo. Porque no importa el mensaje, sino que el mensajero sea alguien que sale por la tele, aunque lo que haya escrito no tenga más contenido que el manual de la Termomix. Y si me apuran hasta me apena por tanto árbol talado en vano.

Yo, por mi lado, continuaré a lo mío, y el próximo año recorreré de nuevos los stands con un nuevo clásico en la mente, a la espera de que alguien me demuestre que no todo está perdido.

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